La Tercera Dimensión de los Juegos Olímpicos: Fortaleza

 

La Tercera Dimensión de los Juegos Olímpicos: Fortaleza

Enrique E. Batista J., Ph. D.

https://paideianueva.blogspot.com/

 

Citius, Altius, Fortius – Communiter – Lema de los Juegos Olímpicos.

 

Del lema de los Juegos Olímpicos de la Modernidad, «Más rápido, más alto, más fuerte -- Juntos», tomamos la tercera dimensión, la de lo «Más Fuerte», la cual exige a los atletas una necesaria preparación tanto física, actitudinal, emocional e intelectual para alcanzar marcas, metas y realizaciones atléticas personales. Un atleta competitivo exitoso posee una combinación única de cualidades físicas, mentales y emocionales que le permiten destacarse en su disciplina. Estas características son el resultado de una combinación de talento innato, entrenamiento riguroso y una mentalidad enfocada en el éxito.

En efecto, no basta ser fuerte físicamente si esa fortaleza no está sincronizada con la preparación mental, con las actitudes para entender las reglas de la preparación física propias de la disciplina y modalidad en la que se participa y, muy importante, con aquellas necesarias para el trabajo y liderazgo en equipos en los deportes de conjunto, en donde a la fortaleza física y mental se suma la armonía y disciplina de grupo. En estos casos, es necesaria la sincronización de metas,  ya que la fortaleza física, uno de los componentes de lo «Más Fuerte», por sí sola no convierten al atleta en un campeón olímpico; o sea, que se requiere, así mismo, fortaleza de conjunto como grupo consolidado en torno a la meta común del «Más Alto» desempeño posible para competir con éxito.

La fortaleza física,  control  cognitivo y adecuado de las emociones concurren para mejorar la resistencia y la resiliencia que acompaña al desempeño atlético. Concurrencia que además de subyacer en las bases para alcanzar un rendimiento óptimo, ayuda a prevenir lesiones, a la recuperación por fatiga y mental después, cualquiera de los resultados que se obtengan en la competencia, y a superar eventos comunes como altos niveles de ansiedad, estrés competitivo, depresión o tristeza anímica, apatía, trastornos del sueño y otros. (https://tinyurl.com/2nk4ypsn).

Una mentalidad débil o adversa puede ser el rival más fuerte que un atleta de élite puede tener. Cerca de un tercio de los atletas de élite experimentan síntomas asociados a alguna forma de trastorno mental, lo cual afecta su desempeño en la dimensión de lo «Más Fuerte». Ese porcentaje, sin embargo, es parecido al de la población en general. (https://tinyurl.com/bdax32xy). También se ha establecido que los atletas de élite viven en promedio cinco años más que el resto de la población.

El componente intelectual o cognitivo apunta a alcanzar comprensión clara de eventos y condiciones variantes, tanto en las fases de preparación y de entrenamiento como durante y después de las competencias. Es decir, que otro elemento de lo «Más Fuerte», que invoca esta tercera dimensión olímpica, es la fortaleza para de tomar decisiones apropiadas, la cual no resulta directamente de la preparación estrictamente física. Por ello, se ha afirmado que, dependiendo del deporte y de variadas circunstancias, entre el 40 y el 90% del éxito atlético depende más de la condición mental que de la física, para atletas en igualdad de condiciones. (https://tinyurl.com/4td9k3z8).

Así, mucho más que la fortaleza física, el control mental es esencial a lo largo de todo el proceso de preparación y de la competición olímpica. Bien se ha dicho que si pesa la mente pesará el cuerpo y, por lo tanto, el desempeño no será óptimo. El viejo y sabio dictum: «Mente sana en cuerpo sano», es una condición sine qua non para alcanzar un desempeño deportivo exitoso.

Todos los atletas están sometidos a altos niveles de estrés, por lo cual necesitan mantener su organismo fuerte y bien preparado y una actitud mental acorde para alcanzar el desempeño deseado, pero, como en tantas otras facetas de la vida diaria, no basta el uso de la fuerza muscular, ya que por sí sola no fragua campeones. Se requieren elementos como la resistencia, la disciplina, el entendimiento y control de las propias emociones, sumados a otras variables como la agilidad física y flexibilidad mental, velocidad, coordinación cuerpo – mente, y otras según la respectiva disciplina deportiva.

El nivel de estrés por los largos tiempos de preparación, la amenaza omnipresente de lesiones físicas y la acumulación de presiones de diversa índole para mejorar el desempeño, puede llevar a que los deportistas desarrollen aversión a su proceso de preparación e incluso abandonen, agobiados por el «burnout» (desgaste físico y psicológico) el esfuerzo para llegar a ser o mantenerse como un deportista cimero, de élite.

 

Bien conocido ese el caso en los Olímpicos de Japón - 2020 cuando la sobresaliente gimnasta Simone Biles,  ganadora de 37 medallas entre Juegos Olímpicos y campeonatos mundiales, abandonó la final por equipos porque sufrió un apagón mental que le impedía controlar sus rutinas gimnásticas; no soportaba el estrés; en sus propias palabras: «Tengo que concentrarme en mi salud mental. Simplemente, creo que la salud mental es más importante en los deportes en este momento. Tenemos que proteger nuestras mentes y nuestros cuerpos, y no solo salir y hacer lo que el mundo quiere que hagamos». (https://tinyurl.com/yad6rmrh). Reapareció, ya más fortalecida en lo físico y en lo psicológico, en París - 2024, entonces con 27 años de edad, ganando varias medallas olímpicas. Ella recalca que disfruta ir cada jueves a consulta con su psicólogo. 

 

Los atletas que tienen en su mira la participación en Juegos Olímpicos desarrollan unas cargas de entrenamiento por varios años, llegando a emplear 5, 8 o más horas diarias de preparación física, a lo cual hay que agregar el tiempo de recuperación y de descanso, la nutrición apropiada y la preparación mental, dejando de lado muchas de las actividades sociales y laborales, compromisos escolares y otros. La mencionada multicampeona olímpica y mundial, Simone Baile, terminó sus estudios de secundaria estudiando en la casa para poder dedicar tiempo a sus entrenamientos.

En el lema olímpico «Más Fuerte» se refiere no sólo a la fortaleza física y a sus variables asociadas como resistencia, disciplina, perseverancia, estamina y velocidad, sino también a características mentales que han sido clasificadas por psicólogos deportivos y entrenadores mentales en las cuatro «C» que engloban, desde lo mental, a lo «Más Fuerte» como la tercera dimensión de los Juegos Olímpicos.

Las cuatro «C», que son parte esencial para alcanzar el éxito en competiciones deportivas, son:  1. Concentración o habilidad para focalizarse tanto en la fase de preparación como en la competencia, bloqueando toda clase de distracciones,  fijando metas realistas y reforzando la fortaleza mental. 2. Confianza en sí mismo,  como habilidad asociada a un autoconcepto positivo, alta motivación para enfrentar los desafíos, instaurando en la mente la meta de ser capaz de lograr mejores desempeños personales, con fortalecida actitud ganadora y mente orientada al logro. 3. Compromiso, que significa dedicación,  práctica disciplinada, perseverancia y resiliencia. 4. Control emocional, que implica controlar las emociones y ansiedades que se presentan en el desempeño bajo presión para poder responder de manera sana, ágil y positiva, evitando trauma psicológico ante posible reveses, ya que el inadecuado manejo de las emociones se puede convertir en un oponente superpoderoso. (https://tinyurl.com/yc5pyxjw, https://tinyurl.com/3ecfttkf).

Además de aprender nuevas habilidades, técnicas, tácticas, nuevos procedimientos y a emplear nuevas tecnologías, alrededor de las cuatro «C», adquiere importancia para el atleta la inteligencia deportiva que le permita ser original, creativo, con pensamiento y actitud crítica para entender la naturaleza y complejidades de la práctica deportiva en el contexto social, económico y empresarial.

Como hecho fundamental, el atleta cimero construye siempre su propia red de aprendizaje deportivo, además de contar con el apoyo de familiares, amigos, entrenadores y compañeros de equipo.

Pierre de Coubertin, presidente del Comité Olímpico Internacional,  en su discurso de clausura de los Juegos Olímpicos de Londres -1908, retomó una frase del obispo Ethelbert Talbot y expresó que «lo importante no es ganar, sino participar». Pero, hay eventos y hechos que contrarían el espíritu olímpico. Se ha llegado a la situación de que para algunos  «Lo importante es ganar y, si es necesario, competir» (https://tinyurl.com/c6ufzh4v). Unos países, con sus organizaciones deportivas, y cierta cantidad apreciable de atletas, han recurrido a una a variedad amplia de recursos no lícitos para alcanzar una medalla, hecho que nos lleva a resaltar los valores olímpicos en próximo artículo sobre la cuarta dimensión del olimpismo.

 

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