¡Otra Vez! La Prueba PISA: Ranking de Países que Interfiere con la Calidad de los Procesos Formativos Escolares – Parte I

 ¡Otra Vez! La Prueba PISA: Ranking de Países que Interfiere con la Calidad de los Procesos Formativos Escolares – Parte I

A contrario sensus, con la prueba PISA se pretende alinear, homogeneizar y estandarizar la educación en todo el mundo con los fines políticos y económicos de la OCDE. (https://shorturl.at/ijmnD). 

La prueba PISA, acrónimo de «The Programme for International Students Assessment», desde el año 2000 se ha convertido en un examen que ha tenido la pretensión de ser universal para valorar la calidad de la educación de los países; calidad que está centrada, y en consonancia, con la concepción propia que de la educación y de sus fines tiene la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos - OCDE. A pesar de precisas e incesantes críticas ante la inadecuación e inconveniencia de ella, sigue, como Johnny Walker, tan campante, lo que en buena parte se debe al amplísimo poder que esa organización tiene en todo el mundo; así, luce intocable ante la abundante y abrumadora evidencia de su impropiedad.

Si bien la OCDE tiene 38 Estados afiliados, ha hecho esfuerzos para extender la aplicación del examen hasta 80 países en su última versión. Esfuerzos que, seguramente, reflejan la pretensión de que la educación, con la riqueza de sus más altos fines, sea pensada de una manera única y estandarizada, según los designios de esa misma organización. Tal despropósito se plasma en la aplicación de un examen escrito, de dos horas de duración, restringido a sólo tres de las muchas áreas de formación en las escuelas: ciencias, matemáticas y lectura. (https://shorturl.at/hpMNO). En diciembre de 2023, la organización que administra el examen PISA presentó último ranking de países. Otros informes técnicos adicionales fueron anunciados para el 2024. (https://shorturl.at/twFUZ).

Sin mucho fundamento que avale la aseveración que sus promotores hacen de dicho examen, éste es presentado como una herramienta que permite a los países ser más inclusivos y equitativos en sus resultados escolares. Aserción que se mantiene a sabiendas de que no existe manera de lograr esos dos principios esenciales, en la sociedad actual, con base en la aplicación de una prueba estandarizada de dos horas de duración a estudiantes de 15 años en los países que han accedido a que se les aplique la mencionada prueba. Aseveración endeble e indefendible, en particular cuando bien se ha resaltado que no es una prueba que mide logros educativos sino económicos. Uno de los resultados visibles de esta prueba es que llevan a creación de un universo de culpas y de culpables (usualmente los maestros) en países con culturas, lenguas, sistemas y concepciones educativas diferentes. 

Distintos análisis, tanto de la sustentación conceptual, como con el modo de desarrollo, de selección de la muestra y la aplicación del examen, han señalado limitaciones precisas que resaltan la abierta invalidez de ese examen para el propósito pretendido, algo iluso y recorrido de pensamiento mágico. Se trata de mediciones estrechas que no permiten sacar las conclusiones a las que habitualmente se llegan con los informes técnicos que se presentan con la divulgación de los rankings por países.  En efecto, desde diversos ángulos académicos y científicos se ha reiterado que, sus resultados, basados en una prueba corta, no habilitan para comparar logros y elaborar rankings de los países. Tales rankings «interfieren seriamente con los procesos de calidad de educación y la autonomía de los procesos formativos que deben libremente desarrollar cada uno de los países». Otra valoración crítica de la prueba PISA ha demostrado la falta de atención a las variaciones culturales nativas y a las poblaciones con necesidades especiales. (https://shorturl.at/ijmnD).

De otra parte, la prueba adolece de certeza y representatividad estadística que, con base en estudiantes con 15 años de edad, independiente del grado escolar que estén cursando, se puedan realizar comparaciones fundadas entre países. Se da alrededor de todo el mundo el hecho cierto de que en los países más avanzados, y en aquellos donde existe la promoción social entre grados, a la edad de 15 años los alumnos han terminado la educación básica, mientras que en muchos otros, un número grande de adolescentes a esa edad, cursan grados inferiores al noveno; de donde surge el hecho de que  algunos han alcanzado mayores niveles de formación, lo cual hace inviable, y evidentemente imposible, una equiparación que habilite la comparación entre países y la alegre y rampante expedición de los bien consabidos e inútiles rankings de países.

Con precisión se ha destacado que cuando el examen es valorado en términos psicométricos y demostrada la falta de validez y confiabilidad, en las publicaciones de sus informes técnicos la organización resta importancia a la problemática de sus cálculos. Desde los análisis de los resultados, se resalta que la mayor parte de los países ocupan la parte media de los rankings y que una pequeña diferencia en el puntaje medio puede variar la posición en el ranking de un país entre 10 y 20 puestos. Además de confiar en un número reducido de preguntas, se ha hecho evidente que los puntajes se afectan sustancialmente por la tasa de completación del mismo. Así, los puntajes más altos de algunos pueden deberse al énfasis de los padres de familia o de las autoridades escolares para que se complete debidamente el examen. La OCDE, con los rankings basados en la muy deficiente prueba PISA, promueve, o intenta promover, una cultura de la examinación y fomentar la visión ideologizada y errónea de que los logros educativos y el desempeño de los jóvenes de 15 años tiene que ver, esencialmente, sobre las respuestas a una prueba escrita de dos horas. (https://shorturl.at/twFUZ). 

Desde otro ángulo, incluso el lector más desprevenido se llenaría de incredulidad al notar que un proceso formativo, valorado en los tres campos estrechos mencionados, pueda representar las metas escolares de alto nivel que todas las sociedades esperan, entre ellas las asociadas, por ejemplo, a los estudios sociales, las artes, la ciudadanía, la urbanidad y la ética. Son estos campos de formación más que esenciales para el futuro de los jóvenes. Se introduce, de ese modo, una severa distorsión para que los mismos estudiantes no valoren adecuadamente aquellos campos que forman parte de su insustituible formación. 

Otra limitación inherente a la prueba PISA tiene que ver con la traducción de los ítems, los que inicialmente están en inglés, redactados bajo los estándares propios de esa lengua. Distintos estudios han demostrado que al ser traducidos las alternativas de respuestas no resultan exactamente con la misma significación o precisión que se pretendió en el lenguaje original. Tales variaciones de lenguas, y de culturas, afectan el desempeño en esa prueba y, a la vez, arrojan nuevas sombras de la invalidez del intento de comparación entre países. Varios investigadores han resaltado evidencias adicionales de la invalidez de la prueba PISA fundamentados en la asociación que se tiene con organizaciones que, como Pearson (https://shorturl.at/bNOT9), promueven negocios de consultorías internacionales en el campo de la educación. Además, ha sido reprochado el hecho de los estudiantes no conocen los resultados, ni tienen ningún estímulo o motivación intrínseca para que ellos se dediquen a responder con el máximo esfuerzo la mencionada prueba; examen para el cual no saben quién lo organiza y para qué fines específicos. O sea, que muchos de los jóvenes la consideran otra prueba estorbosa más en el camino. También es preocupante el uso que se pueda hacer, y a qué fuentes distintas son o pueden ser diseminados, los datos que estudiantes y maestros suministran. (https://shorturl.at/twFUZ). Se ha argumentado que la influencia de la prueba PISA puede poner en jaque las políticas de democratización de la educación y falsear las agendas propias de los países. (https://shorturl.at/afjL0).

Bien se puede resaltar, como en buena parte de los tests estandarizados, que los resultados miden más bien la muy baja calidad de la misma prueba PISA y no la calidad de la educación. O sea, está más enfermo el test que la enfermedad que busca ranquear.

Este análisis de la prueba PISA lo continuaré, como una segunda parte, en un próximo artículo, para resaltar, tal como ha sido afirmado por más de una centena de académicos del mundo, cómo la OCDE, con su examen PISA, están dañando a la educación en todo el mundo.  


Comentarios

Entradas más populares de este blog

La Resistencia a la Innovación en Educación

Bots de Inteligencia Artificial Que Transforman la Creación Humana, la Educación; Oficios y Profesiones

Estrategias de Aprendizaje STEAMS para un Nuevo Modelo Educativo