Presencia y Persistencia de la Abominable Esclavitud Infantil
Presencia
y Persistencia de la Abominable Esclavitud Infantil
Enrique E. Batista J., Ph. D.
https://paideianueva.blogspot.com/
Niños, niñas y adolescentes continúan siendo
esclavizados, no sólo en los países más pobres, sino en todo el mundo.
Datos
de la UNICEF indican que hay en el mundo más de 400 millones de niños y
niñas (entre 5 y 17 años) sometidos, a tan tierna edad, a trabajos peligrosos e
inhumanos, a la esclavitud y explotación infantil, a torturas físicas y
psicológicas y a acciones humillantes contrarias a la dignidad humana y a la
ternura que debe acompañar en su crecimiento a los niños. A todos ellos, que
entran a formar parte de una industria lucrativa, se les violentan sus derechos
humanos fundamentales y se afectan, por siempre, su desarrollo intelectual y la
salud física y mental; muchos también sufren de muerte prematura. (https://tinyurl.com/497426wv).
Por una inveterada costumbre en la India, un niño llamado
Iqbal
Masih a la edad de 4 años fue cedido por
su padre a fabricantes de alfombras para recibir a cambio el dinero (cerca de diez
dólares) con el cual poder pagar los gastos de la boda del hijo mayor.
Costumbre arraigada y validada en esa cultura. Era un préstamo, a manera de prenda, como si
fuera una mercancía depositada en una casa de empeño.
Es fácil imaginar la cantidad de sufrimiento que padeció el
pequeño Iqbal a tan corta edad para incorporarse a una fábrica y trabajar 12
horas o más diarias, bajo muy adversas condiciones de insalubridad, maltrato y
falta de adecuada alimentación, lo cual afectó severamente su desarrollo físico
y mental. A la edad de 10 años, se escapó de sus esclavistas y, asociado con
otros niños, se convirtió en un activista social para denunciar la barbarie a
la que eran sometidos los niños como esclavos en la mencionada fábrica. Su voz
alcanzó eco en la comunidad mundial. El 16 de abril de 1995, a la edad de 12
años, fue asesinado, acción criminal que fue atribuida a los mercaderes de las
alfombras. Ese
día, 16 de abril, se fijó para conmemorar, cada año, el Día Mundial contra
la Esclavitud Infantil. (https://tinyurl.com/4a9ebynk).
Se
sabe que la esclavitud es un delito cruel, combatido sin mucha perseverancia y
firmeza alrededor del mundo, por ello, esta atrocidad contra los niños sigue
presente.
La esclavitud, como tráfico
de niñas y niños, se asocia a: violencia física ejercida contra ellos, la
explotación sexual (abuso sexual infantil), pornografía, matrimonio forzado, tráfico
de órganos, trabajos insufribles en las calles, minas y campos agrícolas, la mendicidad
a favor del esclavizador (muchos de ellos entregados en arriendo por días, a
veces con desfiguración corporal intencionada). Asumen los niños roles como esclavo
doméstico, campanero para delincuentes, delincuencia en escala pequeña, sicariato,
o combatientes en conflictos armados. Sufren, además de tratos crueles, de
violación sexual y de variedad amplia de enfermedades, incluidas las de
transmisión sexual. (https://tinyurl.com/cere5ubp).
En muchos lugares, y por muchas personas en el mundo, el abominable
y execrable hecho de que exista en pleno siglo XXI la esclavitud, y en
particular la infantil y de adolescentes, es considerado, bajo una variedad de
explicaciones, como una práctica aceptada y justificada, como hechos escasos que
le ocurre, talvez, a algunos pocos, a pesar de que está clasificado como un
delito grave y de que los niños, niñas y adolescentes esclavizados son víctimas
inocentes, sin reparación total posible, dadas las secuelas, cicatrices físicas
y mentales, que arrastrarán a lo largo de toda la vida por los sufrimientos que
la ignominia de la esclavitud les crea. En Nigeria, la inmensa mayoría de los niños esclavizados
son vendidos por sus padres.
Sin embargo, se precisa reiterar que hay un abuso inmenso
contra los derechos humanos de niños y niñas. El «Protocolo
para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas»,
promovido por la ONU en el año 2000, fija, con criterio de aplicación forzosa
universal: «La captación, el transporte, el traslado, la acogida o la
recepción de un niño con fines de explotación se considerará 'trata de personas'».
Entre los fines de este Protocolo, están: «Prevenir y combatir la
trata de personas, prestando especial atención a las mujeres y los niños; b)
Proteger y ayudar a las víctimas de dicha trata, respetando plenamente sus
derechos humanos». (https://tinyurl.com/34fmmabm).
De
otra parte, «La Convención sobre los Derechos del Niño», de 1989, señala
que, por niño, se entenderá toda persona menor de 18 años; en su artículo 34
bien resalta que es obligación de los
Estados proteger a los niños contra
todas las formas de explotación y abusos sexuales que permitan impedir: «La
incitación o la coacción para que un niño se dedique a cualquier actividad
sexual ilegal; la explotación del niño en la prostitución u otras prácticas
sexuales ilegales, y la explotación del niño en espectáculos o materiales
pornográficos». (https://tinyurl.com/57yxc3uc).
Recuérdese que no existe la mal llamada «prostitución infantil», sino la
explotación cruel, brutal e inhumana de niños en actividades sexuales, con
amplio provecho para los esclavizadores
lucrados del comercio sexual.
La
explotación de los niños ocurre con frecuencia o es iniciada, en ambientes
digitales, constituyéndose ellos en parte del amplio número de esclavos digitales
que hay en el mundo. Asunto que adquiere especial gravedad por el creciente uso,
no supervisado, de medios y recursos digitales, entre ellos las redes sociales.
La «Walk
Free Foundation», en su «Índice de Esclavitud Global» (https://tinyurl.com/5n8933t9),
considera que la esclavitud en su esencia «se refiere a situaciones de explotación en la cual una persona no puede
rehusar o abandonar debido a amenazas, violencia coacción o engaños» Y
precisa, además, que: «La
esclavitud moderna incluye el trabajo forzado, el matrimonio servil o forzado,
el pago mediante servidumbre de deudas, la explotación sexual comercial y
forzada, el tráfico de humanos y la venta y explotación de niños». Señala esa
misma organización que en 2020 cerca de 15.000.000 de niños vivían alguna forma
de esclavitud moderna, incluida la explotación digital y millones de ellos con
riesgos de ser captados por explotadores, depredadores y depravados sexuales.
En el «Índice Global del Tráfico de Persona», de 2022, se encontró que
el tráfico de humanos para trabajos forzados fue del 38.8% y para
la explotación sexual, cifra similar (38.7%). Las mujeres y los niños sufren la mayor
parte de la explotación, pero mujeres y niñas cubren cerca de 2/3 de las
víctimas detectadas. En cuanto a la explotación sexual, se encontró que el 27%
eran niñas y el 5% niños. (https://tinyurl.com/2v8sua9k).
Como
se indicó, no hay ningún país donde haya ausencia de esclavitud
infantil. Tomando, por ejemplo, el caso de la Unión Europea que, si bien tiene acciones
contra este aberrante crimen, presenta una situación como la siguiente: «En un momento dado puede
haber hasta 140.000 personas atrapadas en la trata de seres humanos. Según
UNICEF, el 20% de las víctimas son niños, la mayoría de los cuales son vendidos
a la industria del sexo». Muchos
de estos niños se desplazan solos, muchos de ellos fugitivos de sus propios
hogares, sin acompañamiento, huyendo de maltratos, guerras o hambrunas; así,
caen más fácilmente en manos de los esclavizadores traficantes. (https://tinyurl.com/y6yvmeyn).
Precisamos todos ser
parte activa del compromiso universal para acabar con la esclavitud infantil. Padres
de familia y maestros formarán a los menores sobre los riegos de llegar a ser
un esclavo infantil, incluida la esclavitud digital. Acciones todas
fundamentadas en los derechos universales, inalienables e indescriptibles que
tienen los niños: A la vida y la supervivencia, a una familia, nacionalidad e identidad (o
sea, a un nombre), a vivir en libertad, desarrollar su potencial
cognitivo, afectivo y de aptitudes, a la recreación y el juego, a la protección
contra la explotación y el abuso de cualquier índole. Y, claro será para todos,
a la salud, nutrición y educación de calidad sin exclusiones.
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