Cuando la Navidad Ha Sido Prohibida
Cuando
la Navidad Ha Sido Prohibida
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El natalicio de Jesús empezó a ser celebrado cerca de 400 años después de su inmolación
en la cruz. Nunca se supo el día del calendario en el que nació. Por siglos, se
pensó que fue en algún día de verano (junio a septiembre). Históricamente, se
reconoce que la primera cena navideña se celebró en Constantinopla en el año
379, ofrecida por el arzobispo de esa ciudad, Gregorio
Nacianceno. La cena navideña empezó a ser un acto de fe religiosa
de los cristianos. Desde entonces, con alguna lentitud, se
extendió alrededor de todo el mundo. Su celebración se asoció a las «saturnales»,
una celebración pagana que en holgorios realizaban los romanos a finales de
diciembre, cuando comenzaban las frías y largas noches del invierno boreal. El 25 de diciembre se celebraba una fiesta
popular romana en honor al «sol invencible». El Papa Julio I, fijó en el año 350, el día 25
de ese mes como la fecha del nacimiento de Jesús, decisión que, cuatro años
después, el Papa Liberio la reconfirmó, por siempre, como fecha de celebración
oficial del nacimiento del Niño Jesús. Fue una disposición para que los
cristianos abandonaran la celebración de la fiesta pagana al dios «sol
invencible». (https://shorturl.at/tGIKX,
https://shorturl.at/cdhoL).
No
siempre la Navidad ha sido acogida por personas, gobernantes o sociedades, e
incluso por cristianos y organizaciones de la misma Iglesia. Por eso, es
preciso reconocer que la Navidad tiene amenazas frecuentes. En Texas, bajo la
idea de la separación entre la religión y el Estado, se creó, en una
oportunidad, una disputa legal por un pesebre construido en las afueras de un
juzgado; en otro Estado, se prohibió la instalación de adornos navideños en
edificios públicos; los congresistas de los Estados Unidos tienen prohibido
enviar tarjetas de Navidad usando el correo oficial. De otra parte, en el Reino
Unido se propuso, incluso, cambiar el nombre de Navidad por el de Winterval
(intervalo invernal), insólito asunto que fue rechazado por los ciudadanos. En
dirección contraria, en la fría Alaska, ahí cerquita de donde reside Santa
Claus, en una oportunidad se organizó un grupo de protesta para defender las
tradiciones navideñas que consideraban amenazadas, protesta que se realizó
cantando villancicos. (https://shorturl.at/cdhoL).
Diversos
escritos sobre la celebración de la Navidad se refieren, a quienes se oponen a
ella, como «Scrooge», recordatorio del hosco personaje de la bella novela
de Charles Dickens «Un cuento de Navidad. (Una versión breve para niños,
el lector podrá encontrarla aquí: https://rb.gy/rnudd6).
En
Inglaterra, Oliver Cromwell, personaje funesto en la historia mundial, y en la
de ese país, alcanzó a prohibir la Navidad durante 13 años de su gobierno, incluidos
unos deliciosos pasteles típicos del pueblo británico, los villancicos, guirnaldas
y otros adornos navideños. Este personaje, asociado a sectores cristianos puritanos
en extremo, empezaron a negar toda celebración religiosa que consideraran
extrema. Muerto el dictador Cromwell, históricamente catalogado como un «Scrooge»,
volvió a renacer la Navidad entre los británicos con sus provocativos
pastelitos. No valió la prohibición
porque la gente, de uno u otro modo, siguió celebrando la Navidad y entonando
los cánticos navideños. No descanso en paz Cromwell, ya que, una vez
reinstaurado el régimen monárquico, fue desenterrado, su cabeza cortada y
expuesta en público por varios años como escarmiento para muchos. (https://shorturl.at/cdgJT).
El sultán de Brunéi, en 2014, más allá de la
evidente violación de la libertad de religión y conciencia, prohibió la Navidad
a los musulmanes con penas hasta de 5 años de cárcel, bajo el principio de que
podía dañar las creencias musulmanas. La prohibición incluyó también la
exhibición de símbolos cristianos, árboles de navidad, ceremonias y objetos de
Navidad, incluidos los villancicos. (https://shorturl.at/gwA25). En Uruguay desde 1919, por la
separación de la Iglesia del Estado, no se celebra la Navidad: el 25 de
diciembre allá es el Día de la Familia
El voquible
«villancico», como se sabe, proviene de la palabra española «villano»
referida a los habitantes o siervos en la Edad Media de los poblados o villas.
No fueron en sus inicios canciones religiosas, sino cantos populares (a la manera
de la música pop; popular, de hoy). Para muchas personas esos cantos distraían
al prójimo de las prácticas y creencias de la fe cristiana. Pero, la Iglesia
encontró en ellos un buen recurso para propagar dicha fe y enseñar los
principios sagrados presentes en el Nuevo Evangelio. Con los villancicos, la Iglesia
empezó a enseñar la doctrina cristiana a los fieles actuales y a aumentar su
número. Aunque se reconocen algunos cánticos
populares religiosos en el siglo V, hacia el Siglo XIII empezaron a tener la
forma de cantos religiosos alrededor de historias bíblicas y centrados en el
nacimiento y vida de Jesús.
Los
villancicos en los siglos XVII y XVIII de lo profano pasaron a ser reconocidos
como sólidas piezas musicales por compositores e intérpretes de alto
reconocimiento. El mismo Martín Lutero los utilizó para celebraciones
religiosas. Por mucho tiempo, los villancicos se consideraron cantos sagrados;
es decir, se podían para cantar sólo en los oficios religiosos, pero a partir
del siglo XVII empezaron a ser entonados en familia alrededor de imágenes
religiosas. (https://shorturl.at/tGIKX, https://shorturl.at/blnor).
La
etimología de villancico en castellano es la señalada, pero en otras lenguas tienen
denominaciones no asociadas a habitantes de las villas de la Edad Media: En alemán,
eihnachtslieder; en finés, Joululaulu; en francés, Chant de
Noël; en húngaro, Karácsonyi ének; en italiano, Canto di Natale;
en neerlandés, Kerstlied; en portugués, Canção de Natal.
El
villancico titulado en español «Noche de Paz» («Stille Nacht», en
el original alemán), creado en 1818, ha sido el más interpretado en todo el
mundo, traducido a más de 300 idiomas y declarado en 2011 por la UNESCO,
patrimonio intangible de la humanidad.
La
Navidad se celebra siempre con el deseo de una «Feliz Navidad», con los
cual se enfatiza la vivencia de la dicha perpetua que busca cada ser humano,
respaldado por una convicción de estar más cerca de la espiritualidad que
encarna el Redentor, reflejada en su Buena Nueva.
En
esta, y demás Navidades, cantemos el mensaje de los ángeles a los pastores
que velaban en los campos: «¡Gloria a Dios en las alturas y paz, paz en la
Tierra a los hombres de buena voluntad!» E imploremos para que, al fin,
haya armonía y paz entre todos los humanos. Que nos ilumine a todos el alma y
el corazón, y por siempre, la estrella de la paz:
Noche de paz, noche de amor,
todo duerme en derredor.
Entre los astros que esparcen su luz
brilla anunciando al niño Jesús:
Brilla la estrella de paz,
brilla la estrella de paz.
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