¡Uff, Qué Calor! Salvemos a los Niños, O No Habrá Sociedad Futura
¡Uff, Qué Calor!
Salvemos a los Niños, O No Habrá Sociedad Futura
Enrique
E. Batista J., Ph. D.
https://paideianueva.blogspot.com/
Con las intolerables olas de calor ya se ha sobrepasado, en muchos lugares,
el umbral de tolerancia para vivir. Finalizado del mes de septiembre de 2023,
los registros metrológicos mostraron que fue el mes más caliente en la historia
humana desde que se lleva registro de temperatura, como también lo había sido
el mes de julio del mismo año. El calentamiento
global sigue causando severos efectos en todos los humanos y en las demás
formas de vida en el planeta. Se ha reportado que el año 2023 ha sido el tercer
año más caliente, alcanzando en el mes de julio 1.5° C por encima de los niveles preindustriales.
La Organización Meteorológica Mundial ha indicado que los años 2015 a 2022 han sido los ocho años más cálidos
jamás registrados. (https://shorturl.at/ilpQ8).
Los combustibles
fósiles (carbón, petróleo y gas) generan el 75% de las emisiones de gases de
efecto de invernadero y cerca del 90% de las emisiones de dióxido de carbono.
Esos agentes contaminantes han afectado la vida en el planeta, con variaciones perturbadoras
del clima, la desaparición de especies animales y vegetales necesarias
para el equilibrio ambiental y también para la nutrición de los humanos y demás
seres vivos. A todo ello, se agregan los conocidos, y resaltados
tantas veces, riesgos para la salud humana, el
incremento de la pobreza y el desplazamiento masivo de poblaciones. Ya abundan los lugares en donde las altas temperaturas y
la humedad sobrepasan el umbral de tolerancia para la vida, afectando en
especial a los niños. Se ha llegado a límites en donde la supervivencia de
muchos humanos está en riesgo, en especial cuando las olas de calor asfixiantes
se extienden no sólo por días, sino por semanas y aun meses, con la ominosa y
aciaga predicción de que esa frecuencia e intensidad se extenderá a medida que
se incrementa la crisis climática. (https://shorturl.at/lsBIX).
Se ha destacado que si la actual temperatura promedio se eleva en 1° C más,
la mayoría de las personas vivirán bajo calor y humedad extremos, contexto en
el cual los cuerpos no podrán enfriarse naturalmente; incrementos mayores
amenazarían seriamente la salud física de todos con golpes de calor extremos y
un incremento de las hospitalizaciones y muertes por trastornos
cardiovasculares, respiratorios, renales, además de desnutrición mucho más aguda,
malaria, diarrea y más. Así, muchos territorios se volverán inhabitables. La
crisis aumentará los riesgos tanto de morbilidad como de mortalidad en toda la
población, pero especialmente en el grupo, ya mencionado, de los niños, de quienes
sobreviven en pobreza extrema y de los adultos en general, incluidos aquellos
que trabajan en espacios abiertos. (https://shorturl.at/eFLU9, https://shorturl.at/hPT57, https://shorturl.at/exRTW).
Hoy, más de 600 millones de niños en el mundo que ya están
expuestos a calores extremos; uno de cada tres de ellos vive en países que ya
tienen temperaturas extremadamente altas, con el consabido riesgo de que tal situación
puede empeorar. Los niños son más susceptibles a los efectos negativos de los
cambios climáticos y de las temperaturas extremas porque tienen menos capacidad
de regular su temperatura corporal. En este sentido, se espera que aumenten los
problemas de salud ya mencionados, desnutrición y hambrunas, consecuencias
agravadas por la carencia de agua potable en medio de sequías interminables. Ante
esta grave situación, la UNICEF ha propuesto a los gobiernos del mundo tomar medidas
para proteger a la infancia frente a las inclemencias climáticas
con acciones que den cumplimiento a los compromisos internacionales para
mitigar el daño climático y, así mismo, adelantar las acciones, ya obligatorias,
para mantener el crecimiento del calentamiento global en no más de 1.5° C).
(https://www.unicef.org/lac/cambio-climatico, https://shorturl.at/qtyDZ).
Se estima que hay 2200
millones de niños en el mundo; cerca de la mitad de ellos viven en algunos de
los 33 países que han sido calificados como de muy alto riesgo para sufrir los
efectos del cambio climático, lo cual afectará de manera significativa y
permanente los índices de mortalidad infantil y el agravamiento de otras
perturbaciones en su calidad de vida asociadas a las ya preexistentes. En un índice de riesgo elaborado por las
Naciones Unidas se presentan los siguientes abrumadores y crueles datos para
llamar bien la atención frente a aquellos que todavía se mantienen insensibles
frente a los efectos del cambio climático o que niegan la existencia de éste.
La población de infantes en riesgo muy alto, según el índice de las Naciones
Unidas, es así: 820 millones de niños están sometidos a las olas de
calor, 240 millones a las inundaciones costeras, 330 millones a las
inundaciones fluviales, 400 millones a los huracanes y ciclones, 600 millones a
las enfermedades transmitidas por vectores, 815 millones a la contaminación por
plomo, 920 millones a la escasez de agua y 1000 millones a niveles cada vez más
elevados de contaminación atmosférica. Muchos están sometidos, a la vez, como
será obvio, a varias de esas tragedias resultantes de la impropia intervención
de los humanos sobre los recursos de la naturaleza; así, un tercio (250
millones) sufre al menos cuatro de las
perturbaciones climáticas y medioambientales conocidas y 330 millones viven en
zonas afectadas por cinco de los más grandes peligros que genera la crisis
climática con su destructivo calentamiento global. (https://news.un.org/es/story/2021/08/1495732).
Tenemos así, para el futuro de
la especie humana aquí en la Tierra, como ominosa predicción, personas que
habitarán el planeta llenas de secuelas de muchas enfermedades, del hambre, de
las distintas variables asociadas a la pobreza y con educación deficiente (e
inexistente para muchos). Aciaga condición que seguramente generará severas
limitaciones en la fundamentación de la vida democrática, la cualificación de
los recursos humanos que se requiere para lograr y mantener altos estándares de
vida para todos los habitantes del planeta. No habrá fuerza laboral para la industria,
el comercio y la agricultura. No habrá modo de generar riqueza y bienestar
colectivo.
Como se
señaló, estos efectos afectan de manera intensa ya a muchos niños inermes y
desamparados frente a una situación que cada día deteriora más su calidad de vida y la salud, dado el descuido global y el incumplimiento a
los compromisos que han adquirido los gobiernos para combatir el cambio
climático y evitar los efectos que ya vivimos y los que veremos más adelante en
niños y jóvenes cuando, los que sobrevivan, alcancen la condición de adultos,
afectados todos en su desarrollo físico y emocional y desvalidos por los efectos
adicionales que crean la pobreza y la marginación de poblaciones enteras
alrededor de este mundo. (https://shorturl.at/fiBDK, https://shorturl.at/yHRS6).
Los efectos del calentamiento
global afectan a la salud, la educación y la obligación moral inexcusable de protección
a los más pequeños. Todos los seres vivos estamos
afectados por el cambio climático y sufrimos sus consecuencias. Conviene
resaltar que no podemos dejar de pasar el hecho cierto y verificado de que el
daño mayor ocurre y lo sufren los niños y que ellos hoy no pueden anticipar
para sí mismos una vida futura productiva, personal, ciudadana, social y
laboral, debido a los daños que están sufriendo y por las carencias que irán
acumulando a medida que aumentan sobre ellos los efectos de la crisis climática
con las consecuencias perturbadoras señaladas aquí.
Es
inexcusable rehuir el compromiso y las acciones claras y efectivas en los
ambientes familiar, educativo, social en general, y en los gobiernos en todos
los países, para mitigar el cambio climático, reduciendo las emisiones de gases
de efecto invernadero. Es preciso recurrir a las diversas formas de educación
de los niños y de la ciudadanía en general para que todos, incluidos los mismos
niños, tengan conciencia de la tragedia que vivimos y del agravamiento que
ocurrirá con el cambio climático y con la ausencia de futuro para la niñez, la
sociedad y, aún, la vida misma en el planeta.
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