Vivir y Crecer con Nuestros Momentos Especiales de Epifanía

Vivir y Crecer con Nuestros Momentos Especiales de Epifanía

Enrique E. Batista J., Ph. D.

https://paideianueva.blogspot.com/

 

Hay momentos especiales llenos de epifanía. Situaciones en nuestras vidas que nos hacen vivir momentos de suprema claridad interior. Son esos  instantes en los que nuestra mente se ilumina y sentimos que tenemos una mejor comprensión de nosotros, del mundo o de sus circunstancias. Son esos escenarios en el que sentimos que se nos ha abierto la mente y el corazón para llenarnos a nosotros mismos con una clarividencia y agudeza superior.

Son momentos de inspiración e iluminación, una forma superior de asombro, embeleso, deleite o contemplación mística interior. Largos o breves, son instantes en los que vivimos y llegamos a un estado superior de conciencia sobre nuestra condición humana. Se trata de una vivencia interna cómo si nuestro intelecto y capacidad de exaltación se hubiesen crecido de manera exponencial. No es un milagro sino un momento de singular conciencia exaltada.

Algunos los sentimos y vivimos como llamamientos interiores acompañados por la sensación de haber encontrado  o clarificado un realidad física, psicológica o espiritual, clarificación que destella en nuestra mente como  invitación a reconocer que hemos alcanzado alguna forma cierta de iluminación. Sentimos que hemos cambiado, que algo nuevo ha ocurrido en nosotros, reconocemos como si  desde fuera y desde dentro de nosotros mismos una fuente poderosa de energía nos ha llevado a alcanzar un estadio  particular de clarividencia, necesidad de trascendencia y de cambio, porque hemos sido cambiados.

 Ocurre como  de si de súbito en nuestra vida  encontráramos a un claro manantial  de agua  cristalinas en donde podemos ver reflejado nuestro yo más interno, manantial en el cual logramos percibirnos  y sentirnos  con la misma claridad que tienen sus aguas límpidas.

 Tenemos manifestaciones de hechos, situaciones o fenómenos  con una evidencia, certeza, precisión y convicción nunca antes experimentada. Una profunda transformación interna nos ocurre, se lleva a cabo en nosotros y nos transforma. Así, vivimos momentos especiales de epifanía.  Es como si un halo interno irradiante nos rodeara: Ha sido una  revelación,  de ahí que los nombres propios  Epifanio y Epifania signifiquen «aquel que proyecta brillantez».

La literatura está llena de narraciones de epifanías. Con frecuencia, mientras leemos un texto, nos sentimos identificados con el relato de las especiales vivencias de los protagonistas, personajes o actores. La inmersión en la obra por el proceso psicológico de identificación nos permite alcanzar nuestras propias epifanías. Con respecto a sus lectores parte del éxito del escritor en sus  relatos, comedias y tragedias incluidas, es la transferencia  o intercambio de rasgos de personalidad que por sobre identificación transitoria lleva al lector a  formar parte de la trama y   mantener su interés y persistencia en la lectura del texto. Por eso, llevamos con nosotros y  recordamos siempre a las obras literarias y a los autores que han impactado con sus obras nuestros pensamientos y sentimientos.

Con frecuencia un buen relato en la narración literaria está lleno llenos de momentos de epifanías. El escritor  James Joyce    definió la epifanía como «el momento  cuando el alma del objeto más común lo vemos nosotros como irradiante y que se  nos puede manifestar de manera ocasional, por palabra o gesto”. A manera de ejemplo, el estilo literario de Joyce se fundamenta en la vida psíquica de los personajes, sus ideas y pensamientos. «La emoción se inyecta en el lector a través de las palabras, de la estática de los personajes, de las revelaciones a las que llegan juntos, lector y personaje a la vez, y que se convierten en lo que el escritor solía llamar sus Epifanías». (https://rb.gy/lek8hl, https://rb.gy/lgnqva).

La epifanía es una de las festividades más antiguas que han celebrado los cristianos. Son tres las epifanías o manifestaciones en la vida de Jesucristo: La epifanía ante los sabios de oriente, considerada como un llamado de todos pueblos a la fe y como una manifestación (epifanía) a los paganos indicando que el niño Jesús nacido llega para la salvación de todos.  (Los sabios de oriente no eran reyes, ni magos, ni se llamaban como se dice y tampoco eran tres; aunque sí debieron ser eruditos -sabios- astrónomos). La segunda es la epifanía del bautismo del Mesías (o manifestación a los judíos), una manifestación o revelación de la divinidad de Jesús, y la  tercera es la epifanía de las bodas de Caná  la cual se refiere a la manifestación a sus discípulos como Cristo, el Mesías e hijo de Dios y  el inicio de su vida pública). (https://rb.gy/kwg3ir).

 La conversión del agua en vino en una boda, contrario al pensamiento común, no se trató de disponer de abundante vino para un jolgorio o  una alcohólica y espirituosa celebración sino para una conmemoración de naturaleza esencialmente espiritual, divina. Fue una celebración con los esponsales, miembros de la pareja, como la manifestación de Dios como  amor.  El agua es sin sabor y sin alegría, pero con el vino se produce la nueva revelación, la transformación de lo viejo en nuevo, de la vieja ley en la nueva, la  que se llega  con la «Buena Nueva» que se plasmaría en los Evangelios.  (https://rb.gy/1c9okw).

 Siglos atrás las tres epifanías de Cristo se celebraban en una sola fecha, ahora se celebran en enero en semanas sucesivas. Para la epifanía de los sabios de oriente se tomó el 6 de enero, fecha en las que los egipcios celebraban el solsticio de invierno, reemplazando una fiesta pagana que se realizaba para honrar a Aión, deidad de los tiempos y de la prosperidad entre los griegos y romanos antiguos. (https://rb.gy/r6ayiv).

 Las epifanías son momentos mentales, subjetivos, psicológicos y espirituales  en los que alcanzamos claridad instantánea que ayudan a mejorar la motivación, promover y entender el cambio. A cada una llegan las personas de modo y en circunstancias diferentes, en momentos y procesos desiguales o disimiles. El proceso  tiende a ser inconsciente, aunque cada uno puede ser formado para buscar y alcanzar momentos de epifanía personales y diferentes. (https://rb.gy/sy13mt).

En los ámbitos educativos, desde preescolar hasta los postgrados, y también en las ciencias, la epifanía se refiere a esos momentos de entendimientos súbitos, a manera de una manifestación, iluminación  o inspiración sobre hechos, contenidos o fenómenos. El maestro y el padre de familia reconocerán que esos  momentos de  epifanía ocurren; ellos deben estar atentos para reconocerlos y ayudar a los alumnos a  entender la naturaleza del evento cognitivo y afectivo que les sucede. En los estudios son eventos  individuales sui generis, en momentos diferentes para cada uno, con manifestaciones también diferentes, pero  que se pueden compartir en grupos. Son epifanías distintas que ayudan a la comprensión de los aprendizajes y al incremento de la motivación para seguir aprendiendo según los intereses de cada uno. Los maestros diseñarán estrategias para que los alumnos reconozcan cuándo tienen una epifanía y la importancia que ellas tienen en los procesos formativos cognitivos y afectivos escolares y en  la vida de cada uno.

Estoy seguro de que cada uno de  mis lectores ha tenido un buen número de manifestaciones de epifanías. Por ejemplo, todos hemos tenido la revelación de la inteligencia y belleza que tienen los niños y la riqueza que no muestran sus palabras llenas de inocencia y dulzura. Hemos tenido la manifestación de que somos resilientes y que reside en cada uno  nosotros una capacidad inmensa para superar dificultades y ser solidarios con los demás.

Algunos pueden pensar que no han tenido epifanías, porque no las reconocen como tales. Han tenido muchas. Un esfuerzo consciente  de recapitulación mental  las develará y podrán así recordarlas, volverlas a vivir, llenarse de la alegría con aquellos eventos que cambiaron en algo o mucho el rumbo de su vida. Por la vía de la solidaria humanidad pueden contarse a sí mismos y a los demás  como vivió, se sintió y creció con sus epifanías.

Recordemos que «epifanía» por etimología significa, percepción interior, acto de conciencia exaltada, reverberación interna espiritual, un hecho de  suprema humanidad. También significa toma de especial conciencia sobre sí mismo, el bien propio y el bien común, unidad con los demás, resiliencia, insight, iluminación y momentos cognitivos y afectivos de plenitud humana. 

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