Pandemia, Política y Cultura en la «Carta Encíclica Fratelli Tutti»
Pandemia, Política y Cultura en la «Carta
Encíclica Fratelli Tutti»
Enrique E. Batista J., Ph. D.
https://paideianueva.blogspot.com/
El 3 de octubre de 2020 el Papa
Francisco divulgó la «Carta Encíclica Fratelli Tutti» (“Todos Hermanos”)
centrada en la fraternidad y la amistad social. Detallo
algunas de mis reflexiones centradas en la pandemia COVID-19, democracia y política,
y cultura y educación. Esta y otras encíclicas y documentos pontificios los
encuentra el lector en la página web del Vaticano: http://www.vatican.va/content/vatican/es.html.
La Pandemia del Coronavirus
Entre sus primeras anotaciones
menciona el Papa que redactaba la encíclica cuando surgió de súbito la pandemia
del coronavirus, hecho insólito que lo ayudó a él, y a todos, a descubrir las
falsas seguridades con las que hemos vivido y la manifestada incapacidad de
actuar de manera conjunta y efectiva a pesar de estar hiperconectados. Coincide
el Papa con la aseveración, que tantas veces se ha dicho y sostenido en esta
crisis pandémica de pena y dolor para toda la humanidad, que la esperanza y
esfuerzos no deben estar focalizados en superar la crisis para regresar pronto a
la «normalidad» anterior.
El Papa reconoce a la pandemia
como una tragedia global que despertó por un tiempo la consciencia de comunidad
mundial, facilitó volver a pensar sobre todos los seres humanos, más que en el
beneficio de algunos, todos navegando en la misma barca con la convicción de
que el mal de uno perjudica a todos, que nadie se salva solo y que únicamente es
posible salvarse juntos. Hoy, a pesar de que estamos llenos de conexiones, se
ha perdido el sabor de la fraternidad con la búsqueda de una solución rápida, abrumados
por la impaciencia y la ansiedad. El retorno no significa que estaremos felices
en una «nueva normalidad». Por el contrario, como afirma Su Santidad: «Si alguien
cree que sólo se trataba de hacer funcionar mejor lo que ya hacíamos, o que el
único mensaje es que debemos mejorar los sistemas y las reglas ya existentes,
está negando la realidad. Sueños que se rompen en pedazos».
Esa «nueva realidad» que
pregonan algunos no equivale a volver a encender los motores de la civilización
que fueron puestos en reposo y en aislamiento selectivo para regresar a nuestras
condiciones precedentes como si nada hubiese pasado en la salud física y en la estabilidad
psíquica de todos, en el desempleo y la economía familiar, la recesión
económica, el agudizamiento de la pobreza, la deserción escolar, la pérdida de
oportunidades de aprendizaje de niños y jóvenes, entre muchos otros males y
consecuencias. A esto se suma el dolor por la pérdida de miles y miles de vidas. Para algunos, por el arte
fantasioso de su pensamiento mágico, todos podemos regresar al mismo mundo con las
mismas reglas asumidas como «normales», mundo que piensan fue sacudido
por sólo unos cuantos meses por un evento puntual de salud pública.
Todos los que así piensan están
negando la realidad y sus sueños se enfrentarán con la dureza de los nuevos acontecimientos
que los romperán en miles de pedazos. No hay ninguna «normalidad» a la
que sea posible regresar, no bastará re - aceitar los sistemas y sus máquinas,
no se podrá seguir pensando y tolerando que parte de la humanidad es sacrificable.
Por ello, agrega el Papa Francisco, han sido objeto de descarte no sólo los
alimentos y bienes superfluos, sino con frecuencia los mismos seres humanos, lo
cual se manifiesta de diversos modos como en la obsesión por reducir los costos
laborales. No debe ocurrir lo de la crisis financiera de 2007-2008 donde las respuestas
se orientaron hacia más individualismo, más desintegración y a más libertad
para los poderosos que, como siempre, hallaron los modos de salir incólumes.
Estamos frente a una oportunidad
para una etapa, esa sí nueva, para construir un espacio de corresponsabilidad
capaz de iniciar y generar nuevos procesos y transformaciones para que todos
seamos parte activa en la recuperación y el apoyo a las sociedades heridas. Es
una oportunidad para que impere la solidaridad como virtud moral y la actitud
social que significa servir y «cuidar a los frágiles de nuestras familias,
de nuestra sociedad, de nuestro pueblo… luchar contra las causas
estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, de tierra y
de vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales». (Carta
Encíclica «Fratelli Tutti» aquí: https://rb.gy/9ahva1).
Política y Democracia
Bajo el acápite “La Mejor Política”
se lee en la encíclica «Fratelli Tutti» que hace falta la «mejor política», la
que es puesta al servicio del bien común, la que hace posible la creación de una
comunidad mundial que fraternice a los pueblos y naciones para que vivan la amistad
social. Ha dicho el Papa que el objetivo de ayudar a los pobres tiene que ser un
conjunto de políticas y acciones para que, mediante el trabajo, ellos lleven
una vida digna. No hay peor pobreza que aquella que los priva tanto del
trabajo como de la vida con dignidad. Se aumentó la riqueza en el mundo, pero
con inequidad, y así lo que ha ocurrido, dice el Papa, es que «nacen nuevas
pobrezas». El sólo cambio de los procesos de producción no puede llevar
a que la política renuncie a la construcción de una sociedad solidaria con los
aportes y esfuerzos de todos.
Agrega el Papa
Francisco que para muchos la política es hoy una mala palabra porque está con
frecuencia recorrida de errores, corrupción, falta de respeto a las leyes y por
la ineficiencia de algunos políticos. Pero, a la vez, concurren las estrategias
que buscan debilitarla y reemplazarla ya sea por la economía o por alguna
ideología. Plantea el Papa las preguntas de si ¿puede funcionar el mundo sin
política? y ¿Puede haber un camino eficaz hacia la fraternidad universal y la
paz social sin una buena política? Ante estas preguntas responde que «la política que se necesita» es
aquella que no se somete a la economía y ésta al modelo eficientista de la
tecnocracia. Si bien hay que rechazar las distorsiones que se crean con el
abuso del poder y la corrupción «no se puede justificar una economía sin
política». La «política que se necesita» es la de «una sana política» que pueda transformar a las
instituciones para superar presiones e inercias viciosas, reto que no se le puede
poner a la economía y menos que ésta asuma el poder real del Estado.
La «sana
política» implica la prevalencia de los derechos humanos fundamentales, el cuidado
de la fragilidad de los pueblos, de las personas y la salvaguardia de la condición
de dignidad de la persona humana. «Cuidar la fragilidad quiere decir fuerza
y ternura, lucha y fecundidad, en medio de un modelo funcionalista y privatista
que conduce inexorablemente a la “cultura del descarte”». Quien
sufre la injusticia tiene que defender con fuerza sus derechos y los de su
familia precisamente porque debe preservar la dignidad que se le ha dado. El
político, como constructor con grandes objetivos, debe tener una concepción y
comprensión realista y pragmática del mundo y de sus comunidades focalizado en
la resolución efectiva de la exclusión social y económica con sus lamentables consecuencias.
El político no debe mantener como preocupación central su posición en las encuestas.
Cultura,
Formación y Educación
Como se sabe, desde la época de
la civilización griega clásica, cultura, formación y educación concurren en una
unidad e indisoluble vínculo para el ejercicio de la ciudadanía y la
humanización de las relaciones entre todos los seres humanos. Así, educar es
formar, formar para la cultura, la propia y la universal. En su encíclica el
Papa Francisco bien resalta que la tarea
educativa implica el desarrollo de hábitos solidarios y pensar la vida humana de
manera integral. Es una educación de hondura espiritual que dé calidad a las
relaciones humanas, es una formación para que sea la misma sociedad la que enfrente
inequidades, desviaciones de los poderes económicos, tecnológicos, políticos o
mediáticos. Empezando en la familia, está el ineludible deber de formar en las
normas. La educación es un proceso para formar a todos en la humanidad, en la
acción solidaria para solucionar los problemas que recorren a las sociedades.
En una nueva cultura, resalta el
Papa, que «la vida es el arte del encuentro, aunque haya tanto desencuentro
por la vida». La cultura de un pueblo no es una idea abstracta sino que
incluye deseos, ganas, entusiasmo y una forma particular de vivir. Se precisa
una nueva cultura del diálogo y la amistad social que tenga como base la caridad
social y la política. Una cultura donde la ciencia no se convierta en el único medio
para comprender la vida, la sociedad y al mundo. La verdad con la justicia y la
misericordia son una unidad esencial para construir la paz, cada una impide que
las otras sean alteradas.
En el mundo globalizado los
medios de comunicación pueden ayudar a la construcción de cercanía entre todos
y a un renovado sentido de unidad de la familia humana basada en la solidaridad
y en el compromiso formal. Esos medios se pueden apoyar en las redes de la
comunicación humana y en Internet con sus acrecentadas posibilidades de
encuentro y de solidaridad humanas para acercarnos a la búsqueda de la verdad
íntegra y a la tarea de construir el bien común. «El
problema es que un camino de fraternidad, local y universal sólo puede ser
recorrido por espíritus libres y dispuestos a encuentros reales».
Como un mensaje para todos
recuerda el Papa que acceder a información no es sabiduría, ya que ésta supone
encuentro con la realidad. «La sabiduría no se fabrica con búsquedas
ansiosas por Internet, ni es una sumatoria de información cuya veracidad no
está asegurada. De ese modo no se madura en el encuentro con la verdad»,
más bien se ha llegado a confundir la libertad con la libertad de navegar
frente a una pantalla.
Ha llegado el tiempo, siguiendo a
la encíclica «Fratelli Tutti» (“Todos Hermanos”), para la
fraternidad y la amistad social, para cambiar este mundo que olvida el «nosotros»
y crea una cultura de muros en el corazón y en la tierra para evitar encuentros
con otras culturas y con otras personas. «Y cualquiera que levante un muro,
quien construya un muro, terminará siendo un esclavo dentro de los muros que ha
construido, sin horizontes», afirma el Papa Francisco.
Comentarios
Publicar un comentario