Juegos Olímpicos: La Ominosa y Abominable Presencia del Dopaje
Juegos Olímpicos: La Ominosa y Abominable
Presencia del Dopaje
Enrique E. Batista
J., Ph. D.
https://paideianueva.blogspot.com/
Al iniciar la
segunda semana de los Juegos Olímpicos de Tokio, Blessing Okagbare, atleta de
Nigeria, fue expulsada de dichos Juegos al resultar positiva con hormona de
crecimiento, una sustancia prohibida por las autoridades deportivas mundiales.
A su expulsión se suma la de otros 10 atletas del mismo país cuya participación
fue vetada por similar motivo.
Muchas voces
dirán, con fundamento en muy sabidos antecedentes, que esos casos son apenas la
punta del iceberg de tan horrenda práctica ilegal y peligrosa para la salud que
viola los principios de la Carta Olímpica, entre ellos el del juego limpio. Se
puede afirmar que la práctica deportiva mundial está enferma por los abundantes
casos de dopaje que se detectan a diario.
Esta enfermedad está presente en los Juegos Olímpicos actuales y en
todos los demás desde hace 2797 años en Grecia.
Se estima que no
menos del 20% de los atletas que participaron en los Juegos Olímpicos de Río –
2016 usaron drogas ilegales. También se ha afirmado que sólo uno de cada tres
atletas no tenía un registro como antecedente de uso de sustancias ilícitas. (https://rb.gy/pklqp5).
Para los de Tokio - 2020 ese porcentaje
se ha estimado entre 5 y 30%. Esto ocurre a pesar de muy reconocidos esfuerzos
de las autoridades deportivas mundiales y de las civiles de varios gobiernos
para detectar y castigar su uso. Por años, sin embargo, la práctica del dopaje
no fue desestimulada o prohibida y hoy es consentida por muchos.
Desafortunadamente,
no es nada nuevo. La trampa para triunfar estuvo presente en los Juegos Olímpicos
de la antigüedad. Se emplearon en esa época la difamación a competidores,
obstaculización del desempeño de otros y soborno a jueces y a competidores.
Además, se consumía una variedad de sustancias que se creía potenciaban el
desempeño atlético, tales como higos secos (que son altos en calorías y
carbohidratos), hongos, estricnina, vino, hierbas alucinógenas y opio; así
mismo, consumían corazón y testículos
crudos de animales bajo el supuesto de que mejoraban el vigor y la resistencia. No
sabían los griegos antiguos que la testosterona, presente en los testículos, es
sintetizada hoy y usada como droga estimulante.
En la época
moderna, uno de los primeros casos de fraude fue el Fred Lorz quien en los
Juegos Olímpicos de San Luis – 1904 ganó el maratón, pero fue descalificado, ya
que durante toda la carrera fue remolcado por un carro; dopaje mecánico se
podría llamar hoy. (https://rb.gy/kfrinj). En esos mismos Juegos, Thomas Hicks recibió de su
entrenador pequeñas cantidades de estricnina con brandy y clara de huevo, al
finalizar el maratón colapsó y fue necesario revivirlo. En Roma – 1960, el
ciclista danés Knut Jenson murió en la prueba olímpica de ruta, había y
tomado roniacol, un estimulante de la circulación sanguínea (vasodilatador que puede disminuir la presión arterial). En
los Juegos de Amberes – 1920, Charles Paddock tomó jerez con huevos crudos;
ganó los 100 metros planos.
Bien conocido es
Ben Johnson quien en los Juegos de Seúl
– 1988 quebró la marca de los 100 metros planos, para a los dos días ser
descalificado por dopaje. En los Juegos
de Sídney – 2000, la atleta Marion Jones ganó tres
medallas de oro y dos de bronce; años después admitió haber competido dopada. En los Juegos de Tokio
- 2020 (realizados en 2021) los atletas rusos no compitieron en representación
de su país por una sanción debida a práctica de Estado para el ocultamiento del dopaje. Thomas Simpson, ciclista británico, murió en la
vuelta a Francia de 1967 en el ascenso a
Mount Ventoux por un ataque cardíaco; había consumido anfetaminas con
alcohol.
En los años 30 del siglo pasado empezó la fabricación
de las drogas sintéticas, lo que causó que las anfetaminas se usarán para el
dopaje más que la estricnina. Se inventó la testosterona sintética que producía
pechos y hombros con músculos más pesados y fuertes. El Comité Olímpico
Internacional -COI, que había separado
su accionar directo frente al dopaje, en los Juegos de México – 1968 se
tomaron pruebas a muchos atletas. En 1992 el presidente del COI decidió
investigar el dopaje con la creación de un comité médico.
Durante la Guerra Fría la Unión Soviética y Estados
Unidos con muchos de sus respectivos aliados se apoyaron en los desarrollos de
drogas sintéticas, con énfasis en anfetaminas y esteroides, para que sus
atletas ganaran y establecieran marcas mundiales. Fue la guerra llevada a las
entrañas del deporte, una ominosa práctica de guerra química y biológica para derrotar al enemigo en la lucha
por el predominio ideológico y el comercial mundial. Como norma general, todos
los atletas eran dopados, con frecuencia, sin su conocimiento; fueron vueltos
soldados, envenenados sus cuerpos con drogas peligrosas, partícipes en una
guerra que no les interesaba. (https://rb.gy/bmr1yi). Fue un dopaje patrocinado por los Estados, y todavía lo es
por parte de algunas naciones como la ilicitud deportiva de permitir cambiar
las muestras de orinas por otras inocentes tal como ocurrió, por parte de
Rusia, en los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi – 2014.
En todos los
países del mundo, y en todos los deportes competitivos, hay atletas que se
dopan por variadas razones sociales, emocionales, económicas y también
geopolíticas; aunque la proporción que lo hace es hoy es algo más reducida. El dopaje se ha detectado con mayor
frecuencia en deportes como el ciclismo, levantamiento de pesas, boxeo, triatlón
y baseball; a estos se agregan atletismo, futbol americano, lucha, patinaje y
esquí. Los deportes paralímpicos no han estado exentos del dopaje.
Si bien las distintas
drogas ilegales pueden mejorar el desempeño atlético, los riesgos de severos
daños para la salud son altos tanto en
el corto como en el largo plazo. A pesar de ellos, nuevas drogas ilegales se
siguen desarrollando con procedimientos científicos y tecnológicos cada vez más
elaborados y con sofisticada ingeniosidad para no ser detectados.
En 1999 se creó
una organización independiente para luchar contra el dopaje en los deportes,
llamada la «Agencia Mundial Antidopaje – WADA» (https://www.wada-ama.org/), que
ha expedido el «Código Mundial
Antidopaje» y la «Lista de Sustancias Prohibidas» que a la fecha son
192. Para ser incluida en esta Lista la sustancia tiene o puede tener la
propiedad de mejorar el desempeño, es o puede ser dañina para la salud del
atleta, y viola el espíritu deportivo. Estas drogas crean adicción, cambios
temperamentales, depresión, síntomas de abstinencia, alta presión arterial,
problemas cardíacos, deterioro de relaciones familiares y de amistad, daños
gastrointestinales, en el hígado y otros órganos, aterosclerosis y hasta la muerte
(https://rb.gy/85tvx5).
Entre las
sustancias para el mejoramiento del
desempeño (conocidas como PED) más usadas están la eritropoyetina (EPO), hormonas humanas de
crecimiento, bloqueadores betas, diuréticos y esteroides anabólicos. La EPO es bien conocida porque fue la que
Lance Armstrong reconoció haber usado en las vueltas a Francia que ganó. Muchos
ciclistas ganadores de las tres grandes vueltas han sido, a la vez, medallistas
olímpicos. Se ha reconocido que el dopaje ha estado presente siempre en esa
vuelta, en la de España, en el Giro de Italia y en muchas otras. El francés Jacques
Anquetil, ganador de ocho grandes vueltas, entre ellas cinco Tours, alguna vez dijo: «Déjenme en
paz, todo mundo se dopa». Anquetil, Fausto Coppi, Eddy Merckx, Armstrong y
muchísimos más tienen en su haber la trampa como una mancha en su historial
deportivo. (https://rb.gy/7mlmsq). Igual que
la tienen los ciclistas españoles Óscar Sevilla, Alberto Contador y
Alejandro Valverde, sancionados por uso ilegal de sustancias estimulantes.
Mucho más
reciente es la preocupación por el dopaje mecánico que consiste en esconder un
motor dentro del cuerpo de la bicicleta
o en la botella o caramañola. Así, se ha sostenido que el desempeño de atletas
como Armstrong no se explicaría sólo por el consumo de EPO. El dopaje mecánico
permite que el corredor use 110 watts adicionales. Esta tecnología ha estado
presente, la atleta belga Femke Van den
Driessche fue sancionada por seis años por usar un motor en su bicicleta en los
campeonatos mundiales de ciclocrós de 2016; también fue sancionado Alessandro
Andreoli en una competencia donde subió una cuesta a más de 50 kilómetros por
hora. (Ejemplos del motor escondido en la bicicleta el lector los puede ver en
los siguientes videos: https://youtu.be/vKgJ_Uhwfno, https://youtu.be/jmPUze3WBTw).
La pandemia del coronavirus
abrió puertas para el uso no detectado de sustancias ilícitas por atletas que
se preparaban para los Juegos de Tokio.
La «Agencia Mundial Antidopaje – WADA» redujo casi a nada las pruebas;
por ejemplo, en abril de 2019 realizó en el mundo 25.219 pruebas, mientras que
en el mismo mes de 2020 las prueba de orina y sangre fueron de sólo 578,
dejando la duda sobre qué tan efectivos han podido ser los controles contra el
uso antirreglamentario de las sustancias prohibidas. (https://rb.gy/n6ssen).
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