Digitalizar las Escuelas: Una Prioridad para el Buen Futuro de la Generación 8G
Digitalizar
las Escuelas: Una Prioridad para el Buen Futuro de la Generación 8G
Enrique
E. Batista J., Ph. D.
https://paideianueva.blogspot.com/
La realidad universal en la
que vivimos ha llevado a un clamor
generalizado sobre la formación, de niños y jóvenes, acorde con los nuevos contextos. Pero, ha sido un
clamor recorrido de inacción y abierta indiferencia. Existen las personas que exigen
volver a la educación del pasado. Al analizar la pertinaz presencia de añejos procesos
formativos escolares, hoy se puede volver a insistir en procesos educativos innovadores con la
necesaria digitalización de las instituciones educativas de todos los niveles.
Afirmar que es necesario digitalizar ya las escuelas, es una necesaria aseveración con claridad contundente. Pero, a la vez, es necesario considerar las opciones que tenemos para alcanzar este propósito, dada la variedad de obstáculos y las actitudes negativas de muchos frente a las tecnologías en general y, en particular, a las digitales. Sabemos que, con alguna razón fundada, para algunos ciudadanos en general, padres de familia y muchos maestros, la digitalización es un asunto demasiado complejo para ellos.
Se ha configurado así un ambiente que ha obstaculizado la opción de coadyuvar a qué niños y jóvenes en las escuelas puedan tener acceso a los recursos de formación que, liderados por maestros cualificados en el uso pedagógico de las herramientas informáticas, puedan contribuir a alcanzar logros educativos apropiados para las nuevas realidades que ellos viven hoy en el mundo. Se cuenta con la ventaja de que los estudiantes, en general, están dispuestos a incorporarse al mundo de las tecnologías disruptivas más avanzadas, muestran interés en ellas y alcanzan a vislumbrar las potencialidades que tienen para su desarrollo personal, social y, con seguridad, para su vida laboral en el mundo futuro. A este hecho, se agrega que también hay un número creciente de maestros que entienden el poder transformador, que en sus propias prácticas pedagógicas tienen las diversas herramientas informáticas, a las que a ellos tienen acceso o que desean tenerlas como recursos para la enseñanza y para el fomento de altos logros formativos.
Es preciso entender que digitalizar la
escuela, no significa llenarla de computadores y variedad amplia de
herramientas informáticas. Se trata, más bien, como se ha reconocido, de la creación de modelos escolares
disruptivos en dónde las herramientas digitales sean apoyo de primer orden para
alcanzar los más altos fines formativos que tiene la escuela, fines que hoy requieren actualización para alcanzar correspondencia con las
exigencias de la ciudadanía digital global, de la vida democrática y pacífica,
del cuidado de la naturaleza, así como
de los requerimientos del muy cambiante mundo laboral.
El mundo
del trabajo impone hoy a las personas muy
nuevas y exigentes condiciones de formación, como ciudadanos y trabajadores. Entre ellas están: el desarrollo de conocimientos y habilidades en los campos de las ciencias, las
tecnologías, de actitudes y valores personales,
sociales, y éticos, que de modo amplio,
a manera de paraguas englobador, se han
agrupado alrededor de las seis «C»: Comunicación, Creatividad,
pensamiento Crítico y Cooperación, Comprensión
significativa de ciencias, tecnologías, artes y culturas, y Conductas éticas.
El modelo
reconocerá que los alumnos conforman la llamada generación «8G», que en
escrito anterior caractericé como los niños y jóvenes, quienes ahora y hacia su futuro enfrentan
ocho grandes desafíos: 1. Destrucción ambiental y sexta extinción masiva de
especies. 2. Control de sus vidas por avanzadas redes neuronales y de la
inteligencia artificial (con la anulación de la inteligencia humana tradicional
y la eliminación de la libertad de pensamiento y de acción) 3. Gobiernos
totalitarios y anulación de las democracias. 4. Surgimiento de nuevas
pandemias. 5. Peligros de guerras nucleares y ciberguerras. 6. Control por poderosas organizaciones de la información
propia, en especial de la más valiosa, la del ADN. 7. Construcción de una nueva
identidad antropológica en lugar de
llegar a ser «cíborgs» sumisos y esclavos digitales y 8.
Mantenimiento y preservación de los valores humanos esenciales e incorporación
creativa de nuevos.
Importa cesar de emplear la
desgastada frase de que es necesario
mejorar la calidad de la educación. Esto no se logra con reiterados discursos o
anotaciones en los medios de comunicación, señalando a los maestros como chivos
expiatorios. Será evidente a todos que los nuevos y disruptivos fines
formativos exigen variar las muy
impropias concepciones de la calidad de
la educación vigentes hoy. Usualmente, esa
inútil prédica toma como base de dicha
calidad a pruebas de Estado mal elaboradas, sin pertinencia para la formación
requerida hoy y muy poco del conjunto de los nuevos aprendizajes, de las seis
habilidades «C» señaladas arriba, la pertinencia para la generación «8G»
y las exigencias de la revolución industrial vigente.
Se requiere apoyo estatal y
ciudadano para promover y respaldar la digitalización de las
escuelas e impulsar los cambios en las estrategias
de enseñanza que emplean hoy los maestros, así como la creación de novedosos
ambientes escolares en los que se promuevan los nuevos aprendizajes; cambios
que enfatizarán el aprendizaje adaptado a las reales condiciones que afectan y
se viven en la sociedad, a los
desarrollos en el mundo del trabajo, a la variedad de los contenidos, a las condiciones
y circunstancias personales de los alumnos; todo lo cual que lleva a la promoción de los aprendizajes prescriptivo, adaptativo, flexible, situado e individualizado. A ello se suma la también necesaria vigencia del trabajo interdisciplinario,
liderado por grupos de maestros, formados
para escuelas digitalizadas, alrededor de explícitas metas formativas de los
más altos niveles. (https://rb.gy/zjrtfd).
Se
presentará, ante las propuestas innovadoras, la resistencia de algunos, así como el desasosiego y frustración de otros, ya que una
digitalización de las escuelas exige
fuerte inversión económica en la
formación de los maestros y directivos escolares y en tecnologías e infraestructura en el ya muy mal financiado servicio
educativo; hechos que se agrava por la
necesidad de actualización y renovación de equipos y variedad de
aplicaciones informáticas frente la
rápida obsolescencia de unos y otros. Son esas otras realidades que dificultan
la pronta digitalización de las
escuelas.
Si la
digitalización permea todas las facetas
de la vida, es necesaria una recualificación de los maestros alrededor de las nuevas tecnologías disruptivas con sus innovadoras dimensiones
pedagógicas para el aprendizaje y la enseñanza
en ambientes múltiples, interactivos y digitalizados. Las
instituciones que forman maestros, Normales y Facultades de Educación (con insistencia,
deben ser Facultades del Aprendizaje) requieren profunda reestructuración para
que el personal directivo y los profesores adquieran los conocimientos y
habilidades necesarias para la enseñanza y el aprendizaje en las escuelas, signadas por la digitalización del siglo
XXI. Los procesos, liderados por los
gobiernos, como las licencias (de funcionamiento de programas académicos o registros calificados)
y acreditación de alta calidad, requieren incorporar, so pena de estar «actualizándose» para el pasado, los criterios de innovación
de los enfoques pedagógicos y demás acciones conexas al empleo de recursos digitales para la enseñanza, el
aprendizaje y la gestión de los procesos educativos. (https://rb.gy/fieuva)
Conviene
resaltar una ventaja para las olvidadas y abandonadas escuelas rurales. Con la digitalización, se les podría facilitar
el acceso a los mejores recursos para la
formación escolar y para poder trabajar
en proyectos cooperativos entre escuelas rurales, entre éstas y las urbanas, o con otras alrededor del mundo. Se
podrían transformar los deteriorados ambientes de aprendizaje. Esta
digitalización requiere, obviamente, el
adecuado financiamiento estatal y que,
entre otros beneficios, los estudiantes
y maestros tengan acceso gratuito permanente
a Internet, al software apropiado y a los recursos de información que requieran
la variedad de proyectos educativos de
aprendizaje. Se podría asegurar, para
los olvidados sectores rurales, el
cumplimiento y la garantía del derecho
fundamental a una educación de calidad para todos, superar el tradicional
aislamiento y la exclusión, así como acrecentar
las oportunidades de incorporación productiva a la sociedad y al
ejercicio pleno de la ciudadanía nacional y global.
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