Educación Para la Sexualidad en Tiempos del Coronavirus: Amor, Afecto y Ternura
Educación Para la Sexualidad en
Tiempos del Coronavirus: Amor, Afecto y Ternura
Enrique
E. Batista J., Ph. D.
https://paideianueva.blogspot.com/
Lo
que se ha llamado “educación sexual” en estos momentos
abstrusos, intrincados e insoportables precisa de sustancial reorientación. No
es el amor en tiempos del cólera. No será formación en la anatomía y fisiología
de los humanos, que usualmente acaba en educación para el sexo. Será una educación para el amor, el afecto y la ternura
en la era del coronavirus y más allá.
Entre
los componentes esenciales de una adecuada socialización está la «educación
sexual», la que sería más apropiado llamarla formación para el amor, el afecto
y la ternura, dimensiones que van muchísimos más allá de la biología del sexo,
de la procreación, de las enfermedades de transmisión sexual y de los embarazos prematuros y no deseados. Se
trata de una reorientación formativa para adquirir conocimientos, actitudes y
valores para una sexualidad sana y segura, componentes que están asociados al
desarrollo de las denominadas habilidades socioemocionales, o esenciales, esas
que son necesarias para amarse a sí mismo y a otros, rechazar la
discriminación, apreciar y cuidar la belleza de la naturaleza, gozar del arte y
demás manifestaciones culturales, ser un buen ciudadano en el Estado Social de
Derecho, ser miembro meritorio de su grupo familiar y social y tener un desempeño exitoso en el mundo
laboral.
Bien
es sabido que concitar interés sobre el sexo genera en muchos prevención y la invocación
de tabúes moralistas. Plantear una
propuesta de “educación sexual” dirigida a niños y jóvenes puede conducir a discusiones
marcadas por sesgos ideológicos, políticos, culturales, sociales o religiosos,
las cuales crean un trasfondo difícil para el funcionamiento y efectividad de cualquier
programa de formación hacia una sexualidad sana y segura. No es un campo fácil
para los educadores sexuales, en especial cuando las familias tienen, en su
derecho, la opción de aceptar o no la orientación que tenga el programa.
Sexo, sexualidad y sus manifestaciones en la
diversidad de comportamientos sexuales han generado desde los más remotos
tiempos abundantes cantidades de lo que hoy se denominan fake news (noticias
falsas de amplia circulación), como parte de una infodemia que ha maleducado y llevado a que el
sexo, la sexualidad y sus diversas expresiones sean considerados pecaminosas (que
en algunos casos se les señala como un camino seguro hacia las puertas de la
condena eterna).
Son prejuicios bastante generalizados, expresiones ideologizadas
que hacen de las normales expresiones del comportamiento sexual dimensiones vergonzantes
que deben esconderse con recato, suma cautela y evidente pudor. Son tabúes, y también acoso pseudo moralista, que no hacen bien, distorsionan y mal educan en la
dirección y concepción del sexo y del género con la connotación de maldad pecaminosa.
Todavía están vigentes algunas reglas heredadas desde
los más remotos tiempos en dónde las decisiones sobre matrimonio y procreación
no van ligadas a ninguna expresión previa de afecto o de amor, como es el caso
de los ordenados por familias por variadas razones de conveniencia.
La ONG por la infancia «Save the Children» (https://www.savethechildren.es/) estimó
que como consecuencia de la pandemia más de 2.5 millones de niñas en el mundo
se casarán en los próximos cinco años. La predicción, sólo para 2020, es que un
millón más quedarían embarazadas, incrementando el total de matrimonios de
niños y niñas obligados a contraer matrimonio ese año a 12.5 millones. Esa
misma organización señaló que 10 millones de niños (en especial las niñas)
podrían no regresar a las escuelas, quedando ellas en riesgo de preñez. Se
reconoce que en las niñas entre 15 y 19 años los partos son la causa principal
de muerte. (El lector puede acceder el
informe Global
Girlhood Report 2020 aquí: https://bit.ly/3aE6TkN.
La
pandemia ha puesto en contexto y bajo consideraciones especiales la educación
sexual en las escuelas. Se ha indagado por la validez y efectividad de la
formación en las actitudes y el comportamiento sexual en sus diversas
dimensiones, biológicas y espirituales, mediante el acceso remoto. En las
acciones pedagógicas implementadas de súbito en la actual emergencia esta
dimensión formativa no ha sido una consideración visible, excepto entre algunos
grupos de educadores sexuales. Como antecedentes hay hoy, y desde antes,
algunas experiencias, recursos y propuestas para considerar que ese propósito es
viable sin que se prescinda de una formación presencial.
Como parte esencial de la identidad humana se precisa reconocer que sexo y género
no se refieren sólo a la dimensión biológica;
la biología determina el sexo. En la página web de Mujeres en Red Sara
Berbel precisa: “El
sexo viene determinado por la naturaleza, una persona nace con sexo masculino o
femenino. En cambio, el género, varón o mujer, se aprende, puede ser educado,
cambiado y manipulado”. (http://www.mujeresenred.net/spip.php?article33).
La democratización o el fácil acceso
a información en distintos formatos (videos, fotos, chats, blogs, redes
sociales, páginas de porno, spam erótico – sexual y otros) no significa una
ayuda o una ventaja, más bien puede ir en contravía de los efectos formativos escolares, por lo
que, de manera presencial o virtual, cabe
el principio y la meta pedagógica de
formar en la habilidad para acceder y
validar información y no caer en las trampas de páginas maliciosas que pueden
afectar la integridad física, psicológica y moral de niños y adolescentes desprevenidos ante abusadores sexuales y otros peligros en la Red. Es claro que
en esta intención es imprescindible la guía y orientación de padres y de
maestros. (https://rb.gy/8f8nkm).
Formar en el amor, el afecto y la
ternura es el énfasis que tendrá la educación de los escolares, más allá de
la muy corta en alcance que ha tenido la denominada «educación sexual». Sin esa
formación no hay, ni habrá, espacio para una vida social y sexual productiva,
segura, gratificante, esencial para el buen vivir y el
pleno y sano desarrollo de la personalidad.
Si la pandemia del coronavirus abre
el camino a la transformación de modelos y prácticas educativas anquilosadas,
paralizadas, congeladas en el tiempo y
sin un norte fijo, no podemos esperar menos que también haya cambios
sustanciales que permitan alcanzar en todos, incluidos los adultos, una
formación en las dimensiones humanas y humanizantes del amor, el afecto y la
ternura.
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