El Ocultamiento de la Verdad Creó y Agravó la Pandemia del COVIR -19
Enrique E. Batista J., Ph. D.
Se ha
hecho claro que el virus pudo haberse detenido en su origen antes de extenderse
de manera calamitosa por todo el mundo.
Ahora se sabe que el COVID – 19 estaba fuera de
China antes de que en muchos países se reconociera la infección. En efecto, en países
de Europa y en sitios como California y Nueva York hubo decesos por ese virus
tan temprano como febrero de este año. Importó más mantener la imagen internacional del país de origen de
la pandemia que las vidas, la salud física y emocional, la pérdida de la
productividad y de millones de empleos en el mundo. Importó más esconder la
verdad, ocultar la información veraz y oportuna que el mejor estar de los
ciudadanos en todo el mundo y que la recesión e inflación desbordada que se
aproximan. Hemos sido los ciudadanos del mundo victimizados sin piedad por la desinformación,
por el ocultamiento de la verdad a la que en medio de la ciudadanía global reclamamos
como derecho.
China, el país más
poblado del mundo, originador de la pandemia, ha presentado información que las
fuentes especializadas no comparten. Informa ese país, a la fecha de escribir
este artículo, mayo 1° de 2020, de 83.909 contagios y sólo 4.637 muertes; a ese
país le correspondería así una de las cifras más baja de infecciones por millón
de habitantes 58, contra 5197 en España, 3431 en Italia, 3432 en Suiza, 3358 en
Estados Unidos, 2614 en el Reino Unido, 1514 en Panamá y 1493 en Ecuador. (Véanse datos
actualizados, por país y día a día, en la página de la John
Hopkins University https://coronavirus.jhu.edu/map.html y en
https://www.worldometers.info/coronavirus/).
También informa China de una sospechosa baja cifra de muertes (4.637) que
autoridades de salud en otras latitudes han
calculado en al menos 40.000; a la vez que también se sostiene que para
una cifra real ese cifra se debe
multiplicar por un valor entere 15 y 40.
En el ocultamiento a la exacta realidad que llevó a esta pandemia han
concurrido varios gobiernos y la Organización Mundial de la Salud en cabeza de
sus director.
Desde principios de 2018 la
embajada Americana en China informó a su gobierno advirtiendo sobre los riesgos por los niveles inadecuados de
seguridad del laboratorio en Wuhan en donde se realizaban estudios con
coronavirus en murciélagos. Asunto que ha sido destacado con amplitud por la
prensa de ese país (https://rb.gy/6co7vm, https://rb.gy/ae7bwz). Se ha informado que al surgir la
expansión del coronavirus se destruyeron en China las muestras del virus y se
borraron distintos tipos de evidencias. A la fecha no se han hecho públicos los
contenidos de esos cables; en los últimos días de abril de 2020 el Washington Post hizo petición legal al gobierno para que le
entregara copia de ellos.
El brote pandémico se inició en Wuhan
la novena ciudad china con más de
8.300.000 habitantes. El origen del virus reconoce China que se dio en los “mercados húmedos”. Ahí se
expenden animales vivos en condiciones de alto estrés para ellos y bajos
niveles de salubridad. Además de especies marinas se venden gallinas, pavos,
serpientes, pangolines, puerco espines, perros, gatos, murciélagos y zorros,
entre otros. Bien se ha señalado que animales con altos niveles de estrés tienen
un sistema inmune debilitado y, por lo tanto, adquieren la potencia de adquirir
y transmitir virus de las más diversas clases. (https://rb.gy/6co7vm).
A finales de enero de 2020 Peter
Navarro, uno de los asesores del presidente Trump, le anunció el alto riesgo
que corrían los ciudadanos quienes estarían
indefensos ante la carencia de cura o
vacuna. “La falta de protección eleva el riego de que el coronavirus evolucione
hacia una pandemia abierta poniendo en peligro la vida de millones de estadounidenses”. En su concepto “tanto como 1.2 millones de
almas se podían perder por el coronavirus.” ( https://rb.gy/9areix)
. El gobierno no prestó atención a los
cables de sus embajada en China ni al asesor que previó las desastrosas
consecuencias que hoy se viven. El presidente Trump ha dicho que nunca vio el
memo que escribió el asesor Navarro.
La Organización Mundial de la Salud - OMS se fundó en 1948 como un
organismo de las Naciones Unidas. Hoy agrupa a 194 países. Tiene como misión
central la promoción de la salud pública en todo el mundo. Ha sido exitosa en
el combate de muchas enfermedades (por ejemplo, viruela y poliomielitis) que
han plagado a la humanidad. Su labor esencial hay que seguir respaldándola.
Aparte de la acusación del presidente
Trump a la OMS sobre encubrimiento y severo mal manejo de la crisis,
cuya motivación puede ser la de alejar
la atención de sus propios errores u
omisiones como presidente en el manejo
de la pandemia, la OMS está hoy bajo severo escrutinio más allá
de los ambientes políticos estatales. Su rol en la pandemia ha sido criticado.
De manera abierta en el New Post se le ha señalado como co – conspirador con
China en el ocultamiento de la verdad. (https://rb.gy/u9atsi). Está
hoy, en cabeza de su director, a la defensiva
tratando de demostrar que no incurrió en encubrimiento, aunque la
evidencia parece mostrar algo diferente.
A los funcionarios de esta organización no les fue permitido
visitar a la China sino el 10 de febrero de 2020 cuando ya había más de 40.000 casos
confirmados en ese país.
Antes de esa fecha la OMS
repetía la información que emitía el gobierno chino, ignorando advertencias
desde Taiwán para que se declarara la
pandemia sosteniendo, a finales de febrero, que no había razones para hacerlo.
Si se hubiese declarado más rápido se habría implantado en el resto del mundo
la restricción a la movilización internacional de pasajeros; al no hacerlo se
impidió que otros países hubiesen tomado medidas preventivas y de cautela a
tiempo, salvando muchas vidas y evitando el conjunto inmenso de daños
colaterales que ha causado en el mundo.
Se ignoró en China la advertencia del
doctor Li Wenliang quien en diciembre 30 de 2019 previno sobre el brote de un enfermedad
parecida al síndrome respiratorio agudo – SARS.
Li Wenliang fue arrestado
y acusado de falsedad y de disrupción del orden público con la advertencia de
que harían lo mismo con todos aquellos
que circulasen falsedades y rumores sobre el virus. Este doctor, de 33 años, quien con su
advertencia quiso salvar muchas vidas en el mundo murió, con cruel paradoja,
afectado por el coronavirus el 7 de febrero de 2020.
El presidente de la OMS, Tedros
Adhanom, a quien se enrostra el fuerte y necesario respaldo de la China
para llegar a ese puesto, ha sido citado varias veces en sus
alabanzas en foros internacionales al gobierno de ese país en frases elogiosas
como la “especial apreciación por el compromisos desde más alto líderes y de
la transparencia que han demostrado”. (https://rb.gy/j1taqs, https://rb.gy/ttlsi3).
A mediados de enero de 2020 ya se
sabía que el virus era trasmitido entre humanos. Dos semana después el
director de la OMS, tras visita a
China, señaló que las autoridades de ese país estaban fijando altos estándares
para el control del brote de virus; además, destacó la apertura del gobierno
para compartir información. Se seguía así circulando información imprecisa que
evitaba que se tomarán medidas urgentes para evitar lo que hoy vivimos todos en
el mundo. (https://rb.gy/edtp1x).
Afirmó el director de la OMS,
contrario a la evidencia que: “las investigaciones preliminares realizada por las autoridades chinas no han
encontrado evidencia de transmisión de humanos a humanos del nuevo coronavirus”.
En paralelo, como si fuesen comunicaciones sincronizadas, el mismo día la Comisión
de Salud Pública de Wuhan comunicó que: “No hemos encontrado prueba de
transmisión humanos a humanos”. Ello se decía no obstante que por separado
las autoridades chinas reconocían que esa transmisión no se podía excluir, aunque
el riego de trasmisión sostenida era bajo. (https://rb.gy/smvptf).
Todavía a finales de enero de 2020
siguió insistiendo el director de la OMS, que: “China ha tomado
medidas apropiadas para contener la diseminación del virus en Wuhan y otras
ciudades… por el momento la OMS no recomienda ninguna restricción más amplia
sobre viajes y comercio.” La misión de la OMS, en cabeza de su director,
era en ese momento otra: advertir de los riesgos reales del virus y tomar las
acciones que le competen como organismo mundial de la ONU. (https://rb.gy/muyoxj).
En ese momento, como se indicó, el
virus ya viajaba en primera clase en aviones y en las lujosas suites de los
trasatlánticos, cruzando libremente fronteras de los países y de los continentes,
llevando su carga de muerte y desolación a Europa, continente que se convirtió en
un núcleo irradiador (un hub) del mortal virus que circulaba en
el mundo infectando y matando a gente mucho antes de que se anunciara su mortal
presencia. Europa sirvió de escala a para inundar con el virus a países de las Américas y de África. En estos países los primeros
infectados vinieron de allá y no directamente de China, país que no detuvo a
tiempo sus vuelos internacionales.
En entrevista a la BBC el 30 de abril
de 2020 el embajador de China ante el Reino Unido declaró que en la pandemia “China
se considera una víctima”. Los “mercados húmedos” se han vuelto a
abrir. La OMS ha señalado que no tiene fuerza legal para ordenar su
cierre. Algunos países como Australia han requerido al grupo de países del G20
para que se tomen las acciones sobre esos mercados porque son un riego para la
bioseguridad y la salud humana en todo el mundo.
Lección aprendida: La Organización
Mundial de Salud, que merece el respaldo de todos, debe por la vía de acuerdos,
consensos o por resolución de la ONU adquirir poder para intervenir de manera
más directa en la prevención de catástrofes pandémicas como la actual.
Tenemos derecho en este mundo estrecho
a defender nuestras vidas, economías, empleos y patrimonio económico y cultural
con información precisa, la que reclamamos en ejercicio de nuestra ciudadanía
global. Se pudieron salvar muchas vidas, evitar mucho daño psicológico, muchos
enfermos, muchos empleos, efecto negativos en las economías y en la violación
de derechos humanos como los de la vida y la salud.
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