El Fuego, la Iluminación Espiritual y las Luces de Navidad
El Fuego,
la Iluminación Espiritual y las Luces de Navidad
Enrique E.
Batista J., Ph. D.
https://paideianueva.blogspot.com/
Las luces de
Navidad pueden tener su origen en la creación de nuestro universo. Estamos
hechos de polvo de estrellas. La sentencia bíblica en el Génesis (o sea, en los
mismos orígenes de la creación) que nos dice: «… volverás a la tierra de la
cual fuiste hecho, pues eres polvo y al polvo tendrás que volver» nos
permite reconocer el hecho particular de lo que efectivamente somos, polvo de
estrellas. Hace al menos 14.500 millones de años, se creó este universo que, en
su origen, fue un acontecimiento de creación de luz, energía, calor y del fuego
que dio lugar a estrellas que, como el sol nuestro, son todas de fuego puro. Sin
el fuego no existiríamos y tampoco podríamos expresar con fogosidad el calor de
nuestros más preciosos y cálidos sentimientos. La especie humana existe, tal
cómo somos hoy, por el hecho de que millones de años atrás el hombre descubrió
el fuego y supo cómo mantenerlo. Nosotros, como todos los seres vivos, expedimos calor con
nuestros cuerpos, porque del fuego venimos y de energía estamos hechos; en la
alimentación controlamos las calorías; es decir, el fuego interior que nos
permite movernos y vivir. Si se acaban esas calorías, se acaba la vida.
El fuego y el agua
aparentemente son contradictorios, han estado presentes en la vida espiritual
de todas las religiones y culturas que han existido en el mundo. Simbolizan el camino hacia la purificación. El fuego ha sido una
manera de manifestar el deseo comunicación con la divinidad; entre los hinduistas
el fuego en sí mismo es un dios. Hoy el
significado cultural del fuego es «tan diverso como las personas que lo han utilizado encarnando asuntos de
vida y muerte … actuando como un catalizador para el cambio, la purificación y
la sanación». (https://shorturl.at/wIN49, https://shorturl.at/bhwxy).
El fuego ha sido el puente para conectar
nuestra vida terrenal con lo espiritual. Es el camino para la transformación y
la purificación de las almas; es energía para la limpieza de todas las
impurezas negativas y motor de la iluminación interna que nos impulsa para
alcanzar designios superiores. De modo literal, el fuego es luz, es iluminación
de cuerpo, mente y alma. (https://shorturl.at/fpBP7).
La creación del
fuego se dio, como se indicó arriba, desde el
comienzo mismo del universo. La mirada al espacio exterior nos muestra que el
universo está incendiado, colmado de estrellas que crecen y explotan, pleno de
galaxias enteras en medio de fuego permanente, así como de las misteriosas
materia y energía oscuras que constituyen la masa mayor de lo que aquí y allá
afuera vemos.
En la mitología griega, el fuego era de posesión exclusiva
de los dioses, hasta que un generoso titán, un semidiós llamado Prometeo,
movido por su intensa generosidad y condolido por el frío que padecían los
humanos, les robó el fuego a los dioses y se los pasó a los humanos para que
vivieran mejor. Los humanos pudieron entonces fundir metales, desarrollar
tecnologías, calcular el tiempo, navegar, curar enfermedades, calcular y crear
artes y ciencias. Por ese supremo acto de
generosidad, los dioses lo condenaron a permanecer encadenado a una piedra en
lo alto de una montaña para que los buitres le devoraran, día a día, sus entrañas,
las cuales le volvían a crecer como castigo y sufrimiento eterno. El mito se
adelantó a explicar, con precisión, el curso de las creaciones que seguiría la
humanidad una vez que los humanos dominaran el fuego.
Con el descubrimiento del fuego, y de
su preservación, la especie humana se abrió
camino hacia dinámicas trasformaciones que han posibilitado su supervivencia. Se
reconoce que el fuego es el más grande descubrimiento que ha hecho la especie,
en especial porque con él mejoró sus defensas y fue menos vulnerables frente a
los animales salvajes, ayudó en la cacería de estos para su manutención, inventó
la cocina, coció los alimentos mejorando su sabor, la digestión y la ingesta de
proteínas, creó la posibilidad de vida nocturna, y protección contra fríos
extremos, alargó la duración de la vida en años. Adquirieron los humanos mayor
fuerza corporal y crecimiento del cerebro, con lo cual se dio el desarrollo de
la mente y de la conciencia, pudiendo generar lenguajes, producir creaciones
artísticas, desarrollar conocimiento, abundar en creatividad,
desarrollar herramientas y recipientes de cerámica para facilitar la vida
diaria, fundir y dar forma a los metales, crear y mover maquinarias y otros desarrollos
tecnológicos como la escritura. El fuego liberó
a los primigenios habitantes de la Tierra de la restricción de estar anclado a
un solo espacio geográfico con desplazamientos que dependían de la presencia de
la luz solar; llegada la noche se acababa la actividad humana. Con el fuego,
se aseguró la supervivencia misma de la especie y se inició la humanización,
tal cual como la tenemos hoy. (https://shorturl.at/ghCIO).
Las fiestas
paganas en la remota antigüedad se celebraban iluminando las noches con
antorchas; hasta hace muy poco, la cumbia se bailaba en noches oscuras con
velas encendidas en las manos de los rítmicos danzantes. Muchas
celebraciones civiles, personales y religiosas se acompañan de fuego. En la
torta de cumpleaños están presentes las velas, las
cuales representan la alegría de los años ya vividos y el agradecimiento por
ello al Ser Superior. Los rituales deseos que se expresan antes de apagarlas
permiten recordar la fortaleza de la presencia inmanente de la esperanza; son
deseos para invocar la bendición y protección divina y, por lo tanto, siempre
tiene que ser un acto de comunicación con Dios.
En otros
sacramentos católicos, como en la primera comunión y en la confirmación, está
presente el fuego mediante cirios que portan los cristianos. Existe también el Cirio
Pascual, que simboliza la luz que supera a la oscuridad y
a la muerte. En muchas honras fúnebres
se realizan los velorios con velas encendidas, ceremonia llamada velación, cuya
luz simboliza la iluminación del camino de alma del difunto hacia la gloria
eterna. (https://rb.gy/acdxd3, https://rb.gy/acdxd3).
Un elemento distintivo de la Navidad
es la abundancia de luces. Hoy, muchos años
antes de que tuviéramos la energía eléctrica, los árboles de Navidad eran
adornados con velas, lo cual se originó en el siglo XIX. El empleo de las luces
en Navidad encarna a la luz que el Niño Jesús trajo a este mundo necesitado de
su espiritualidad, de su energía; es la luz de la esperanza en un mundo
recorrido por las tinieblas del pecado; luz que alumbró a los hombres de buena
voluntad con sus mensajes de la Buena Nueva. Con su luz espiritual, el
Niño Jesús trajo la luminosidad que marca el camino a la salvación eterna. Se
encienden las luces de Navidad porque la oscuridad representa el límite de lo humano
y el ambiente propicio para el miedo, el temor y la pérdida de la esperanza. (https://shorturl.at/zNO36, https://shorturl.at/sR589).
Las velas, cirios
y bombillas han dado paso a las luces LED, con los cuales renovamos la
conciencia de reducir el consumo energético y la emisión de CO2, que
se generan con los alumbrados. Se conocen ya nuevos desarrollos de bombillas
que funcionan con energía solar, la cual debemos privilegiar. En la adoración
al Niño Jesús en todas las Navidades cuidamos el planeta, la casa común que nos
otorgó el Creador.
Recordemos
a los tres sabios que tras haber visto y seguido a una brillante estrella en el
oriente llegaron al recién nacido Hijo de Dios y con gran gozo lo adoraron. Esa
estrella queda simbolizada en la que se pone en la parte más alta de los
árboles de Navidad. Orientados espiritualmente por la misma estrella divina de
los tres sabios, alabemos al recién nacido, orando y cantando alegres
villancicos: (https://shorturl.at/twCIL).
Ven,
ven, estrella de Belén
bienvenida
ven, ya ven,
llévame
a adorar al Niño
trajo
dicha, paz y bien.
Alto, bien alto en el cielo
una santa estrella anunció:
Es Navidad, es Navidad,
alegría el Salvador nació ya.
¡Feliz Navidad! ¡Merry Christmas! ¡Joyeux
Noël! ¡Frohe
Weihnachten! ¡Feliz Natal! ¡Buon Natale!
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