Las Industrias Creativas o Economía Naranja: Una Buena Oportunidad para el Arte, la Cultura y la Educación
Las Industrias Creativas o Economía Naranja: Una Buena Oportunidad para
el Arte, la Cultura y la Educación
Enrique Batista J., Ph. D.
La naranja es el color más feliz – Frank Sinatra
Y también una oportunidad para arte, ciencia, cultura y economía puedan integrarse en proyectos de aprendizaje escolar y para que la formación artística deje de ser un “relleno”, como con displicencia se le llama en ambientes escolares, y se convierta en parte fundamental de todo proyecto educativo.
Las Naciones Unidas destacan a las
industrias creativas o economía naranja como una de las más dinámicas que han
más que duplicado en muy pocos años la generación de riqueza con sus
ingresos. Según la UNESCO se trata de uno de los sectores de más
rápida expansión en la economía mundial que, además de generar trabajo, contribuye
al progreso de los países fomentando la calidad de vida y la autoestima de las personas,
Además, para Colombia señala la misma organización, que como país que
busca diversidad e innovación más allá de los commodities, las
industrias creativas parecen un nicho natural. (https://bit.ly/2XVTGzO).
Las industrias creativas además de la
riqueza, desarrollo y empleo que generan preservan y diseminan la valía
cultural, las identidades culturales, marcando nuevas dimensiones y modos de
difusión con base en desarrollos digitales que facilitan que cultura y economía
se encuentren. La UNESCO (que usa la denominación de “industrias culturales”)
las define como aquellas que "tienen como objeto principal la producción o
la reproducción, la promoción, la difusión o la comercialización de bienes,
servicios y actividades de contenido cultural, artístico o patrimonial.” (https://bit.ly/2FO9g5U).
En Colombia se expidió en 2017 la
"ley de la economía naranja", la que tiene por objeto
desarrollar, fomentar, incentivar y proteger las industrias creativas referidas
a los sectores que enlazan creación, producción y comercialización de bienes y
servicios basados en contenidos intangibles de carácter cultural o que generan
protección de los derechos de autor. Señala la misma ley que esas
industrias “comprenderán de forma genérica –pero sin limitarse a estos - los
sectores editoriales, audiovisuales, fonográficos, de artes visuales, de artes
escénicas y espectáculos, de turismo y patrimonio cultural material e
inmaterial, de educación artística y cultural, de diseño, publicidad, contenidos
multimedia, software de contenidos y servicios audiovisuales interactivos,
moda, agencias de noticias y servicios de información, y educación creativa”,
las que, por política que desarrolle el gobierno, impulsarán este sector de la economía para generar empleo
de calidad, ser motor de desarrollo y fomentar la identidad y equidad. (Subrayados
fuera del texto).
En el Plan Nacional de Desarrollo
2018 – 2022, “Pacto por Colombia, Pacto la Equidad” entre los 25 pactos que
contempla está el 10 que dice: “Pacto por la protección y
promoción de nuestra cultura y desarrollo de la economía naranja” con el
cual se busca una mayor participación de los ciudadanos en las
actividades artísticas y culturales, contribuir al desarrollo de la creatividad
y de nuevos emprendimientos productivos, consolidar las industrias creativas y
culturales como medio para el crecimiento de la economía del país y para la
creación de empleo de calidad. De igual modo, el Plan busca fortalecer los
procesos de formación artística y cultural y liberar el talento artístico y
creativo de los jóvenes preparándolos para los retos de cuarta revolución
industrial. (La ley 1955 de 2018 del Plan De Desarrollo se puede bajar
aquí: https://bit.ly/32aeSky).
El presidente Duque quien en 2013
acuñó el término “economía naranja" basado en el dictum
de Frank Sinatra que está en el epígrafe de este artículo: "El
naranja es el color más feliz".
Pedro Buitrago y el ahora presidente Iván Duque publicaron en 2013 el texto, con un enfoque de facilidad y lectura didáctica, titulado “La Economía Naranja: Una Oportunidad infinita” (el lector puede bajarlo en https://bit.ly/2XTtTVS). Ahí se encuentra la definición de economía creativa de Howkins como aquella que “comprende los sectores en los que el valor de sus bienes y servicios se fundamenta en la propiedad intelectual: arquitectura, artes visuales y escénicas, artesanías, cine, diseño, editorial, investigación y desarrollo, juegos y juguetes, moda, música, publicidad, software, TV y radio, y videojuegos”.
Pedro Buitrago y el ahora presidente Iván Duque publicaron en 2013 el texto, con un enfoque de facilidad y lectura didáctica, titulado “La Economía Naranja: Una Oportunidad infinita” (el lector puede bajarlo en https://bit.ly/2XTtTVS). Ahí se encuentra la definición de economía creativa de Howkins como aquella que “comprende los sectores en los que el valor de sus bienes y servicios se fundamenta en la propiedad intelectual: arquitectura, artes visuales y escénicas, artesanías, cine, diseño, editorial, investigación y desarrollo, juegos y juguetes, moda, música, publicidad, software, TV y radio, y videojuegos”.
Si esta economía, destacan los autores del
texto, fuese una economía en sí misma sería la quinta del mundo por encima de
Alemania, tercero en las Américas después de Estados Unidos y Brasil, el noveno
en exportación de bienes y servicios y la cuarta fuerza laboral del mundo. Con uso
de un neologismo resaltan que: “Ahora que la tendencia en el comercio
creativo se inclina en favor de los servicios, la delantera la tomarán las
naciones con una estrategia digital intensiva en mentefacturas”. Estas
industrias contribuyen al 23.3 % del empleo mundial y, agregan, que la
versatilidad de esta industria permite potenciar la capacidad de crear valor
adicional a múltiples infraestructuras como las físicas (vías, parques, museos,
teatros, bibliotecas, estadios, puentes, coliseos, aeropuertos, centros
comerciales) o virtuales (fibra óptica, antenas de radio, satélites y otros).
Apoyados en el profesor Ken
Robinson, Buitrago y Duque resaltan que las reformas educativas que
se hacen ahora en el mundo requieren ajuste a una forma de alfabetismo
digital para superar al que bien denominan paradigma tecnocrático de
ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (modelo STEM) para
impulsar otro que, además de esas disciplinas, se les integre la creatividad de
las artes y el diseño “para que todos podamos ser STEAMD“ (donde la “A”
es por artes y la “D” por diseño), pensamiento que concuerda con nuestra
postura expresada varias veces en estas columnas en el sentido de se precisa ir
más allá del STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) para
incluir en los procesos formativos escolares a las artes y la cultura
(esenciales en la economía naranja) y como elemento básico de identidad,
desarrollo cognitivo y precisión comunicativa por la capacidad de hacer buen
uso del español. Por ello, nuestra propuesta la hemos denominado el modelo
STEAMS, donde la última “S” se refiere a español y sociedad.
De otra parte, José Benavente y Mateo
Grazzi en un texto titulado “Políticas públicas para la creatividad y
la innovación: Impulsando la economía naranja en América Latina y el Caribe”
(el lector lo puede bajar aquí: https://bit.ly/2YA2acH)
proponen el concepto de “ecosistema creativo” para facilitar el diseño
de las intervenciones públicas para la economía naranja y el de políticas para
estimular la oferta. En términos generales, estiman que esta economía se está
convirtiendo en tendencia en la América Latina, incluso más que la
innovación. Para un política pública en el campo de la economía creativa
señalan, entre los insumos públicos, la “Formación de capital humano y
programas de capacitación en STEAM”. Y en cuanto a las políticas de
formación de capital humano proponen que el Estado en “el sistema educativo
apoye la creatividad mediante la promoción no sólo de la ciencia, la
tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés),
sino también de las artes (STEAM, por sus siglas en inglés).”
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