Educación y Formación Ciudadana para una Ética Planetaria Sobre el Cambio Climático
Educación y Formación Ciudadana para
una Ética Planetaria
Sobre el Cambio Climático
Enrique E. Batista
J., Ph. D.
https://paideianueva.blogspot.com/
El Acuerdo de
París sobre el cambio climático entró en vigor en noviembre de 2016, con un
propósito central: Reducir la emisión de gases de invernadero y detener el
calentamiento global con sus efectos perniciosos sobre la calidad de vida en el
planeta. Algunos líderes políticos en el mundo, a contrario sensu, han
difundido la falsa idea de que no existe tal calentamiento global y que, por
tanto, las emisiones de gases a la atmósfera no son responsables del cambio
climático.
El Acuerdo de
París ha sido firmado por 196 países. Mediante el mismo se reconoce la necesidad de una
respuesta eficaz frente a la urgencia del cambio climático apoyada en
conocimientos científicos. Se pactó facilitar el acceso equitativo al desarrollo
sostenible, erradicar la pobreza, salvaguardar la seguridad alimentaria, acabar
con el hambre y la vulnerabilidad de los medios de producción de alimentos
debido al cambio climático. Se reconoció y aceptó que el cambio climático es un
problema de toda la humanidad y que, por lo tanto, los países adquieren
obligaciones relativas a derechos humanos, el derecho a la salud, protección de
los migrantes, de los niños, de las personas vulnerables y al derecho al
desarrollo. Se acordó, además, detener el aumento de la temperatura por debajo
de 2 grados centígrados con respecto a los niveles preindustriales, buscando
limitarlo a 1.5 grados. Se aceptó reducir los efectos negativos y adversos del cambio climático, promover la resiliencia
frente al clima y una emisión baja de gases de efecto invernadero para que no se
comprometa la producción de alimentos.
Se denominan
gases de invernadero aquellos que se elevan en la atmósfera, forman un techo y
retienen el calor. El principal es el dióxido de carbono (CO₂) con más del 80%, seguido por el metano, el óxido nitroso
y los gases fluorados (estos últimos
afectan la capa de ozono que protege la vida en la tierra de los de mortíferos
rayos ultravioleta).
Con el
antecedente del presidente Trump de retirarse del Acuerdo de París, el
presidente Biden reingresó a su país al mismo y convocó a una cumbre virtual de
líderes políticos, económicos y ambientales en el mundo con la intención de
darle fuerza y consolidar compromisos frente al
Acuerdo. La reunión virtual no fue de poca monta; participaron 40 países
desde los más avanzados hasta otros de menor nivel de desarrollo; asistieron países
que contaminan al planeta en mayor grado y otros que sufren el efecto de los
gases de invernadero generados más allá de sus fronteras.
En esta
cumbre se reconoció que el calentamiento global y los cambios climáticos que
produce constituyen una crisis que requiere la unión y colaboración de todos
los gobernantes, líderes políticos, sectores productivos y de la totalidad de
los habitantes del mundo. La superación de la crisis ambiental generada por el
calentamiento global, por efecto de los gases de invernadero, requiere, como lo
propuso y se convino en el Acuerdo de París, unión y voluntades globales por
encima de las divergencias políticas, ideológicas y de los intereses económicos
de los diversos países.
En el evento virtual, realizado
en abril de 2021, Jair Bolsonaro, presidente de Brasil cambió de rumbo frente a
sus actitudes y acciones previas con respecto al cambio climático; se
comprometió con el Acuerdo indicando que
protegerá a la selva amazónica, la misma frente a la cual había sostenido que
ella era mucha tierra para tan poquita gente. Le será obligatorio a él, por el
Acuerdo, proteger también a las comunidades indígenas que en ella habitan. El Primer Ministro de Japón, subió el
compromiso de su país de emisión de
gases del 26% que tenía como meta previa al 46% para 2030 y llegar a cerca de cero
emisiones hacia 2050. Por su parte, el primer ministro de Canadá subió la meta de
reducción de emisiones del 45 % a 50%
para 2030 en comparación con el 2005,
con una visión de cero emisiones en 2050.
El presidente Putin de Rusia se
comprometió en reducir en su país la emisión de dióxido de carbono y de metano,
que es más potente que el primero, y bajar los efectos de los gases de
invernadero en las tres décadas próximas. Reafirmó que el bienestar, la calidad de vida de todos y la suerte del planeta dependen de los
esfuerzos mancomunados. El presidente de China Xi Jinping reveló la meta de
alcanzar el máximo de emisiones antes de 2030 y ser neutral en la huella de
carbono hacia 2060.
El presidente Biden, además de
revincular a los Estados Unidos al Acuerdo de París, afirmó que su país estará
en el centro de las acciones para
combatir el cambio climático y reducirá la emisión de gases de invernadero a 50 – 52 % hacia 2030. La presidente de
la Comisión Europea precisó el deseo de
que Europa sea el primer continente, hacia 2050, neutral en cuanto al cambio climático. (https://rb.gy/cimy0t, https://rb.gy/tdipmk). Presentaron sus
propuestas los demás países invitados, entre ellos los de América Latina y el
Caribe: Antigua y Barbuda, Argentina, Colombia, Chile, Jamaica y México, así
como varios representantes del sector de la economía y de organizaciones
medioambientales.
Se reconoce en el Acuerdo de
París la importancia de los procesos educativos para alcanzar las metas y
compromisos fijados en el mismo y en la Convención
Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (https://rb.gy/dy5n7f), en la cual se definieron los «efectos
adversos del cambio climático» como aquellos producidos en «el medio
ambiente físico o en la biota resultantes del cambio climático que tienen
efectos nocivos significativos en la composición, la capacidad de recuperación
o la productividad de los ecosistemas naturales o sujetos a ordenación, o en el
funcionamiento de los sistemas socioeconómicos, o en la salud y el bienestar
humanos».
Esa importancia de los procesos
educativos en la mitigación de las emisiones mundiales de gases de invernadero
se enfatiza en el artículo 12 del Acuerdo de París, en el que se resalta la
necesidad de cooperación para mejorar la
educación, así como la
imprescindible sensibilización y
participación de todas las personas a las cuales se les garantizará información transparente, oportuna, exacta y
precisa sobre el cambio climático. (El lector
puede encontrar el texto del Acuerdo de París aquí: https://rb.gy/n7ob61).
Basados en las prioridades
educativas del Acuerdo de París conviene su conocimiento y aplicación en el trabajo
educativo, desde preescolar hasta la universidad, así como la formulación de
proyectos multidisciplinarios que aborden
las ideas, principios y valía de las áreas protegidas existentes
(preservación de cuencas hidrográficas, selvas y manglares, reservas naturales, santuarios de flora y fauna, parques
nacionales, y de la creación y
mantenimiento sostenible de muchas más). Los proyectos enfatizarán, entre otras
líneas de acción, la resiliencia energética, la restricción al uso de combustibles
fósiles, el empleo de las energías limpias que hacen uso de recursos naturales
inagotables, renovables y no contaminantes como la solar, eólica, geotérmica,
la de biomasa y biogás, la implementación de sistemas de transportes con cero emisiones
de gases de invernadero, generalización de la agricultura y la ganadería
sostenibles, compra y consumo inteligentes, y eliminación de la dilapidación ambiental
con plásticos.
La educación formal y la
ciudadana requieren procesos formativos para la «4R» del reciclaje: Reducir,
Reutilizar, Reciclar y Recuperar. A estas algunos
agregan el Repensar, o sea la actualización de cocimientos y el cambio
en las actitudes y comportamientos
frente al medio ambiente, la salud del planeta y de todos los seres vivos, con
el convencimiento de que los gases de invernadero envenenan y los desechos contaminan, enferman y matan. Repensar,
a la vez, que la mitigación del impacto
ambiental negativo conlleva la reducción
de las carencias que tienen millones de personas para llevar una vida
saludable. Consideración que está bien presente en los Objetivos de
Desarrollo Sostenible donde se
incluyen, entre otras acciones por el clima: poner fin a la pobreza, alcanzar
la meta de hambre cero, salud, bienestar, agua limpia y energía no contaminante
asequible para todos para una vida en ciudades y comunidades sostenibles.
A las escuelas,
universidades y demás centros de
formación les corresponde ser líderes para convertirse en instituciones
eficientes en el uso de energías y para conducir
proyectos educativos y de investigación sobre el cambio
climático y el derecho a la vida en un medio ambiente sano, con miras a alcanzar
una sociedad más sostenible, regida por principios de una
ética planetaria que armonice con el
bien común.
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