Nuestra Supervivencia Depende de un Laborioso, Bello y Dulce Animalito: La Abeja
Nuestra Supervivencia
Depende de un Laborioso, Bello y Dulce Animalito: La Abeja
Enrique E. Batista J., Ph. D.
https://paideianueva.blogspot.com/
Nuestra vida depende de una muy
pequeña abeja, minúscula y melosa criatura de Dios. El 20 de mayo de cada año se celebra «El Día de las Abejas». No es una
celebración de menor importancia.
Es un día para adquirir
compromisos con la vida en el planeta, la de nosotros y demás seres vivos, mas
no sólo de las muy dulces abejas. Es, a la vez, una oportunidad para que los
proyectos educativos ambientales de escuelas y colegios integren, desde varias
disciplinas, consideraciones formativas sobre sostenibilidad, cambio climático,
biodiversidad, respeto a todas las formas de vida, producción de alimentos, seguridad
alimentaria y hambre generalizada, pobreza; además de las consideraciones
éticas sobre el trato a los animales y el peligro que corren con la extinción.
Sin las abejas no existirían los
longevos bosques, creadores del vital oxígeno, ni tampoco el efecto positivo
que ellos tienen en la preservación de los muy determinantes y valiosos
recursos hídricos, en la conservación de la biodiversidad, en la regulación del
clima, la generación de nubes, en el albergue de millones de especies vegetales
y animales y en la tarea esencial para la vida de todos como lo es la de
producir oxígeno y alimentos. En caso contrario, no será posible la seguridad
alimentaria y tampoco la existencia de humano alguno en el planeta.
Las abejas salen alegres, con
admirable trabajo cooperativo, a recoger polen para alimentar a la reina y a todos
en el panal. Pero, ocurre que el dulce néctar que como alimento traen está
contaminado por plaguicidas; llevan la muerte al panal, a la reina y demás
habitantes en el mismo. Está ocurriendo en este momento, a diario. Ellas
contribuyen a mantener en equilibrio los ecosistemas que se encuentran en
estado crítico. ¿Qué pasaría si desaparecen las abejas?, indaga National Geographic. Por cada ser humano
existen 1400 millones de insectos, todos los cuales, llamados «impulsores del mundo», son artífices y
constructores del equilibrio de los ecosistemas; sin ellos se puede desbaratar
y acabar la armonía de la vida planetaria. Tienen los insectos la denominación
de «piedra angular» de la
biodiversidad. (https://rb.gy/mumc0v).
Las abejas no sólo
fabrican miel. Hacen algo esencial para la diversidad de las plantas en el
mundo: la polinización. Su preservación, y la de su hábitat, nos beneficia a
todos. Las abejas melíferas representan apenas una pequeña parte de la
población apícola; así, existen más de 20.000 especies de abejas, de la que
cerca del 90% de ellas son solitarias y no viven en colmenas. El valor de la
polinización para la supervivencia y para la diversidad de las plantas en el
mundo se puede inferir bien por el que el 90% de las plantas con flor son
polinizadas por alguna especie animal (insectos de diversa índole, mariposas,
colibríes, monos, murciélagos y otros; grupo en el cual las abejas son las más
importantes). La diversidad de las flores es condición indispensable para la
producción de alimentos. El 2% de las especies de abejas polinizan el 80% de
los cultivos. No todos los alimentos necesitan polinización, pero las frutas,
en especial, requieren de ese proceso, y la alimentación es más variada y rica
con sus aportes. Muchos alimentos son polinizados por el viento como el maíz y
el trigo. (https://rb.gy/2ewupm).
Si bien las abejas de panales
comerciales están en crecimiento, las silvestres en muchas partes del mundo
están desapareciendo. Entre las acciones
preventivas y de recuperación de las poblaciones de abejas, y otros
polinizadores, está la agricultura saludable y respetuosa del medio ambiente, el
mantenimiento de la diversidad genética de las plantas con flores y la
evitación de la fumigación indiscriminada que mata tanto a polinizadores beneficiosos
como a insectos perjudiciales. (https://rb.gy/vmhuxy).
Tanto las abejas silvestres como
las abejas melíferas siguen enfrentando varios desafíos: Plagas y enfermedades; reducción de su
diversidad genética por manipulación para hacerlas menos agresivas y mayores
productoras de miel, lo que las torna más vulnerables a parásitos y
enfermedades y debilitan a las abejas reinas; falta de nutrición por la pérdida
y deterioro de hábitats, ya que se ha dado una reducción con las flores
perennes que necesitan. Otros retos que enfrentan para su supervivencia son los
impactos negativos del cambio climático con sus condiciones adversas por exceso
de calor o frío; y métodos de cultivo intensivos que han afectado su hábitat.
La principal causa de mortandad
de las abejas es la intoxicación por agroquímicos; su mal uso y las especies
vegetales y animales invasores las están aniquilando. Señala la FAO que: «de los 100 cultivos que proporcionan el 90% de los alimentos en el
mundo, 71 son polinizadas por las abejas»; una sola de ellas requiere
visitar en un día cerca de 7 000 flores; para producir un kilo de miel son
necesarias cuatro millones de visitas. Las abejas son prolíficas, las reinas
pueden poner hasta 2500 huevos diarios. (https://rb.gy/eoaocw).
Por ello, todos necesitamos ser
apicultores, ecologistas, defensores de la biodiversidad y combatientes activos
contra el cambio climático, de los plaguicidas que las matan y de la
deforestación de selvas y manglares, así como también del arrasamiento de los
campos con las muy malas prácticas de cultivos. Todos, en la alianza, seremos
sensibles y promoveremos la producción agrícola afín a la vida de las abejas y
de otros polinizadores. Así, estableceremos
una unión para la supervivencia de los polinizadores y con ellos la indisoluble
y vital unión entre agricultores y apicultores, entre los humanos, los animales
y plantas que son nuestro sustento vital. (https://rb.gy/elu7pv).
Entonces, tengamos y mantengamos
una alianza estrecha con nuestras amigas proveedoras de vida, las abejas.
Muchas están muriendo a paso acelerado, camino a la extinción; ellas, que tanto
nos han servido desde hace 300.000 años, envían su mensaje de clamor
angustiante, invocando nuestra protección no sólo para sí mismas, sino para
todos los polinizadores y para cada uno de los seres vivos. Clamor que a gritos
también lanzan las bellas flores, porque sin polinización no habrá frutos,
serán estériles como lo será la desolada Tierra con los gritos y dolores de
hambruna que viviremos todos mientras pasamos y sufrimos una extinción
acelerada y masiva.
Una alianza como la creada por
apicultores en el nordeste de Brasil mediante la cual abejas y humanos han
subsistido, mientras muchos animales morían debido a la intensificada sequía y
el calor (https://rb.gy/delne7);
innovaciones basadas en inteligencia artificial, creadas y pensadas para ellas
como el premio que entregó la NASA en 2021 a un proyecto para diseñar abejas
robots que permitan explorar y estudiar las colmenas con miras a priorizar
lugares para el conocimiento de sus comportamientos; el servidor informático
fungirá como abeja reina.
No mate las abejas, ni destruya
sus panales. Llame a una agencia de protección de la fauna y flora o a personas
que conozcan sus comportamientos y sean capaces de ponerlas a salvo. Recordemos
que forman parte del nuestro vital ecosistema y de su diversidad biológica. Los
adultos, y los niños y jóvenes en las escuelas y colegios, aprenderán que de ellas
dependen sus vidas y de que, si son sacrificadas, se destruyen o acaban con su
hábitat, se están matando ellos mismos, los suyos y todos los demás.
Es una tarea de concientización
para una alianza con las abejas, para salvar, con ellas, todas las formas de vida
en el planeta y, claro está, para salvarnos a nosotros mismos. La permanencia
nuestra en el planeta depende de un animalito lindo, minúsculo, laborioso,
productivo y asaz esencial en la cadena alimenticia y en el muy supremo valor
de la vida.
Construyamos esa estrecha santa
alianza con nuestras amigas, las abejas, un sagrado don del Creador. Ellas están
enviando un sonoro y persistente mensaje de SOS para su salvación y la nuestra.
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