Cambio Climático Sin Compromisos Sustanciales: De la Declaración de Río (1992) y el Acuerdo de París (2015) a la Exhortación Papal (2023)
Cambio
Climático Sin Compromisos Sustanciales: De la Declaración de Río (1992) y el
Acuerdo de París (2015) a la Exhortación Papal (2023)
Enrique
E. Batista J., Ph. D.
https://paideianueva.blogspot.com/
Con
respecto a los necesarios procesos de formación ciudadana y sobre los compromisos
que gobernantes y ciudadanos tenemos que cumplir, con frecuencia surgen las
preguntas sobre qué es lo que es menester hacer. De hecho, hoy se puede señalar
que desde hace por lo menos un tercio de siglo se han formulado internacionalmente
las soluciones y compromisos que deben ser asumidos por todas las personas y
por los gobiernos en todas las naciones para acabar con los efectos desastrosos,
que ya padecemos, del cambio climático y que soportaremos con los más agravados
que ya se vislumbran en el futuro cercano.
La Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo
de 1992 consta de 27 principios, entre los cuales resaltamos aquí la responsabilidad que
tienen los Estados para proteger y restablecer la salud y la integridad del ecosistema de la Tierra, controlar las actividades
en su jurisdicción para que no causen daño ambiental, fortalecer el desarrollo
sostenible fundamentado en saberes científicos y tecnológicos. Se resalta que
en cada país toda persona deberá participar para alcanzar las metas de
mitigación del cambio climático y tener acceso adecuado a información sobre
medioambiente, incluida la concerniente a materiales, medios y recursos que
implican peligro para las comunidades; las mujeres, los jóvenes, las
poblaciones indígenas y sus comunidades constituyen núcleos fundamentales en la
ordenación del medio ambiente, por lo que es preciso asegurar su efectiva
participación en la integridad ambiental. Se agrega, además, como principio,
que la paz, el desarrollo y la protección del medioambiente son
interdependientes e inseparables. (https://shorturl.at/hlEI0).
A partir de la Declaración de Río, se han realizado muchas otras conferencias entre las que se destaca el Acuerdo de París (https://shorturl.at/pzDWX), del que destacamos aquí algunos lineamientos y compromisos, entre ellos los más cruciales de todos: «Mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2° C con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1.5° C con respecto a los niveles preindustriales, reconociendo que ello reduciría considerablemente los riesgos y los efectos del cambio climático»; «Las Partes, (o sea, los países) deberán cooperar en la adopción de las medidas que correspondan para mejorar la educación, la formación, la sensibilización, la participación y el acceso público a la información sobre el cambio climático». «Los países se comprometen a promover la mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero, fomentando al mismo tiempo el desarrollo sostenible, fortaleciendo los conocimientos científicos sobre el clima, con la vigilancia y evaluación de los planes, políticas, programas y medidas de adaptación y la extracción de las enseñanzas correspondientes».
Las conferencias adicionales
desde entonces, como seguimiento a los compromisos adquiridos ya por más de 190
países, no han producido los efectos deseados sobre el cambio climático y sus
correspondientes consecuencias, medidas hoy en frecuentes tragedias y desastres. La perturbación climática y los dañinos
efectos sobre los ecosistemas y la vida en el planeta siguen
incrementándose. No han valido las reuniones
anuales llamadas «Conferencia de las Partes – COP» propiciadas por las Naciones
Unidas. La COP 28 se realiza en 2023 en Dubái. Seguirán los compromisos escritos que no
llevan al cumplimiento de las obligaciones con todos los habitantes del planeta
planteados desde hace medio siglo para asegurar una vida saludable y próspera a
las siguientes generaciones. (https://shorturl.at/dqBT2).
A
comienzos de octubre de 2023, el Santo Padre Francisco, con motivo de la fiesta
de San Francisco de Asís, expidió una «Exhortación Apostólica» sobre la
crisis climática; el Pontífice ya había publicado, sobre el mismo asunto, una Carta
Encíclica que denominó «Laudato si’» (Alabado sea; https://shorturl.at/fABU5). En esta Exhortación (https://shorturl.at/vzJZ5) el Papa Padre vuelve a
enfatizar que ha pasado el tiempo y que las acciones adelantadas son
insuficientes, que el mundo se aproxima a un punto de quiebre con el que se
perjudicará de modo acelerada la vida de muchos, con afectaciones en los campos de la salud,
laboral, la vivienda y el crecimiento de las migraciones forzadas. Estos severos
acontecimientos no son sólo un asunto de ecología, sino que se relacionan de
manera estrecha con la dignidad humana. La Exhortación se refiere,
entonces, a la crisis climática, al paradigma tecnocrático, a la debilidad de
las políticas internacionales y a las «Conferencias de las Partes – COP»,
no muy productivas sobre la
tragedia que representa el cambio climático.
La
crisis climática global, destaca el Papa, no se puede negar, esconder,
disimular o relativizar; las evidencias están ahí, son verificables por todos y
vividas con la creciente frecuencia de fenómenos climáticos extremos, cada vez más
intensos y con severas perturbaciones de la vida en el planeta. Si la
temperatura promedio global supera los 2° C. habrá deshielo de los casquetes
polares, afectando gravemente a poblaciones alrededor de todo el mundo. En esta
«Exhortación Apostólica», el Papa contradice a aquellos que se han
burlado del hecho grave de la crisis climática, recurriendo a la afirmación de
que la Tierra ha tenido períodos cíclicos de enfriamiento y calentamiento;
aseveración que desconoce que esos eventos ocurrieron en espacios amplios de
tiempo, medidos en milenios, mientras que el fenómeno actual es antropogénico,
el cual es posible vivir y constatar en el tiempo de una sola generación humana.
Denuncia en esta Exhortación
el Papa Francisco que la crisis climática y los severos efectos que tiene sobre
toda la población en el planeta no interesa a los grandes poderes y conglomerados
económicos y que, desde el paradigma tecnológico, se piensa «como
si la realidad, el bien y la verdad brotaran espontáneamente del mismo poder
tecnológico y económico… La inteligencia artificial y las últimas novedades
tecnológicas parten de la idea de un ser humano sin límite alguno, cuyas
capacidades y posibilidades podrían ser ampliadas hasta el infinito gracias a
la tecnología… la realidad no humana es un mero recurso a su servicio… alimenta
desde sus raíces la obsesión de acrecentar el poder humano más allá de lo
imaginable…». Bajo esa
concepción errónea se desarrolla la «llamada ‘meritocracia’, convertida en un ‘merecido’ poder
humano al que todo debe someterse, en un dominio de los que nacieron con
mejores condiciones de desarrollo».
Resalta el Santo
Padre que el ser humano no es un extraño en la naturaleza, sino parte esencial
de la misma vida, asociada a la inteligencia y a la libertad y, agrega, que el
bien, el amor, la justicia y la
solidaridad, son atributos que se logran con el trabajo y compromiso diario y
no de una vez. En el contexto de la crisis climática, continúa, se requieren acuerdos multilaterales
y no una élite con poderes excesivos, sino a través de organizaciones mundiales
con autoridad para asegurar el bien común, la erradicación del hambre y de la
miseria, y defender los derechos humanos. Reafirma el Papa: «Se precisa superar la lógica de aparecer como seres sensibles y
al mismo tiempo no tener la valentía de producir cambios sustanciales». (https://shorturl.at/vzJZ5).
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