Formar Recurso Humano para la Innovación: Índice Mundial de Innovación
Formar
Recurso Humano para la Innovación: Índice Mundial de Innovación
Enrique E. Batista J., Ph. D.
https://paideianueva.blogspot.com/
Estamos en una
era de creación e innovación acelerada. Caracterización que concurre con las
del conocimiento, del aprendizaje, o de la información. El acceso libre, en
tiempo real y oportuno a la información, permite, mediante el empleo de
variados procesos cognitivos básicos y de alto nivel, generar o someter a
prueba o validación los conocimientos. La innovación se apoya en la
intercepción donde convergen necesidades y problemas que hacen indispensable
poner en funcionamiento la inventiva para encontrar soluciones cada vez más
útiles o eficientes en la realización del trabajo humano.
No sólo el
cerebro humano, como componente biológico, ha sido construido para crear, experimentar, transformar e innovar, sino que estos esenciales atributos forman
parte del acervo espiritual y de la riqueza cultural que nos lleva a ser
solidarios para alcanzar, todos sin exclusiones, la satisfacción de las
necesidades básicas. La creación y la
innovación humanas, se producen para el bien común.
Es preciso
reafirmar que todo ser humano tiene el potencial para crear, experimentar,
transformar e innovar, y que tales procesos se potencian con el aprendizaje.
Por lo tanto, la educación en todos sus niveles y en distintas modalidades
tiene como tarea esencial promover esos procesos, lo que puede ocurrir mejor,
en condiciones óptimas, mediante distintas estrategias formativas de
aprendizaje activo. La pasividad, como estrategia pedagógica, tan adosada a
tantas prácticas escolares, oscurecen el potencial creativo e innovador
presente en cada uno de los estudiantes, afectando así de modo grave el futuro
de ellos y el de la sociedad en las que viven y crecen.
La enseñanza que
fomenta la pasividad en el aprendizaje aleja a los alumnos de la dicha de
aprender; les niega la posibilidad de emplear el altísimo e invaluable
potencial creativo y de innovación que tienen por el hecho de ser humanos, por
la muy precisa razón de ser estudiantes, de tener una escuela, de morar en las
instituciones sociales caracterizadas como centros para el desarrollo de la
inteligencia. Ciencia, tecnología, creación e innovación, pasan por la escuela
con formación activa, o, por el contrario, se dejan escurrir por el desagüe que
crean las inútiles estrategias de aprendizaje que no sólo ignoran, sino que
niegan semejante potencial humano.
La capacidad y
abundancia de medios y recursos para la innovación están estrechamente
asociadas al progreso de las naciones y de sus economías, a su competitividad,
entendida esta como: «la capacidad de un determinado país o región de
generar mayores tasas de crecimiento y empleo de manera sostenible». (https://shorturl.at/h86wE). La innovación se asocia a cambios mediante la
expresión o concreción de nuevos conceptos, de ideas, de procesos, de
prototipos, de invención en los modos de producción, y de la reducción del
impacto negativo ambiental; todo ello con la intención de ser aplicados para
ganar en utilidad y eficiencia, facilitar la realización de tareas, la solución
de problemas o mejorar los aprendizajes; en el campo industrial y comercial,
apunta la innovación ala incremento de la productividad y la mejora de la
competitividad.
En el contexto
de la competitividad de las economías en el mundo se presentan cada año índices
de innovación. Uno de ellos es «Índice Mundial de Innovación (GII)»
dirigido por la Organización Mundial de Propiedad Intelectual – WIPO (https://tinyurl.com/3e57f6t8). Este
Índice para 2024, presentado el 26 de septiembre de 2024, analiza el
rendimiento del ecosistema de innovación de 133 economías y las tendencias
recientes de la innovación en el mundo. Con base en siete pilares y 78
indicadores, clasifica el nivel de innovación de cada país. Esos siete pilares
están divididos en dos subíndices: El de insumos con cinco pilares: Instituciones,
Capital humano e investigación, Infraestructuras, Sofisticación del mercado,
Sofisticación en los negocios; y el de productos con dos pilares: Conocimiento
y resultados tecnológicos, y Productos creativos. (https://tinyurl.com/3fj2786n).
En la
construcción del Índice se tienen en cuenta cuatro etapas del ciclo de la
innovación: inversión en ciencia e innovación, progreso tecnológico, adopción
de tecnologías e impacto socioeconómico de la innovación. (Un resumen en español de este Índice para
2024, el lector lo puede encontrar aquí: https://tinyurl.com/2f8u2zas).
Los diez
primeros países clasificados en el Índice son todos de altos ingresos. Ellos
son: 1. Suiza, 2. Suecia, 3. Estados
Unidos de América, 4. Singapur, 5. Reino Unido, 6. República de Corea, 7.
Finlandia, 8. Países Bajos, 9. Alemania y 10. Dinamarca. Los polos de actividad
y de desarrollos científicos y tecnológicos son liderados por Tokio-Yokohama y
Cambridge. Entre los primeros cuarenta países, sólo figuran cinco con economía
de ingresos medianos. Ellos son, con su puesto entre paréntesis, China (11), Malasia
(33), Turquía (37), Bulgaria (38) e India (39).
En América
Latina, las posiciones de algunos países, son así en 2024: Brasil (50), Chile
(51) y México (56). Siguen Colombia (61), Uruguay (62) y Costa Rica (70). Más
atrás están: Perú (75), Panamá (82), Paraguay (93) y Honduras (114). Se resalta
a Colombia que mejoró cinco puestos con adelanto notable en Productos
creativos, alcanzó el puesto 18 en la valoración de sus compañías
unicornios; además, en pagos por propiedad intelectual ocupó el puesto 11, y el
15 en importación de productos de alta tecnología.
En el informe
del Índice se presentan algunas recomendaciones. Entre ellas: Asumir la
innovación como prioridad para el desarrollo y el progreso nacional, conformar
un equipo técnico interministerial que se ocupe de la política de innovación,
asegurar que la política de innovación establezca los lazos productivos con los
sectores públicos y privados que lideran la innovación, promover la eficiencia
para convertir la inversión en innovación en productos transformadores
tangibles, contar con disposiciones legales que garanticen una política pública
de innovación social, con objetivos claros, cuantificables y evaluables. . El
crecimiento y adaptación a las condiciones cambiantes de los medios sociales,
culturales y naturales se manifiestan en cambios, comprensiones y adaptaciones
permanentes. Se crean y se aplican soluciones y nuevos enfoques para superar
escollos y variedad amplia de problemas.
A esas
conclusiones se precisa agregar las que corresponden al sector de la educación.
Como se indicó, todos los alumnos son capaces de idear, pensar, crear e
innovar. Las escuelas tienen entre sus metas sociales formar para enfrentar los
desafíos actuales y los del futuro. Para ello, es preciso enfatizar, como se
indicó arriba, estrategias de aprendizaje activo con amplitud y libertad para
experimentar, proponer soluciones y crear condiciones para el aprendizaje
situado; o sea, el referido a problemas reales (locales o globales), con amplio
énfasis en las diferentes variantes del aprendizaje individualizado.
El contexto para
crear e innovar en la escuela incluye, además de las opciones de aprendizaje
por proyectos; la puesta en marcha de maker spaces; formación en el
pensamiento como investigador; desarrollo de habilidades del pensamiento
crítico; habilidades cognitivas como diseñador (design thinking);
desarrollo del pensamiento lógico (asociado a la programación informática desde
los primeros grados), participación en hackathons (competencias
creativas de programación para solucionar un problema o crear un artefacto,
prototipo o proceso); bootcamps de innovación en el campo de la informática; creación de grupos o clubes
STEM; uso de los recursos de inteligencia artificial para encontrar y aprender
soluciones a problemas o necesidades conocidos o identificados; modelación y
análisis de prototipos; creación de actitud para el éxito y el fortalecimiento
de la resiliencia. (https://shorturl.at/xw04E,
https://edu.google.com/).
Para el éxito de
estas opciones de innovación en la enseñanza y el aprendizaje escolares, se
requiere, como es obvio, romper con los atascos que la pedagogía tradicional
impone y que alumnos y maestros cuenten con las herramientas y la libertad
necesarias para poder innovar.
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