La Creatividad y el Fomento a la Innovación Social
La Creatividad y el Fomento a la Innovación Social
Enrique E.
Batista J., Ph. D.
https://paideianueva.blogspot.com/
Todos tenemos la obligación de ser partes activas de los procesos de creación, de validación y aplicación de los avances y diferentes tipos de desarrollos sociales, culturales, científicos y tecnológicos. De ahí surge el principio de la innovación social, en la medida en que los más importantes desarrollos que se produzcan deban concurrir en la solución de problemas vividos por individuos y comunidades. Los avances científicos y tecnológicos pueden, alejados de utilidad social y como bienes colectivos, definirnos la libertad de lo que podemos saber, comer, hablar, vestir, recrear e, incluso, a quién, cómo y cuándo amar.
Entonces, ¿para qué y para quién crear e innovar? Existen principios orientadores derivados de un derecho inalienable: La indagación, la creación científica, tecnológica, literaria y artística, así como la búsqueda de la verdad y el gozo de la cultura, son libres. Todas deben cumplir un fin social y ayudar a las comunidades en el análisis y solución de sus problemas.
Dios creó al mundo y creó a los humanos a su imagen y semejanza dotados del poder de la creación. La capacidad crear es un don residente en la especie humana, centrado en el poder del cerebro para construir nuevas realidades físicas o conceptuales, con el propósito existencial de mejor comprender las variaciones y fenómenos múltiples que se dan en el mundo para así construir, de modo continuo, las condiciones para controlar las fuerzas adversas que, como especie, en ausencia de la fortaleza física que tienen otros seres vivos, ponen en peligro la supervivencia de todos. La principal fortaleza humana reside en la capacidad de comprender y explicar los fenómenos naturales del mundo, adaptando este a sus propias necesidades mediante procesos de creación.
Se crea y se innova como un mecanismo de subsistencia, de conservación de la especie humana. Sobre esa meta, se han construido las ciencias, las tecnologías, el arte, las diversas manifestaciones culturales y las demás formas de creación humana. El proceso continuo de crear, como imperiosa pulsión humana, sobredeterminó el carácter de ser social. Los avances en la comprensión y transformación del entorno natural y la creación de los ambientes de socialización, por ejemplo, la familia y la escuela, son parte del mismo fundamento.
No existe ser humano sin la creatividad y la capacidad de participar en la continua transformación de su entorno físico y cultural. La creatividad es el comienzo del control de las fuerzas de la naturaleza y el medio para optimizar el racional uso de los recursos que se obtienen de ella.
La posibilidad de crear precisa del desarrollo de una poderosa herramienta: el lenguaje oral y, con este, la escritura. Sin ninguno de estos dos fundamentos de la humanización de la especie, serían posibles los avances que observamos en la vida cotidiana. Con la escritura se dio el comienzo de la consolidación de la especie humana como seres pensantes, que comprenden la naturaleza, que construyen conceptos y teorías sobre el mundo natural, las sociedades y sobre sí mismos. Enriquecer el lenguaje y la expresión del mismo mediante la escritura son elementos imprescindibles para la debida socialización y la creatividad humanas.
Se ha reiterado que la búsqueda del conocimiento es libre y que la creación humana es un atributo colectivo; no se crea en abstracto, sino en el contexto social y cultural que la facilita, de ahí que todo hecho creativo, así como las innovaciones que se dan alrededor del mismo tienen, por su propia naturaleza, un sustrato colectivo. Si la búsqueda del conocimiento es libre, bien se ha sostenido que, como consecuencia evidente, debe existir acceso libre a lo que, con fundamento, pueden denominarse bienes culturales de propiedad colectiva.
La creatividad manifestada en ideas,
diseños de objetos, prototipos, representaciones gráficas, pintura, literatura,
conceptos y teorías, requiere de procesos mentales de alto nivel; entre ellos
la curiosidad, la puesta a prueba de alternativas y la experimentación. Un
concepto paralelo a la creatividad es el de la innovación que, en su esencia,
consiste en tomar lo que se ha creado y recrearlo para ganar en eficiencia. (https://shorturl.at/TZ26t, https://shorturl.at/PIzfQ).
La creatividad y la innovación se asocian necesariamente a la idea de
cambio, de transformación y de optimización de procesos. La innovación puede
ser disruptiva o incremental; en este último caso, el cambio se da en las
formas, en los modos de operación de las herramientas, de los objetos, de los
servicios o en los medios o alternativas para resolver a problemas, diseñar
nuevos productos, alcanzar nuevos propósitos o prácticas sociales. Asentada
sobre los procesos creativos, la innovación busca el mejoramiento de la
eficiencia y la eficacia con el propósito de optimizar procesos o superar
necesidades insatisfechas. (https://shorturl.at/CyYzt).
Desde comienzos del siglo XXI ha ganado significativo espacio el concepto
de «innovación social», para abordar los problemas que enfrentan las
sociedades y sus comunidades en campos como la educación, el medio ambiente, la
sostenibilidad ambiental, la salud y la justicia. Enfatiza la innovación social
la característica del empoderamiento de las comunidades en el encuentro de
soluciones adecuadas a problemas vividos por ellas; además, entre otros
elementos que caracterizan a la innovación social, están la estabilidad de los
procesos o soluciones encontradas, la escalabilidad para asegurar el impacto
positivo en la implementación de ellas. Igualmente, se considera crucial la
participación de distintos sectores como gobiernos, empresas privadas,
asociaciones civiles, académicos, maestros, jueces, investigadores científicos
y organizaciones de la sociedad civil.
La innovación social como proceso
social, otorga relevancia a la cooperación, la sinergia y la asociatividad en
un proceso de creación colectiva, mediante habilidades
cognitivas y sociales, el empleo de nuevas reglas, modos de organización
novedosos y acuerdos sociales frente a una variedad de necesidades
insatisfechas o de presionantes problemas que ameritan eficaces, pronta y
necesarias soluciones, diferentes a otras ya intentadas e infructuosas. Se
desean alcanzar soluciones novedosas, efectivas, eficaces, adaptables y
sostenibles, tanto en el tiempo como ambientalmente. (https://shorturl.at/aoiFi).
Las soluciones generadas son, entonces, socialmente sostenibles, y eficaces
para mejorar la calidad de vida en las comunidades. Los resultados de la
innovación social son susceptibles de ser adaptados, o extendidos a otros
contextos, en procesos que se denominan escalabilidad, o sea la generalización
de las soluciones positivas encontradas y validadas. (https://shorturl.at/SVpTs, https://tinyurl.com/bdhkhaxu).
Algunos ejemplos, del empleo de la innovación social, tomando como contexto
general el campo educativo, se pueden
presentar en la exploración y búsqueda de modos diferentes de promover el
aprendizaje activo, por proyectos, situado y prescriptivo; en la exploración de
alternativas a los modos de promover el
aprendizaje y progreso permanente de cada alumno sin incurrir en la amenaza de
las calificaciones; en el análisis y búsqueda de aplicación de estrategias de
aprendizaje colaborativo basado en «hubs» o en contenidos integrados,
como en la propuesta STEAMS; exploración de modos de incrementar la permanencia
en la escuela, o el análisis de opciones
para asegurar sostenibilidad ambiental escolar.
La innovación social no es un método de investigación como lo es la
investigación acción-participación, aunque sí comparten los principios de
empoderamiento comunitario y la solución de problemas. Los dos modos de abordar
soluciones, sin embargo, se complementan.
Se ha reconocido que un proceso comunitario de innovación social usualmente
conlleva componentes culturales, éticos, de liderazgo y organización social,
económicos y medioambientales. (https://tinyurl.com/yck3sjhy).
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