El Buen Uso del Lenguaje Potencia la Inteligencia de los Alumnos y Mejora los Aprendizajes

 

El Buen Uso del Lenguaje Potencia la Inteligencia de los Alumnos y Mejora los Aprendizajes

Enrique E. Batista J., Ph. D.

https://paideianueva.blogspot.com/


Existe una queja generalizada alrededor del mundo sobre el desempeño lingüístico de niños y jóvenes; se señala que no emplean un buen lenguaje, que no pueden redactar textos de manera coherente y que tampoco pueden comprender mucho de lo que leen. Incluso, se ha dicho que los universitarios carecen de la habilidad para leer un libro y «no leen, no es porque no quieran, sino porque no pueden… Estamos educando a tontos… Cada vez son más los estudiantes universitarios que se gradúan sin haberse leído un solo libro.» (https://tinyurl.com/2rsr4bjh). 

Leer para comprender es enriquecer la mente humana para poder crear, transformar y entenderse a sí mismo y a las complejidades del mundo social y natural. Se precisa dejar de educar a tontos para formar a personas íntegras, sensatas e inteligentes. El potencial cognitivo y sus manifestaciones en la inteligencia humana se pueden fomentar para alcanzar niveles altos de creatividad si cada niño y joven y, en general, cada persona.

La Inteligencia Artificial – AI crece como un recurso tecnológico útil y de amplia importancia en los más diversos campos del actuar humano. No se puede, sin embargo, correr el riesgo de que un ladino chatbot de inteligencia artificial, que con sesgados algoritmos, suplante la creación humana. Es decir, la comunicación no podrá ir más allá de lo que el programador haya creado, mientras que la persona, al entregar su voluntad, precioso tesoro humano, al software, acentuaría su condición de esclavo digital, riesgo permanente que se corre ante la facilidad para crear diversos contenidos o productos mediante la inteligencia artificial - IA generativa. 

Esa sumisión, consciente o inconsciente, ante lo digital, se opone a la búsqueda humana permanente de la libertad y a la consolidación de una identidad autónoma. Tal subordinación puede llevar a muchos a un alejamiento de la interacción con otros para delegar tan humana condición a sus robots de IA, o a los avatares en mundos virtuales que suplanten su identidad.  Los avatares que cada uno diseñe, o les sean diseñados, los reemplazarán en la producción de textos, de imágenes, de pinturas, de poesía, de obras literarias, y de expresiones intensas de afecto (y también de desafecto) humano. Esos avatares serán el alter ego, el otro yo, la conciencia y el alma mismo de quienes asuman la esclavizante subrogación de sus propios intelectos, lejanos de la dicha irremplazable de la construcción amorosa y sensible de relaciones humanas productivas. 

No existe manera de comprender debidamente al mundo sin buen dominio del lenguaje. El lenguaje determina los modos de alcanzar una sólida identidad cultural y también personal. En la situación descrita, la cultura será, no la que construyan los humanos, sino el producto etéreo de maliciosos robots de IA, interactuando entre ellos, a nombre de humanos esclavizados digitalmente, siervos sumisos de programadores de los algoritmos. Siempre se recordará que estos arrastran una variedad de sesgos que se filtran en la programación, y que otros están imbuidos de torcidas intenciones que buscan ganar adeptos para oscuras causas, o dispuestos a crear condiciones para dañar a muchos. 

Se puede prever el daño inmenso que tal condición puede causar a niños, jóvenes y adultos desprevenidos. Secuestrados, con o sin avatares, los alumnos de las escuelas y colegios abandonarán, muchísimo más que ahora, el enriquecimiento intelectual, moral y afectivo que da el enriquecimiento léxico, el aprendizaje y el buen uso de la lengua materna, y de su correspondiente valía, para acentuar el continuo progreso académico, así como para superar retrasos o dificultades en los aprendizajes. 

Todos necesitan aprender que muchos de los recursos de la IA pueden ser compañeros valiosos en los procesos de aprender y de llegar a ser, y no crueles y malignos esclavizadores que niegan la posibilidad del pensamiento autónomo y del progreso colectivo. Se precisa conocer, evaluar y aplicar los altos beneficios que la IA que bien empleada puede contribuir al bienestar colectivo. 

Existe una variedad de opciones para aplicar los avances de la IA en los procesos formativos escolares; entre ellos, la mejora en el aprendizaje de las lenguas. El presente y el futuro de la inteligencia humana está en las personas que manejen un enriquecido lenguaje, con base en el cual puedan construir relaciones sociales para el buen vivir de todos. 

El lenguaje es el fundamento del espíritu, no existe espiritualidad sin él; como recurso espiritual humano conviene fomentar su aprendizaje y buen empleo. En caso contrario, se extinguirán el escritor, el poeta, el cuentista, el cantor, el periodista, el maestro y los alumnos con su inteligencia arrasada hacia las profundas cimas de la ignorancia y de la sumisión colectiva. Los sensibles sentimientos de afecto, las bellas figuras literarias, el buen sentir y amar estarán empañados por lo que dicten las vertientes insanas de la IA guiadas a la destrucción y no al fomento del progreso humano. Se acabará la humanidad del «Homo sapiens»; reinará el «Homo fictus», un deshumanizado ser ficción.

 
La pobreza en el lenguaje,  y sus consecuencias en la inapropiada comunicación, están en la base de de las dificultades de aprendizaje y de los bajos logros educativos de muchos. No se entienden los problemas, ni se adquieren manera de identificarlos, a la vez que se carece de abierta incapacidad de formular soluciones. Esa pobreza, así mismo, es el origen de los conflictos y la fuente de malentendidos entre humanos. Por eso, cabe recordar el muy conocido dictum que dice que: «De nuestro modo de hablar depende la paz, la violencia y también las guerras». Sin un enriquecido lenguaje no se puede amar al próximo, a la naturaleza y a la misma lengua materna. Ese amor también está presente en el lenguaje de señas; porque la amabilidad es un lenguaje que todos comprenden, tal como lo señaló Mark Twain: «La amabilidad es un lenguaje que los sordos pueden escuchar y los ciegos pueden leer». (
https://tinyurl.com/u9az96vf).  

Mejorar de modo constante la riqueza léxica y las habilidades de lectura y escritura abren el camino para la comprensión de los acontecimientos en un mundo cada vez más complejo, interdependiente e interconectado. Esa riqueza es una base esencial para comprender los fundamentos de la democracia, el significado y valía de los derechos humanos, la comprensión adecuada y enriquecida de qué es el cambio climático, de cómo nos afecta a todos y el porqué de la importancia de la preservación de los ecosistemas. 

El enriquecimiento de las habilidades comunicativas exige un hábito sostenido de la lectura, en los asuntos o contenidos formativos que el alumno (o el adulto) prefiera, en cualquiera de los medios disponibles hoy, impresos o digitales. Exige, saber usar el tono apropiado y escuchar para comprender y poder escribir con claridad, precisión, de modo organizado y coherente, con atención especial a las reglas de la gramática y de la ortografía. 

La lectura y la escritura deben promoverse de modo permanente en las escuelas y en el hogar. Se espera que el maestro sea un buen lector, y también escritor, y que, además, esté cualificado para promover el buen uso del lenguaje.  Si en la escuela no se enriquece día a día, grado tras grado, el repertorio léxico y las habilidades comunicativas, se habrá perdido el esfuerzo y las variadas oportunidades para alcanzar metas formativas insoslayables. Ese enriquecimiento no se centra en una asignatura (hoy usualmente solo en la lengua materna de los alumnos), sino que es función permanente, en cada proyecto, acto, espacio y actividad escolar que, en conexión con la familia, es un proyecto multidisciplinario, presente como regla identificadora de la institución educativa. 

Se recordará, y enfatizará, que en la buena lectura y escritura se encuentran las bases de la creatividad, el razonamiento lógico, el pensamiento crítico, la autonomía cognitiva, el desarrollo del concepto moral, el aprendizaje de conceptos complejos, la libertad de expresión, la comprensión de la valía de las diversas culturas y de la riqueza que representa la diversidad lingüística. En ellas, se encuentra el aprendizaje de las normas de urbanidad y de las buenas maneras que permiten excluir y desaprender el lenguaje tóxico y vulgar, fuente de pugnacidad, de ataques físicos y verbales, de acosos y de agresiones en las escuelas y fuera de ellas. 

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