Escalona Diez Años Después
ESCALONA
DIEZ AÑOS DESPUÉS
Enrique
E. Batista J., Ph. D.
y
alguna persona dirá que el pobre Escalona murió ya – R. Escalona
Mi
compadre Rafael Escalona se murió de tanto morirse.
Sorprende
no sólo la fuerza narrativa costumbrista y lírica de las canciones sino la
fortaleza del corazón de quien se llamó “el hombre
de la mala suerte”.
Empezó
a componer canciones desde la tierna edad de 15 años. Como estudiante de bachillerato
en un liceo en Santa Marta empezó a morirse de hambre por la mala comida que
recibía en el internado. Lo cantó en un paseo que título “El Hambre del Liceo”:
¿Qué
tiene Escalona?, ¿qué tiene ese muchacho?
dicen las personas cuando lo ven tan flaco,
pero es que no saben el hambre que se pasa
cuando un vallenato se sale de su casa
dicen las personas cuando lo ven tan flaco,
pero es que no saben el hambre que se pasa
cuando un vallenato se sale de su casa
Cuando
un amigo me dice voy pa´ el Valle
yo
escribo a mi casa y no más pongo en el papel:
Que me
manden de comer
que a mí
me está matando el hambre.
Todavía no había empezado a morirse de amor.
Pero pronto sí y por siempre. Así, en otro paseo, en “El Testamento” Escalona, el tan joven estudiante de colegio,
escribió precisamente su testamento dirigido a quien mucho la había hecho
sufrir.
Ese
orgullo que tú tienes no es muy bueno,
seguro
que más tarde te vas a arrepentir.
Yo solo
he querido dejarte un recuerdo
porque
en Santa Marta me puedo morir.
Y
entonces me tienes que llorar,
y de
ñapa me tienes que rezar.
Y
claro, te tienes que poner
traje
negro, aunque no gustes de él.
Entonces,
te vas a arrepentir
de lo
mucho que me hiciste sufrir.
Y empezaron sus males del corazón referido en el
merengue “La Molinera”
Te
fuiste para el molino, y yo me vine para el Valle
pero me dejaste herido, y ahora tienes que curarme,
porque yo tengo un dolor, dentro de mi corazón
porque un corazón herido, de curarse es con cariño.
pero me dejaste herido, y ahora tienes que curarme,
porque yo tengo un dolor, dentro de mi corazón
porque un corazón herido, de curarse es con cariño.
Y en mi mitad de su
enamoramiento en otro paseo que tituló “La
Creciente del César” murió ahogado porque buscándola a ella se tiró al rio
Cesar que, bajo tormentosa lluvia, como la de su torrentosa pulsión amorosa, estaba
crecido:
Yo vi
al rio Cesar traé
en su
corriente a un ahogao,
que se ahogó porque iba a vé
que se ahogó porque iba a vé
a su
novia al otro lao'.
Como el hombre iba boyao
el
doctor Maye exclamó:
¡Escalona, ese se ahogó
¡Escalona, ese se ahogó
por andar de enamorao!
Y solo
un hombre atrevió
se tira
al Cesar crecío,
cuando
ese hombre se ha tirao
es que
estaba enamorao.
Sin abrigar
ninguna esperanza, siempre dijo que moriría del corazón. Lo atestigua una bella
y dulce mujer llamada Esperanza. En
un son con el nombre de ella predice que de este mundo se lo llevará el
corazón. Cantó:
Vi que
pasó una mariposa blanca
se ha posado en un ramo de claveles.
Yo pensé que era esperanza,
pero la esperanza es verde.
se ha posado en un ramo de claveles.
Yo pensé que era esperanza,
pero la esperanza es verde.
Si a
Esperanza le dieron razón
que allá en el Valle ha muerto una persona.
No duden que fue Escalona
que murió del corazón.
que allá en el Valle ha muerto una persona.
No duden que fue Escalona
que murió del corazón.
Corazón en el que fue
acumulando hondas heridas, sobre las cuales siguió componiendo sus magistrales
canciones tanto narrativas - costumbristas como líricas. En una de sus más
bellas composiciones, “Honda Herida”,
en ritmo de merengue, siguió muriéndose del corazón:
Ay, ay, ay, ay ¡me estoy
muriendo!
Ay, ay, ay,ay, ¡tengo un dolor!
Como tú sabes que te quiero
por eso te vales de ocasión.
Ay, ay, ay,ay, ¡tengo un dolor!
Como tú sabes que te quiero
por eso te vales de ocasión.
Solamente me queda el recuerdo de tu voz
como el ave que canta en la selva y no se ve.
Con ese recuerdo vivo yo,
con ese recuerdo moriré.
como el ave que canta en la selva y no se ve.
Con ese recuerdo vivo yo,
con ese recuerdo moriré.
Con tanto dolor y con algunas
aprovechándose de la ocasión, no podía menos que considerarse un hombre de mala
suerte, tal como lo expresó en un canto en ritmo de paseo titulado precisamente
así: “Mala Suerte”.
Díganle
a Chema Maestre
también a Arturo Molina
que yo me voy pala Guajira
porque aquí tengo mala suerte.
Y si no puedo volver,
porque en la Guajira muero,
¡ay! sólo quedará el recuerdo
de aquel amigo que se fue.
Yo sé que me recordarán
cuando vayan a parrandear
y alguna persona dirá que
el pobre Escalona murió ya.
también a Arturo Molina
que yo me voy pala Guajira
porque aquí tengo mala suerte.
Y si no puedo volver,
porque en la Guajira muero,
¡ay! sólo quedará el recuerdo
de aquel amigo que se fue.
Yo sé que me recordarán
cuando vayan a parrandear
y alguna persona dirá que
el pobre Escalona murió ya.
Y al pobre Escalona no podían
valerle siquiera los remedios caseros o de tiendas de poblados. Por ejemplo,
¿un Mejoral?, no. Para los males de amor, para el gran dolor que en el corazón
ellas le causaban no valía, no lo curaban. El amor sincero que él manifestaba
podía causar su muerte. De eso siempre estuvo convencido. En su paseo “El
Mejoral” cantó la desilusión con tales remedios:
Yo pensé
que un Mejoral
podría
curar me este gran dolor.
Pero qué
me iba a curar
si es una
pena de amor.
A pesar
de que te quiero
estoy
bien convencido de mi mala suerte,
yo sé que un amor sincero,
puede causar la muerte.
yo sé que un amor sincero,
puede causar la muerte.
El amor
frustrado causa honda herida, el corazón con cariño entregado y que es
maltratado por la indolente dama, sangra, sangra, causa dolor, pero ese corazón
que bien ama y está adolorido insiste y persiste, aunque sea con el alma herida
por la indiferencia o el rechazo, porque el amor no muere. Aunque el cantor
quiera decir otra cosa, permanece ahí, no se malgasta, es sólo una oportunidad
ida pero imposible de olvidar. En el que ha sido calificado como uno de sus más
bellos cantos, el paseo “La Historia”
anotó adolorido, con corazón sangrante, su imposibilidad de olvidar a esa mujer que le hizo tanto tiempo padecer:
Es una historia que, es una historia que
me duele referir porque es muy sentimental
todo mi corazón se lo entregué
y ella se complació en tratarlo mal.
Si el corazón se viera, si el corazón se viera
ella pudiera ver como lo tengo yo.
Me pediría llorando que le diera
por toda su maldad el perdón de Dios.
Porque un amor que sangra no se olvida,
sólo deja en el alma una honda herida.
Yo no puedo olvidar a esa
mujer
que me hizo
tanto tiempo padecer.
Yo no puedo olvidar aquel amor
que me dejó sangrando el corazón.
Yo no puedo negar, yo no puedo negar
que con mucho dolor recuerdo a esa mujer,
nunca podré olvidar aquel amor
que me hizo tanto tiempo padecer….
Honda
herida que ningún hombre es capaz de resistir por la pena que lo atormenta. Rondando
por el mundo, cual pirata en las murallas de Cartagena, encuentra refugio en su
compadre el pintor Jaime Molina a quien le pide que pinte su corazón sangrando
para que ella viera cómo es que sangra su herida y para que al fin Mercedes se
condoliera de sus sufrimientos. Lo cantó así en el paseo “El Pirata del Loperena”:
No te extrañe que
me encuentre retirado
y no camine por el
barrio Loperena
te juro que vivo
como el pirata rondando
las murallas e´
Cartagena.
Garantizo que
ningún hombre resiste
esta gran pena que
me viene atormentando.
Por eso le voy a
pedí a Molina que pinte
este corazón
sangrando.
Para ver si te
condueles
de este corazón
Mercedes.
Para ver si te
entristece
este corazón mi
Meche.
Porque si quieres
una prueba de amor
nadie te la da
mejor.
te la va a pintá
Molina.
Por eso y
mucho más, Escalona no podía seguir derramando lágrimas, sufriendo y vagando
por la vida, sin rumbo ni destino conocido como cualquier golondrina, añorando,
para no sufrir más, la paz de las estrellas, allá en donde está el reino de
Dios, ahí donde por fin podría encontrar paz y consuelo. A ritmo de paseo cantó
en “La Golondrina”:
cuando
yo le dije así:
Me duele porque te quiero
Me duele porque te quiero
¡ombe!,
pero yo me voy de aquí.
Porque como aquí no puedo estar
Porque como aquí no puedo estar
iré
vagando por la vida
como la
errante golondrina
que
nadie sabe a dónde va,
a dónde va a dónde va…
Arriba de las estrellas
a dónde va a dónde va…
Arriba de las estrellas
donde está
el reino de Dios
allá quisiera estar yo
allá quisiera estar yo
¡ay!
para no sufrir por ella.
Caminando por la tierra
Caminando por la tierra
o
navegando en el mar
quizá llegaré a encontrar
quizá llegaré a encontrar
algún
lugar donde no haya pena.
¡Ay caramba!, se
preguntó: ¿Para qué tendría que llegar una brasilera en avión a Valledupar para
meterse en su alma enamorada? Esa brasilera lo dejó desesperado como un loco
llorando por su amor, amor aún más tormentoso que las mismas aguas del
Amazonas. Y, claro, el amor no tiene fronteras. Así bien lo dijo en el merengue
“La Brasilera”:
Se
perdió en las nubes el avión
sobre
el cielo e’ Valledupar
me dejó
llorando su amor.
Mañana
la voy a buscar,
pero si
no me quiere mirar
cojo mi
camino y me voy.
En las
aguas del Orinoco,
y en las aguas del Amazonas
te dirán que andaba Escalona
más desesperado que un loco
y en las aguas del Amazonas
te dirán que andaba Escalona
más desesperado que un loco
pues mi amor es más tormentoso
que las aguas del Amazonas.
Yo
tengo una pena en el alma,
yo tengo un profundo dolor
como en la novela "Canaima"
era una aventura de amor
que a ella no le ha costado nada
y a mí me costó el corazón.
yo tengo un profundo dolor
como en la novela "Canaima"
era una aventura de amor
que a ella no le ha costado nada
y a mí me costó el corazón.
Y se
moriría también el Maestro Escalona por culpa de una rubia cañaguatera,
dispuesta ella a acabar con él que la buscaba en todas partes, intentando en su
desespero encontrar alivio para sus males y poniendo testigos de quién sería la
culpable de su muerte. Leemos en otro merengue, en “La Mona del Cañaguate”:
Es una mona del Cañaguate
que se ha propuesto acabar conmigo
porque hacen dos años vivo
buscándola en todas partes.
Mi compadre Pablo Galindo
ese si sabe por quién yo me muero,
porque yo la vivo viendo
y ella no se ve conmigo.
Yo les vengo a contar la historia
porque es que me gusta salir a la
calle
buscando un alivio Mona
para que se calmen mis males.
No sé cómo un hombre resiste
de sufrí tanto pa´ mori.r
Ella tiene los ojos tristes
y es lo que más me gusta a mí.
Mucha pena debe de darte
si por culpa de tu persona
cuando digan que Escalona
se murió en el cañaguate.
Cañaguatera de ojos triste y antioqueña de ojos
verdes. A ésta última le pide que recuerde las razones para estar muy triste,
le regala un ramo de flores y también su corazón, esta vez triste pero no
sangrando. A la antioqueña “María Tere”,
en ritmo de paseo le cantó:
Ay Maria
Tere, Maria Tere
antioqueñita
de ojos verdes
sólo pido que me recuerdes
sólo pido que me recuerdes
mi Maria
Tere, mi Maria Tere.
Oye Maria Tere, oye Maria Tere
Oye Maria Tere, oye Maria Tere
yo tengo razones parar estar muy triste
el
recuerdo de tus ojos verdes
y aquellas cosas que me dijiste.
Quisiera escribirte, pero dime dónde
porque
quiero darte pruebas de mi amor.
Ya te mandé
un ramo de flores
y sobre
las flores mi corazón.
En ritmo de paseo
(que sería un son como se dice en un par de versos) compuso la canción “Jaime Molina”. Allí cantó:
Recuerdo
que Jaime Molina
cuando estaba borracho ponía esta condición:
Que, si yo moría primero
cuando estaba borracho ponía esta condición:
Que, si yo moría primero
él me
hacía un retrato
y si él se moría primero,
y si él se moría primero,
yo le
sacaba un son…
Ahora prefiero de esa condición
que él me hiciera el retrato
y yo
sacarle el son.
Ahora
me duele que se haya ido
yo quedé sin Jaime
yo quedé sin Jaime
y él sin Rafael.
Se murió primero Jaime Molina. El Maestro Escalona compuso el
son, siguió vagando por la vida como errante golondrina y regando por la faz de
la tierra sus bellos cantos vallenatos. Recuerdo que en su lecho de enfermo
poco antes de morir me dijo “compadre ya
voy a ir a unirme allá arriba a Jaime Molina”; a lo que agregué yo “y también a Consuelo y a la Vieja Sara”.
Ante mi ocurrencia sonrió y agregó “eso
es verdad compadre”.
Años antes al Maestro Escalona cuando se le indagó sobre de
qué murió Jaime Molina su respuesta fue breve, tajante y clara: “Sólo pudo ser del corazón.” Los dos, él
y Jaime, no podían morir por causa distinta.
Ahora los dos gozan de la compañía del misericordioso Creador. Allá
cerca de las estrellas, donde está el reino de Dios, su corazón herido y adolorido
ya tiene cura y goza de paz celestial.
En un paseo que titulé “Escalona
ha muerto ya”, cantado por la vallenatóloga Marina Quintero, siguiendo las
líneas de sus composiciones escribí:
Si a
Catalina le dieron la razón
que ya murió
el mejor compositor
¡qué vaina
compa! como lo presagió,
siempre lo
dijo que moría del corazón.
Y siguiendo
su deseo en vida cantado a Dina Luz, su ¡Arco Iris”, agregué a mi canto:
Vamos con
Paula y Dina Luz,
las más
bonitas de Villanueva,
le rezaremos
ante su cruz
le
llevaremos las flores nuevas.
Su alma de cristiano no penará por
falta de una oración, pedido que había hecho él. Seguiremos llenándolo de
oración por su santa alma y por la gracia de habernos dado tanta y tan bellas
canciones.
El Maestro Rafael Calixto Escalona
Martínez, como buen Maestro es inmortal, como lo serán todos sus cantos
recorridos de los más humanos sentimientos en el estilo inigualable e
inmarcesible que él creó.
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