Lucha Duradera por los Derechos de las Mujeres: El Efecto Matilda
Lucha Duradera por los Derechos de
las Mujeres: El Efecto Matilda
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En toda la historia han sido víctimas las
mujeres de una sistemática sustracción de sus derechos a la igualdad con los
hombres. Sustracción fundada en prejuicios y actitudes sociales con fuerte y
profundo arraigo que llenan más de poder y decisión a los hombres que a las
mujeres; son creencias discriminatorias que asignan minusvalía a su
inteligencia. Algo de esto ha cambiado, pero no mucho; existe un extenso camino
por recorrer.
Los reclamos y luchas de ellas han persistido a
lo largo de los tiempos. En el siglo XIX, entre otras, se destaca una mujer que
fue reconocida como: «Ella la que sostiene al cielo»; nombre que le fue
dado por la comunidad nativa de la Nación Mohawk en Estados Unidos. Su nombre
de pila fue Matilda Joslyn Gage.
Matilda fue activista precursora de la lucha
por la igualdad de los sexos a lo largo y ancho de buena parte del siglo XIX.
Trabajó en el contexto de los profundos cambios sociales y la concepción de los
derechos humanos que se produjeron a raíz del surgimiento de la Primera
Revolución Industrial y pocos años después de la Declaración de la
Independencia de Estados Unidos, cuando se proclamó que: «Sostenemos
como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que
son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos
están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad». Un esencial
principio que Abraham Lincoln invocó en su resaltado «Discurso de
Gettysburg», en medio de la cruenta guerra civil de ese país, al proclamar
que: «Nuestros padres crearon en este continente una nueva nación, concebida
bajo el signo de la libertad y consagrada al principio de que todos los hombres
nacen iguales».
Como recordación de que las
mujeres son también parte activa de los acontecimientos históricos e imbuida de
esas ideas y principios liberadores y de igualdad, Matilda participó de manera
activa, como mujer precursora de los derechos que por igual debían amparar a
mujeres y hombres, en la guerra civil de ese país del lado de los
abolicionistas de la esclavitud que dirigía el Presidente Lincoln; realizaba eventos para conseguir dinero para
los hospitales militares; corriendo alto riesgo personal refugiaba en su casa a
esclavos autoliberados. (https://shorturl.at/vWVbm).
Sintió Matilda en carne propia los efectos de
discriminación y minusvalía que se les asignaba a las mujeres. Aunque trató de
ingresar a estudiar medicina en una institución de corte liberal, donde podían
estudiar hombres y mujeres, fue rechazada porque ella era mujer. Por el
conjunto de sus acciones a lo largo de toda su vida fue reconocida como la
mujer que estuvo al frente con otras mujeres para la reivindicación de sus
derechos a la igualdad. Se consideró que sus ideas eran extremadamente
radicales, tal como ocurre con todo intento de ruptura con creencias,
privilegios y modelos sociales establecidos. Fue permanente su trabajo al lado
de la lucha por la abolición de la esclavitud, por los derechos de los nativos
americano y por el sufragio como derecho de las mujeres. En su trabajo por la
reivindicación de los derechos de las mujeres se encuentra un antecedente del
movimiento feminista que se hizo visible en el siglo XX.
Aparte de muchas conferencias, escribió Matilda
varios libros. Entre ellos el titulado «Women,
Church, and State» (Las Mujeres, la
Iglesia y el Estado) en el que resaltó la condición patriarcal y de
misoginia de las Iglesia, el abuso sexual de niños y mujeres por clérigos y el
tráfico sexual en su país. Recalcó, sin cansancio su rechazo al
indignante carácter obtuso de las iglesias y del Estado, con sus injusticias,
frente a las mujeres, la mitad de la humanidad, en nombre de la religión. (https://shorturl.at/ahsAF).
Escrito
con otras mujeres, en el libro The Woman’s Bible (La Biblia de las
Mujeres) con versículos tomados de distintos libros de la Biblia destacaron
que las leyes y código civiles, la iglesia y el Estado, sacerdotes,
legisladores, partidos políticos y distintas denominaciones religiosas han
enseñado a todos que las mujeres fueron creadas inferiores al hombre y que ellas deben
estar sujetas a él. Una variedad amplia de modos,
ceremonias, costumbres sociales, actos legales y variedad de códigos, han surgido de
esa idea. Todo ello a pesar de que «en los libros sagrados de las religiones
se enseña el amor, la caridad, la libertad, la justicia e igualdad para todos
los miembros de la familia humana». Pero, el espíritu es el mismo: en todos
los períodos e idiomas, persiste la hostilidad hacia ella en su lucha por la
igualdad». (https://shorturl.at/mEALG).
Fue Matilde reconocida como «la mujer que se adelantó a
las mujeres que se adelantaron a su tiempo»; en efecto, así ha sido. Siglo
y medio después de su lucha en conferencias, asociaciones de mujeres y libros fundamentando los
derechos en general de las mujeres, la lucha por ellos derechos como la
libertad para divorciarse y para poseer autonomía reproductiva, persisten en el mundo, como también
perduran diversas formas de esclavitud, abierta discriminación contra las
mujeres, con canales de ascensos social y económicos llenos de talanqueras. En
varios países del mundo existen restricciones legales y sociales que dificultad
el sufragio universal como un derecho.
En 2025, en el mundo, grupos de mujeres activistas llevaron a
cabo manifestaciones para exigir leyes que garantizaran, como derecho, sus
autonomía reproductiva, su fertilidad y su vida sexual, así como también la
maternidad libre, la interrupción voluntaria del embarazo y la despenalización
del aborto. Pareciera que la lucha continuará. Todavía hoy, un
siglo y cuarto después de la muerte de Matilde todavía se reclaman abiertamente
reformas sociales para superar la discriminación contra las mujeres, afianzar
el derecho al divorcio y poder ejercer la autonomía reproductiva.
Matilde también escribió, en
1870, un folleto titulado «Woman as Inventor» (La Mujer como
Inventora) en la que relató las contribuciones de las mujeres en el campo
de la creatividad y la invención, pero que no reciben el reconocimiento que sí
se les hace a los hombres. Mencionó el caso de Catherine Green, quien inventó, en pleno auge
de la Primera Revolución Industrial, la desmotadora de algodón, pero no sacó la
patente a nombre de ella, ya que si lo hubiera hecho caería en la contumelia y
el ridículo ante propios y extraños. La costumbre y ley no escrita por años
hacían mala cara a cualquier mujer que se atreviera a tomar tal paso. Resaltó
Matilda, en esos años ya idos, que las mujeres no se han atrevido a ejercer sus
facultades intelectuales excepto mediante determinados modos ocultos. (https://shorturl.at/efCCc).
En 1993, la
profesora Margaret Rossiter usó el término «Efecto Matilda» para
referirse a la ausencia de reconocimiento a las contribuciones científicas de
tantas mujeres. Asunto que abordaré en otro artículo.
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