¿Es Usted Rico? O ¿Qué Clase de Riqueza Tiene Usted?
¿Es Usted Rico? O ¿Qué Clase de Riqueza Tiene Usted?
Enrique E. Batista J., Ph. D.
https://paideianueva.blogspot.com/
En abril de
2024, The Economist (https://shorturl.at/bwzA9) publicó un
artículo en donde resaltó que los nacidos entre 1997 y 2012, la generación Z,
tienen en comparación con las anteriores «ingresos económicos sin precedentes».
Esa generación está compuesta por cerca de 250 millones de personas; la mitad
tiene hoy trabajo de tiempo completo, además de preeminencia en cargos
ejecutivos en el sector privado, así como en la política, en los gobiernos y en
la inversión económica.
Es evidente que el artículo enfatiza la riqueza
económica. Pero ¿tiene esa generación otras riquezas posiblemente más
importantes para el buen vivir? Independientemente de la generación suya, las preguntas son: ¿Es usted
rico?, ¿qué clase de riqueza tiene?, ¿qué le falta para ser rico?, y ¿qué hacer
para alcanzar la riqueza?, y ¿por qué existen ricos muy pobres y pobres muy
ricos?
Con frecuencia se entiende por
riqueza la acumulación de bienes materiales (en especial de dinero), pero el
constructo riqueza va más allá, porque como es bien reconocido existen
varias clases de riqueza, más cercanas a la dimensión humana de la especie,
menos conectadas con la posesión de dinero y más, mucho más, a bienes de
naturaleza inmaterial. Por ello, se enuncian otros tipos de riquezas: la espiritual, la emocional, la intelectual,
la de conocimientos, la informacional, la cultural, la ecológica, la familiar,
la social y la moral (https://tinyurl.com/4y36ekmf).
Los grupos culturales y las naciones tienen riqueza fundada en un
territorio, lengua, etnicidad, costumbres y tradiciones cultivadas y
preservadas por eones. La riqueza cultural se refiere a sentimientos, valores y
actitudes necesarios para mantener la vigencia y existencia del respectivo
conglomerado humano para sobrevivir ante los peligros avasallantes que se
expresan en la globalización de las sociedades y en la dominación por naciones
más poderosas.
La riqueza cultura se manifiesta en los modos particulares de
interacción con los bienes naturales; los ecosistemas que poseen esos bienes
son también determinantes de la riqueza cultural; por ello, diversas
comunidades mantienen relación simbiótica y de conservación de los hábitats, ya
que ellos forman parte de su riqueza. Por esta razón, también existe la riqueza
ambiental, la cual es necesaria para preservar no sólo los bienes culturales,
sino la existencia propia de las colectividades y de la vida de todos en el
planeta. (https://tinyurl.com/4y36ekmf).
Más allá de lo económico, la riqueza es también social y moral. La
social está conectada al impacto que las demás formas de riqueza tienen sobre
los grupos sociales y la sociedad en general. Ella hace referencia a la
propiedad colectiva de las diversas formas de riqueza y a la habilidad de las
personas para reconocer, analizar y proponer soluciones frente al
reconocimiento de la intolerable condiciones de desigualdad, de la presencia
inexcusable de la inequidad, de la prosperidad de unos y la insatisfacción de
las necesidades básicas de muchos otros.
La riqueza moral se construye con la cimentación de la justicia y con el
reconocimiento de lo que socialmente es justo e injusto en la distribución de
la riqueza material y en el abusivo uso de la riqueza ambiental o ecológica
para beneficio de pocos con destrucción inmisericorde de los bienes naturales.
La riqueza espiritual se fundamenta en la diversidad de valores que
orientan la vida de los individuos y de toda comunidad en conjunto; se nutre
del trabajo y compromiso cotidiano con los demás, así como de la formación que
se recibe en la familia y en la escuela. Es una riqueza que proviene de tener
creencias y valores sólidos. Se asocia esta riqueza a valores adicionales
supremos como son la lealtad, la fidelidad, la gratitud, la probidad, la
confianza mutua, la amistad, el compañerismo y las obligaciones solidarias. De
otra parte, la riqueza intelectual se refiere a la habilidad para aprender de
manera continua y al desarrollo de la predisposición consciente para aprender
de modo cotidiano, al empleo del entendimiento y de la inteligencia para
alcanzar a contribuir, desde lo individual, a la consolidación de las riquezas
social, moral y cultural, riqueza que, a la vez, habilita la riqueza social en
la medida en que facilita la consolidación de grupos sociales y de la cultura a
la que se pertenece. (https://tinyurl.com/4y36ekmf, https://tinyurl.com/2hhayrsr).
Bien se ha afirmado que quien tiene amigos, tiene buena riqueza social, lo cual lleva a la consideración de otra forma humanizante de riqueza: la emocional. Esta se relaciona con los vínculos afectivos y la habilidad tanto para experimentar como expresar emociones de manera saludable. Tener relaciones de afecto cercanas y significativas con amigos y familiares es una fuente reveladora de riqueza emocional. Mientras que la riqueza familiar se construye a través del amor, la comunicación abierta y la solidaridad en cada momento o instancia que depara la vida. (https://tinyurl.com/4y36ekmf).
Por el contrario, la riqueza material centrada en la adquisición de dinero se asocia con pobreza espiritual, social y moral, con la ausencia de riqueza interior, con rudeza, torpeza y vileza, muy distantes de las riquezas social, moral, ambiental y espiritual, lejos de la belleza, la certeza, la gentileza y la grandeza que iluminan a los que sí las poseen y emplean para la búsqueda de la felicidad individual y colectiva como la manifestación suprema del bien común.
La riqueza en el conocimiento se manifiesta por medio de una educación, familiar y escolar, de buena calidad, la que se constituye como un medio poderoso para nutrir a niños y jóvenes de las riquezas humanizantes, para promover la igualdad y asegurar el progreso colectivo. El acceso equitativo y libre al conocimiento, el cual es un bien universal, es la base del progreso colectivo y de sociedades justas e igualitarias.
Entre muchas estrategias de formación escolar y
familiar están las olvidadas fábulas (fabular = hablar, relatar) con sus
claros, y a veces punzantes, conclusiones morales. En muchas de ellas, con sus
breves relatos, se demuestra que ser feliz, que tener éxito en la vida, no se
fundamenta en el atesoramiento de dinero y de otras fortunas materiales.
En el contexto de las riquezas aquí tratada están estas dos muy breves del fabulista Esopo y que muchos podrán recordarlas:
Érase una vez un hombre muy rico que vendió todo lo
que tenía a cambio de varios lingotes de oro. Y para que nadie le robara,
enterró el oro en un bosque. Todos los días acudía al lugar para comprobar que
su oro seguía allí, sin saber que un ladrón lo vigilaba escondido.
Una noche, el ladrón desenterró el oro y se lo
llevó. Cuando el rico descubrió el robo, dio tal grito que un vecino se acercó
a ver qué pasaba. El hombre rico lloraba, desesperado. Entonces el vecino tomó
unas piedras, las enterró en el mismo lugar y dijo:
—Aquí tiene su tesoro. Sabe que nunca habría
gastado sus lingotes. ¿Qué más le da, entonces, que sean piedras? Así por lo
menos dejará de sufrir.
Moraleja: Corazón codicioso no tiene reposo
Esta fábula de Esopo nos enseña que la riqueza, si no se comparte, no vale nada y solo trae pobreza. (https://tinyurl.com/yvs53hn5).
«La gallina de los huevos de
oro»:
Érase una vez un campesino pobre
que encontró una gallina muy especial: cada día ponía un huevo de oro. Desde
ese día, su suerte cambió y se convirtió en el hombre más rico de la región.
Pero llegó el día en que el
campesino quiso más huevos de oro al día. Y tuvo una idea.
—Si la gallina pone huevos de
oro, será porque los tiene dentro… ¿Y si saco todos de golpe?
Así fue como el campesino
avaricioso mató a la gallina y, con ella, su fuente de riqueza. Desde ese día
se tuvo que conformar con huevos de yema.
Moraleja: La avaricia rompe el saco.
Esta fábula de Esopo nos enseña que la persona avariciosa siempre quiere más, y que debemos valorar lo que tenemos. (https://tinyurl.com/yvs53hn5).
Es preciso recordar que las
fábulas son un recurso formativo muy importante que, aparte de enriquecer a los
alumnos con la dicha de la buena lectura, fomentan la adquisición de valores
cruciales a partir del conjunto de variadas moralejas que cada alumno puede
construir a partir de cada relato.
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