Los Padres Son los Primeros y Más Importantes Educadores
LOS PADRES DE FAMILIA SON LOS PRIMEROS Y MÁS
IMPORTANTES EDUCADORES
Enrique E. Batista J., Ph. D.
“Si tienes que poner alguien en un pedestal, pon a los maestros.
Son los héroes de la sociedad”. -Guy Kawasaki
Como es bien sabido, en mayo se celebra el Día del Maestro. También es sabido que
cada niño al nacer trae un pan debajo del brazo.
Las escuelas no son una guardería de paso diurno
para niños y los maestros no son custodios de los hijos de padres sin
responsabilidad en la educación de sus hijos. Unos y otros tienen compromisos
vitales por el derecho de los niños a recibir una educación que una variedad de
organizaciones en el mundo bien ha
señalado como un esfuerzo social compartido en
donde los los padres y los maestros tienen papeles importantes, pero diferenciados
que cumplir. El éxito escolar dependerá siempre de la concurrencia de los esfuerzos
de unos y otros.
Es menester en la celebración del Día del Maestro reiterar que los
primeros, más importantes y perennes educadores son los padres de familia. La
familia ha sido siempre considerada la unidad fundamental de la sociedad. De su
solidez dependen los modos de organización social productiva, sólida y
humanizante.
La ley general de la educación señala
en su artículo 4° que “corresponde
al Estado, a la sociedad y a la familia velar por la calidad de la educación y
promover el acceso al servicio educativo". También corresponde a los
padres de familia, como ciudadanos y miembros de la sociedad civil, requerir
del Estado el cumplimiento de su función de asegurar los medios y recursos para
garantizar el cumplimiento educativo pleno con calidad para todos.
Esa imperativa e ineludible acción,
obligación y compromiso con los hijos es esencial para dar cumplimiento a los principios
de la UNESCO que destacan como mandato universal que cada “niño gozará de una protección especial
y dispondrá de oportunidades para que pueda desarrollarse física, mental,
moral, espiritual y socialmente en forma saludable y normal, así como en
condiciones de libertad y dignidad". Se resalta en el
Principio 7 de la “Declaración de los
Derechos del Niño” que: “el interés superior del niño debe ser el principio rector de
quienes tienen la responsabilidad de su educación y orientación; dicha
responsabilidad incumbe, en primer término, a sus padres…. los padres como los
primeros educadores y formadores de sus hijos”. (https://bit.ly/2B7J1az).
Los padres deben aprender y reconocer
que en la más tierna edad se estructuran las conexiones cerebrales esenciales
para aprender, desarrollar las habilidades lingüísticas, construir conceptos,
explicarse el mundo y generar el desarrollo neurocognitivo esencial para el
progreso escolar. En el período hasta los seis años los niños pasan más
tiempo en el hogar donde tiene la oportunidad de acción formativa y de
estimulación social y cognitiva necesarias para el desarrollo personal, social y
para que se sienten las bases para su exitoso aprendizaje escolar, la
construcción de la valía de sí mismos, crecer en la autoestima, desarrollar valores
y habilidades sociales y empezar a adquirir la valía del aprender y también del
valor de la educación hogareña y escolar. En el fondo, es el insustituible
comienzo para el desarrollo pleno y sano
(resalto “sano”) de la
personalidad.
Los padres tienen el derecho y la
obligación de formarse y ser formados sobre la naturaleza de los procesos
escolares, niveles de logros esperados, responsabilidades de alumnos, maestros
y directivos escolares, así como sobre los derechos y deberes de todos
presentes en el Manual de Convivencia elaborado y actualizado con participación
democrática. Las Escuelas de Padres han demostrado ser un valioso recurso para
el mejoramiento de la calidad de la educación y el progreso escolar de los
hijos.
"Cada hijo trae su pan debajo del brazo" fue un muy sabio
aforismo de la tradición campesina de los abuelos con el significado de que, en
especial si era varón, contribuiría rápido a la economía familiar en las labores
del campo. Como muchos adagios hoy no se puede tomar literalmente ya que
llevaría a abundancia de hijos e irresponsabilidad en la planificación familiar
o a la violenta explotación laboral de menores sacados de las escuelas para ser
empujados al inmisericorde mercado laboral del rebusque y del aprovechamiento
inhumano de su pequeña e inmadura capacidad para un trabajo digno y socialmente
productivo.
Para quienes indagan hoy sobre dónde
está el pan que cada niño trae debajo del brazo le significamos que el refrán
necesita ser contextualizado para entender su plena significación en estos
tiempos. Significa, bajo una concepción positiva de la naturaleza del ser
humano, que el recién nacido trae consigo la capacidad para desarrollar su
humanidad, aprender y compartir, ser persona y ciudadano. Ese "pan" es su potencia interior, su
riqueza afectiva, su poder intelectual, su capacidad de amar y de construir. Si
no lo tuviese carecería de alma. Ese poder interior es el potencial que
padres y maestros reconocen para favorecer su desarrollo.
Traer el pan debajo del brazo
significa no el trabajo infantil, esclavizante y deshumanizante. Significa que trae
consigo la semilla fértil del trigo que germinará y dará abundante mies
para el pan que le permitirá nutrir su
espíritu, crecer, prosperar y dar frutos de concordia y progreso y alimentar
a los demás con su acrecentada riqueza interior y con su amplio
potencial cognitivo, afectivo y social enriquecido y potenciado desde el
mismo hogar, más tarde en las escuelas y por la inmensa variedad de
experiencias formativas que tendrá a lo largo de toda la vida.
Traer el pan debajo del brazo significa participar de la formación familiar y escolar para llegar a ser una persona que favorezca el uso sustentable de los recursos naturales para asegurar el futuro de todos hoy, mañana y siempre. Traer el pan debajo del brazo es el derecho para que la familia busque lograr y asegure la seguridad alimentaria y nutricional, base biológica de su bienestar general y de su progreso escolar. También significa impulsar con denuedo y afecto sumo la formación como persona para alimentar el progreso colectivo. A la vez significa que tiene, desde que nace, la capacidad de formarse para convivir y vivir en una sociedad en paz.
Traer el pan debajo del brazo significa participar de la formación familiar y escolar para llegar a ser una persona que favorezca el uso sustentable de los recursos naturales para asegurar el futuro de todos hoy, mañana y siempre. Traer el pan debajo del brazo es el derecho para que la familia busque lograr y asegure la seguridad alimentaria y nutricional, base biológica de su bienestar general y de su progreso escolar. También significa impulsar con denuedo y afecto sumo la formación como persona para alimentar el progreso colectivo. A la vez significa que tiene, desde que nace, la capacidad de formarse para convivir y vivir en una sociedad en paz.
No se puede desaprovechar ni malgastar el pan de la vida que cada hijo trae bajo el brazo. Es el pan de la gran riqueza interior con la que nace cada ser humano, con capacidad de aprender, de ser un buen hijo que haga bien a toda la humanidad.
Abandonar al hijo en la escuela o no matricularlo del todo es renunciar a la responsabilidad y obligación esencial que se adquiere cuando se concibe a un hijo. Los hijos los traemos al mundo para formarlos en el desarrollo pleno de todas sus potencialidades. La escuela sola no puede lograrlo, pero en unión sólida alrededor de metas comunes con los padres de familia se alcanzan los mejores logros sociales y se bloquean indeseables influencias.
Los hijos traen el pan de la
felicidad, de la realización familiar y la dicha de ser los mejores educadores
de todos ellos.
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