Enseñar, Aprender y Emplear Bien el Español
Enseñar, Aprender y Emplear Bien el
Español
Enrique
E. Batista J., Ph. D.
https://paideianueva.blogspot.com/
Enseñar, aprender y emplear el español con fluidez y precisión en la comunicación es el fundamento para el desarrollo intelectual, ciudadano y cultural pleno. Cada año, con la llegada de «El Día del Idioma», es importante reflexionar sobre su significado. No es un día con un bello nombre como puede ser para algunos; para muchos será otro día más, uno del que no se sabe su existencia o que puede ser ignorado. Conviene resaltar a todos, de todas las edades, que ese día es una fecha conmemorativa de especial importancia, un día para recordar que nuestro idioma, el español, se aprende a diario, durante toda la vida y que el mismo es la base fundamental para la armonía social. Es tan esencial porque cuando a diario nos hablamos a nosotros mismos, si carecemos de lenguaje apropiado, no podríamos entender nuestros sentimientos, ni comunicarnos con precisión, nuestros deseos o intenciones, con lo cual se crea una condición de incomunicación interior suficiente y deficitaria. Esto significa que también tenemos que aprender a comunicarnos con nosotros mismos, a poder estar en contacto con nuestro interior y exteriorizarlo con claridad y riqueza expositiva ante los demás.
La
pobreza del lenguaje lleva a imprecisión
sobre lo que pensamos, lo que nos decimos a nosotros mismos, así como los que podemos elaborar para comunicarlo a
los demás, a seres queridos y a extraños. La pobreza léxica produce penuria
interna, afectiva y cognitiva. La posibilidad del pleno ser social y cultural
y la reafirmación de la autoestima se completa con un manejo adecuado del idioma
propio. El uso apropiado del lenguaje está también en la base de las relaciones
pacíficas entre humanos y de todo intento
o proceso exitoso de divulgación y socialización del conocimiento.
Todos cometemos
errores al escribir o hablar. A todos nos surgen legítimas dudas sobre reglas,
conveniencia o precisión de algunas palabras, o sobre la exactitud gramatical. Dudar
es de conveniencia, es la invitación que nos hacemos para escribir o hablar con
mayor precisión expositiva y rectitud gramatical.
Enseñar, aprender y emplear con corrección el español es
una tarea permanente, ya que a diario hablamos y muchas veces escribimos. Es un
hecho permanente e inevitable la necesidad de comunicarnos con precisión y
eficacia. Todos, independiente de nuestros niveles de formación escolar,
incluidos los niños que empiezan a balbucear las primeras palabras, deseamos
ser mejores en la habilidad para
comunicarnos con fidelidad y exactitud. Todo esfuerzo comunicativo que se inicia se realiza con la intención de ser
precisos, en situaciones informales o formales abiertas, como también en la
expresión privada de susurros amorosos
en el oído con versos o prosa poética.
En ningún caso, no
es dable la suciedad del lenguaje o la abierta
imprecisión, vaguedad o inseguridad comunicativa, deliberada o por omisión. No caben , ya que perturban
u obstaculizan las sanas o afectuosas intenciones. Para tener mejores
posibilidades de éxito, para compartir ideas, para crear, para hacer aportes
positivos frente a tareas conjuntas, para la solución colectiva de problemas y para amar, es necesario
tener un dominio y empleo apropiado de la lengua propia.
Podemos decir que
con la educación es dable formar a seres
humanos íntegros, rectos y virtuosos, con conocimientos, sentimientos y
habilidades para comprender la importancia de la lengua materna, emplear la
variedad amplia de recursos que ella
provee para entender y analizar los
fenómenos sociales, naturales, psicológicos y los de otra índole. Es muy importante su dominio para la percepción de sí mismos
en la unidad indisoluble,
necesaria y productiva, que los une con los
demás de su propia cultura y de muchas otras. Por ello, se resalta su importancia
en la conveniente y apropiada formación escolar y ciudadana para el pleno desarrollo de la nación. La necesaria
preservación y difusión de nuestra riqueza cultural, única, y sin precios,
depende del uso apropiado de la lengua española, la cual es fundamento de
nuestra identidad cultural y nacional. Con los descuidos y empobrecimientos
sucesivos desaparece la lengua propia y esfuma la nación.
Se aprende el
idioma propio de manera permanente. Se reconoce que la lengua cambia y que se enriquece
con frecuencia el significado de palabras y hasta el contexto apropiado para su
uso. Éstas no sólo pueden tener varios significados o acepciones, lo que se
denomina polisemia; sino que pueden adquirir nuevas connotaciones, con lo cual, surge la posibilidad de comunicación con
ambigüedades o abiertamente imprecisas.
El dominio de la
lengua propia es una condición ineludible para poder alcanzar y ejercer la autonomía cognitiva, ética, moral,
política y social. Comprender textos escritos es, a la vez, un asiento
fundamental y esencial para participar en la vida democrática, entender,
organizarse y participar, como lo exigen los mandatos del Estado Social de
Derecho. Así mismo, es vital para acoger
a plenitud y conciencia los mandatos constitucionales y legales,
comprender las propuestas políticas, diferenciar hechos de opinión,
ejercer pensamiento crítico frente a
distintas posiciones ideológicas y
entender los procesos de manipulación de la opinión pública que se
difunden por diversos medios, incluidos los digitales. En esencia, ella es
indefectible para ejercer la ciudadanía y defender los procesos democráticos.
Las principales dudas que nos
ocurren o errores en que incurrimos son,
para los efectos de la enseñanza, el aprendizaje y la revisión de textos
que escribimos, bastante conocidos. El Instituto Cervantes (https://www.cervantes.es) publicó un texto guía titulado «Las 500 dudas más
frecuentes del español», agrupadas así: Dudas generales, Dudas sobre la pronunciación
y la ortografía, Dudas sobre la gramática, Dudas sobre el léxico y el
significado de las palabras, Dudas sobre la organización y
presentación del texto. El Instituto resalta que «es
una obra necesaria y oportuna para los tiempos en que vivimos». (El
lector lo puede obtener aquí: https://rb.gy/0g02b). Ese manual
de consulta se complementa con otro titulado «Las 100 dudas más frecuentes
del español», el cual es presentado como directo heredero del primero,
organizado en «diez capítulos, lo que facilita su lectura, la
consulta de dudas y la búsqueda de cualquier cuestión específica». (El
lector lo puede obtener aquí: https://rb.gy/3y4hm).
Entre muchos otros recursos disponibles en la Web, conviene usar con
frecuencia esos dos manuales para mejorar la expresión hablada y escrita del español. A ellos se pueden
agregar los de la profesora Dora
Muñoz de la Universidad Pontificia Bolivariana titulados «Claves sobre el español», en dos
volúmenes, los cuales se pueden acceder aquí: https://rb.gy/pjv1i.
La enseñanza y
el aprendizaje del español deben ser activos, no basta dictar y memorizar
reglas. Con fortuna, existe una variedad amplia de recursos para facilitar el uso adecuado de nuestra lengua. Por ello, todos debemos
conocer lo manuales, impresos o digitales, que resuelven o aclaran dudas, incluidas las consulta o
diálogos con los recientes chatbots de inteligencia artificial, así como el uso
cuidadoso de los correctores en línea de gramática y ortografía.
Una importante consideración: el español
no es una asignatura más para ser dictada, copiada y aprobada de cualquier
manera, lo cual elimina el goce de
crecer como persona mediante el
enriquecimiento del lenguaje y el desarrollo de la habilidad para poder
aprender más, mejor y más rápido mediante el enriquecimiento léxico y, con
ello, la comprensión de textos complejos
y la producción creativa de diversas formas literarias.
Así como la formación en valores y
derechos humanos no se corresponden con asignaturas que deban aprobarse o no con una
calificación, conocer y emplear
con corrección la lengua materna también
es un valor, configurado como un derecho humano esencial. (https://rb.gy/4dzq4). El aprendizaje del idioma como tal no es una asignatura
más, es una obligación de todos los que
enseñamos en la escuela y fuera de ella.
Mandatos imperativos: Hable y escriba
bien, comuníquese con precisión y eficacia, su comunicación debe ser siempre clara y precisa,
debe respetar las normas de decencia al
hablar y escribir y aplicar las normas de urbanidad en todos los intercambios
comunicativos. La formación en la lengua madre
tiene que ser promovida de modo constante por diversos medios formativos
en la familia, la escuela y fuera de ella.
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