Incentivar el Ocio para Ser Parte de la Dicha de Crear, Ser y Estar Libres
Incentivar el Ocio para Ser Parte
de la Dicha de Crear, Ser y Estar Libres
Enrique E. Batista J., Ph. D.
https://paideianueva.blogspot.com/
El ocio, creativo por
definición, es el padre de toda sabiduría. Decir "ocio creativo" es
una innecesaria redundancia como se mostrará en este texto.
La escuela, se sorprenderán
algunos, es para el ocio. Para ello fue concebida, propósito que fue
alterado sin piedad con el discurrir del tiempo.
Se acerca el fin de año.
Para muchos estudiantes y maestros es la finalización del año escolar; para
otros es el receso de navidad y año nuevo. Entran ellos en una fase de ocio, ahora
fuera del contexto escolar. Las vacaciones sin ocio son, con extremada
frecuencia, un periodo de vagancia aburrida, sin rumbo.
Podrá, así mismo, parecer algo
contradictorio reconocer que en la actividad primigenia del ocio está el
aprendizaje, la creación y el surgimiento de nuevas ideas bajo el manto de la
satisfacción material y espiritual que producen los resultados creativos en
momentos de inspiración enmarcados por el ocio.
Invitemos al ocio permanente, a
su disfrute, al ver los productos de esa productiva actividad. En el ocio se crea, se ama, se construye,
porque los momentos de ocio están llenos de virtudes humanas. Por lo
tanto, conviene gozar de los actos creativos que el mismo facilita. En otros
términos, que viva y vivamos el ocio para ser parte de la dicha de la creación
humana, y también de la creación divina de los multiversos, que juntos suenan
armoniosas melodías cósmicas. El universo en el que estamos insertos y el resto
de los otros universos que existen, en paralelo al nuestro, fueron creados en
momento de ocio del ser supremo.
Vivimos en universos que
son resultados del ocio, porque el ocio, con reiteración, es creación. Algún
pernicioso decidió cambiar el significado de tan eufónica, bella y
creativa expresión. Hoy, contrario a su origen, es un voquible polisémico
en dónde, con doloroso infortunio, y sin respeto por su origen, prima su
acepción más negativa, la del ocioso y la ociosidad. De hecho, la palabra ocio
en su origen y etimología proviene del latín "otium", que sólo
significaba reposo, descanso de las actividades cotidianas, esas que
obstaculizan el pensamiento, acciones y compromisos creativos, bien
alejados de problemas y asuntos complicados de negocios o de política (https://rb.gy/3gakxi).
Ocio en inglés tiene como equivalentes a "leisure “ y a "leisure time", para referirse
a actividades no obligatorias, lejos de las tareas cotidianas y del
descanso, para que, librados de la rutina cotidiana, encuentren las
personas caminos productivos para la vida propia y la de todos los demás.
A su vez, "leisure" fue
tomado del latín "licere"
con el significado de estar y ser libre, y del francés antiguo "leisir", cercano a las palabras
placer en castellano y de "pleasure"
(también “placer” en inglés). (https://rb.gy/3yfzxq). La negación del ocio es el “negocio”. Se escribe, se vive,
se crea y se disfruta por el ocio y no por negocio.
La historia nos muestra actos y productos de creación al estar y ser
libres. En ocio estaba quien descubrió la penicilina y también quién escribió
los "Cien Años de Soledad", aquel que formuló la ley de la
relatividad, el qué inventó la Web y también los que inventaron la escritura y
la imprenta. En momentos de ocio se escriben cuentos para el deleite
infantil, se apoya a los minusválidos y excluidos y se ayuda a
superar dolor y penas a los atribulados y enfermos. En ocio está el maestro que
bien motiva el aprendizaje de los niños y pone el interés de estos por encima
de los suyos, así como la madre que con cariño y denuedo alimenta a sus hijos
lactantes y los cría para que sean seres humanos productivos. En ocio solidario
están aquellos que defienden los derechos de los demás y los que insisten en
promover los buenos modales, el uso de buen lenguaje y una educación de calidad,
equitativa y sin exclusión para todos; así mismo, hacen uso del ocio los que
luchan contra el calentamiento climático y la preservación de los ecosistemas. El
ocio es también para vivir en santidad y en unión con los seres divinos.
Está en ocio quien predica la fe de la salvación. Así, el ocio es una actividad
de disfrute, de compromiso personal y social con la naturaleza y también con
las divinidades. En ocio se mantiene el campesino que trabaja de sol a sol
para hacer productiva la tierra y fértiles a los animales que cría, y también
quien escribe este artículo.
Conviene en distintos campos de
las actividades diarias, y en el curso de nuestras vidas, distinguir y
reconocer a quienes incurren en el ocio creativo, animados para emplear su inteligencia,
fuerza material y espiritual, así como su capacidad solidaria y amorosa
para contribuir a la superación de las inequidades y crear condiciones
para un mejor vivir en sociedades pacíficas. En el ocio, los científicos han
dado solución a múltiples necesidades humanas y explicación a una variedad
amplia de fenómenos naturales, sociales o psicológicos. El ocio es la base de
la inspiración creativa porque, con reiteración, crea un estado mental y espiritual
para ser y estar libre. Y la libertad, como bien supremo humano, es el
fundamento de la creación. Por eso se dice que la búsqueda del conocimiento y
la creación son acciones humanas libres.
Ocio es el estado mental y
físico de la persona para llevar a cabo las tareas que libremente desea en su personal
propósito para comprender o solucionar una situación problemática. La
persistencia en el ocio es el camino para la creatividad y la solución a
infinidad de problemáticas sociales o naturales. Con infortunio intolerable,
carecemos de suficiente tiempo para el ocio; sin el ocio no podemos crear y
tampoco realizar progresos personales o de valía colectiva. Todos podemos ser
más creativos, más humanizantes, disponiendo de más tiempo y oportunidades para
el ocio. Aumentar el ocio para llegar a ser creativo es un desafío para cada persona.
El vago no está en actividades
de ocio, sino de por sí o por otros, negando el potencial de su condición
humana capaz de crear y de gozar. No se puede confundir ocio con vagancia; no
son lo mismo; por ello, a veces en la confusión de uno con otro, dice el viejo
refrán que: "Cuando el diablo no
tiene qué hacer, con el rabo mata moscas", pero Bertrand Russell reafirma
que: "El sabio uso del ocio es un
producto de la civilización y de la educación".
El uso cotidiano del voquible "ociosidad" ha llevado a que se
confunda con el ocio creativo; confusión de donde nació el refrán: "La ociosidad es madre de todos los vicios”.
(https://rb.gy/myzoxx), pero el ocio creativo, el que permite el surgimiento de los
sabios, es la base de la sabiduría.
Y para reafirmar lo escrito
aquí sobre el ocio, esta palabra tiene origen remoto en el griego “Skholè”, que significa “ocio, tiempo libre”. Así mismo, tiene raíz
en la palabra latina “schola”, que a
su vez dio origen a “escuela”. De esta manera, la noción de enseñanza tiene
su origen en la idea del ocio, es decir, contemplación, diversión y descanso. (https://rb.gy/tyu4tx).
La escuela es para el ocio,
para promover la inteligencia y el potencial creativo de cada estudiante, de
todos ellos.
Comentarios
Publicar un comentario