La Democracia: Bloqueada, Enferma, con Cuidados de Salud y en Confinamiento Forzado
La Democracia: Bloqueada, Enferma, con
Cuidados de Salud y en Confinamiento Forzado
Enrique
E. Batista J., Ph. D.
https://paideianueva.blogspot.com/
«La democracia
necesita de la virtud, si no quiere ir contra todo lo que pretende defender y
estimular». – Juan Pablo II.
Ha publicado The Economist Intelligence Unit el «Índice de
la Democracia 2020», subtitulado ¿La democracia enferma o saludable? El informe se centró en el impacto
del coronavirus en la democracia y la
libertad, las restricciones a las libertades civiles, el aumento de la
intolerancia y la censura a la opinión disidente. La pandemia ha expuesto
carencias, déficits y debilidades de la democracia,
pero no explica de por sí el
debilitamiento progresivo que ya venía teniendo en el mundo, aunque sí ha
agudizado dicha tendencia. Con referencia al primer Índice en 2010 ella se ha deteriorado en todos las regiones
del mundo, aunque el compromiso popular con la política ha aumentado. En 2020
la mayor parte de los países, 116 de 167 (cerca del 70%), bajaron en su
clasificación democrática con respecto a 2019. Algunos regímenes autoritarios han
aprovechado la emergencia sanitaria para potenciar sus poderes y fortalecer sus
posiciones antidemocráticas. (El lector encuentra el informe aquí: https://rb.gy/qrhg7x).
Se reconoce que la democracia
durante la pandemia del coronavirus ha sido afectada de manera negativa, que
muchos gobiernos han tomado la oportunidad para prescindir de atributos que son
esenciales en una sociedad y gobierno democráticos. Si bien alrededor del
mundo muchos ciudadanos han aceptado
limitaciones a las libertades como un mecanismo para enfrentar la crisis
pandémica y sus diversos efectos sociales, sanitarios y económicos, se ha
podido, sin embargo, configurar un retroceso perdurable en el tiempo en la vida
de las democracias. Por eso, se ha dicho que la democracia ha entrado en
confinamiento y en un encierro forzoso que puede ser prolongado en el tiempo.
Requerirá ella, por el bien de todos, cuidados intensivos.
Al realizar una caracterización
de la democracia se encuentra que el término ha sido usado a su amaño y conveniencia
por distintas organizaciones y gobiernos que no son democráticos. La democracia se asocia a libertad, igualdad, inclusión, deberes y
derechos (entre ellos los derechos humanos y los de las minorías), elecciones
libres, justas, competitivas y trasparentes, pluralismo y vigencia de partidos políticos, independencia
de los poderes públicos con un sistema de balances, controles y contrapesos en
los poderes del Estado, independencia y diversidad de los medios de
comunicación, libertad de expresión, de reunión y de religión, sociedad civil
fortalecida y rendición de cuentas con
transparencia y control social. (https://freedomhouse.org/).
Aristóteles afirmó bien que la democracia surge del principio de que sí los
hombres son iguales en cualquier respecto, los son en todos, y Octavio Paz con
precisión destacó que sin democracia la libertad es una quimera.
Así mismo, son características de
los países democráticos: La presencia funcional de mecanismos operativos de participación ciudadana, existencia
de normas que protegen a los ciudadanos y a la sociedad, participación efectiva de los
ciudadanos en las decisiones que los afectan, garantías para el disfrute de los
derechos fundamentales, seguridad de la propiedad personal y colectiva, acceso
a la justicia, presencia de órganos de control independientes, vigencia plena
del debido proceso y existencia, entre otros, de una cultura de la legalidad. La
democracia se manifiesta en la construcción del Estado Social de Derecho, como una
conquista universal de la humanidad para el bien común.
La organización Freedom House en su informe especial de 2020 («La
Democracia Bajo Bloqueo»), ha resaltado
que desde que empezó el brote del
coronavirus se ha deteriorado la condición de la democracia y de los
derechos humanos en 80 países. Se han
agudizado los 14 años consecutivos de disminución constante de la libertad,
siendo el problema más agudo en aquellos ámbitos en los que la democracia es
débil, como en los Estados altamente
represivos y con muy débiles salvaguardias contra el abuso de poder. (Se
puede bajar el informe aquí: https://rb.gy/5y7vcd).
El Índice de la Democracia de The
Economist Intelligence Unit se basa en cinco categorías: 1. Proceso
electoral y pluralismo, 2. Libertades civiles, 3. Funcionamiento del gobierno,
4. Participación política y 5. Cultura política. En 2020 se calculó para 165
países y dos territorios, clasificando sus respectivas organizaciones políticas
en una escala de 1 a 10 como:
Democracia Plena
(puntuación mayor a 8.2) que corresponde a países con pocas limitaciones al
funcionamiento de la democracia. Ejemplos: Noruega, Islandia, Suecia, Nueva
Zelandia, Canadá, Costa Rica y Uruguay. Democracia Defectuosa (puntuación
mayor a 6 y menor que 8.3), que atañe a países con elecciones libres y justas e, incluso si hay
problemas (como infracciones a la libertad de los medios de comunicación), se
respetan las libertades civiles básicas. Aquí están países como Francia,
Estados Unidos, Colombia, Italia, Argentina, Brasil y México.
Régimen Híbrido (valor
mayor a 4 y menor que 6). Las elecciones tienen importantes y
visibles irregularidades que a menudo
les impiden ser libres y justas. La presión del gobierno sobre los partidos y
candidatos de la oposición es común; la corrupción tiende a estar generalizada;
tanto el Estado de Derecho como la sociedad civil son débiles. Hay hostigamiento
y presión sobre los periodistas y el poder judicial no es independiente. Están
aquí países como Ucrania, Bolivia, Turquía, El Salvador, Haití y Nigeria. Régimen Autoritario (valor de 4 o
menor); en estos países el pluralismo político está ausente o es muy limitado;
hay represión ante las críticas al gobierno y censura generalizada; no existe
un poder judicial independiente. Ejemplos: Kuwait, Cuba, Vietnam, Nicaragua,
Rusia, y Venezuela.
El Índice global, para todos los
países fue de 5.37. Por regiones fue así (índice de democracia de 1 a 10 entre
paréntesis): Norte América (8.58), Europa Occidental (8.29), América Latina
(6.09), Asia & Australasia (5.62), Europa del Este (5.36), África Subsahariana
(4.16) y Medio Oriente y Norte de África (3.44).
En cuanto a América Latina, su Índice ha decrecido en los últimos años principalmente por bajas en las categorías de procesos
electorales, pluralismo, libertades civiles, funcionamiento e insatisfacción con
los gobiernos y con los sistemas políticos, corrupción, violencia y
desconfianza en las instituciones políticas.
Con el índice de democracia y
puesto en el mundo entre paréntesis la clasificación de los 10 primeros países
en América Latina fue así: Uruguay (8.61; 15), Chile (8.28; 17),
Costa Rica (8.16; 18). Estos tres clasificados como «Democracias Plenas».
Panamá (7.18; 40), Trinidad y Tobago (7.16; 41), Jamaica (7.13; 42),
Colombia (7.04; 46), Argentina (6.95; 48), Brasil (6.92; 49)
y Surinam (6.82; 51). Esos
siete fueron clasificados como «Democracias Defectuosas»; en esta misma categoría
están Perú, República Dominicana, Paraguay, Ecuador, México y Guyana.
Países como El Salvador,
Honduras, Haití, Guatemala y Bolivia fueron clasificados como «Democracias Híbridas». En los últimos puestos estuvieron Nicaragua
(3.60; 120), Cuba (2.84; 140) y Venezuela (2.76; 143) categorizados
como países con «Regímenes Autoritarios».
Ante una democracia bajo bloqueo,
en confinamiento y cuidados intensivos es necesario formular y poner en marcha estrategias sólidas de formación cívica, ciudadana y
ética para todos en la nación, tanto en las escuelas como en cada uno de los
ámbitos de la vida cotidiana. Es menester que por medio de la amplia
participación ciudadana alcancemos de consuno el fortalecimiento del Estado Social de Derecho, el conocimiento
pleno de derechos y deberes, y formar alianzas permanentes contra la corrupción.
La meta y el ineludible deber que tenemos como ciudadanos es la construcción y
mantenimiento de una democracia participativa donde la ética y la moral, con
sus principios rectores universales, tengan vigencia y marquen el camino del comportamiento
ciudadano frente a todos los riesgos que obnubilan el futuro de las
democracias.
Comentarios
Publicar un comentario