Universidades Asequibles: En la Búsqueda Nuevos Rumbos
Universidades
Asequibles: En la Búsqueda Nuevos Rumbos
Enrique
E. Batista J., Ph. D.
https://paideianueva.blogspot.com/
Se ha reiterado que las universidades se transforman, las
cambian desde fuera o desaparecerán. Existe una variedad de razones asociadas a
tan lapidaria prevención, entre ellas: El costó creciente de su operación por
exigencias normativas y de los avances en ciencias y tecnologías, la pertinencia
y vigencia de los programas que ofrecen, la creciente reducción en la matrícula
de alumnos, la insuficiente financiación estatal de las universidades públicas,
el desencanto de los jóvenes con la formación y costos universitarios, la
presencia de alternativas de formación laboral como las microcredenciales,
la muy terca vigencia de estrategias de enseñanza y aprendizaje impropias para
los tiempos, la inhabilidad generalizada para atender los requerimientos de inclusión y de retención de los alumnos, la aparición
súbita de plataformas para la formación en línea, los efectos de la pandemia
del coronavirus (la cual develó las ya conocidas inmensas falencias de los
modelos vigentes de educación superior), el relajamiento de los estándares de
logros, la inflación de las calificaciones, la formación por volátiles créditos
académicos que no acreditan mucho, la obsolescencia o impertinencia de campos
de formación, la rigidez de los horarios y calendarios, y la
insistencia costosa de figurar en los bien inútiles rankings (figuración que en
muchos casos es pagada).
En un contexto como este, cinco profesores del
Instituto Tecnológico de Massachusetts - MIT presentaron, en el último
trimestre de 2022, lo que denominaron como
ideas para un proyecto educativo asequible («Ideas For Designing An Affordable New
Educational Institution»; el lector lo puede encontrar aquí: https://rb.gy/91foup). El mismo se mueve en el campo de la ambigüedad ya presente en el título como propuesta de una nueva (sic) institución
educativa. Si bien se presentan algunas ideas (como también se lee en el
título) no alcanza a configurarse como el
«White Paper» (libro blanco), como lo llaman los autores , que describa un
problema a profundidad y presente una
solución mejor fundamentada y de mayor alcance global.
Resaltan los autores, que las ideas en el proyecto son para
consideración; que ellas pueden tener algún sesgo simplista, pero que en ningún
caso las presentan como panacea para la crisis que enfrentan las instituciones de
educación Superior hoy en el mundo. Así, se alejan de la propuesta en el título de «Una Nueva Institución» y del concepto mismo de un «White Paper».
A pesar del título, previenen los autores que el documento debe ser considerado
simplemente como es un «White Paper» y no un plan comprensivo de
transformación de la educación Superior. No se presentan en la propuesta
cambios radicales frente a los modos de operación actual; por ello, algunos podrían considerar que es
más bien un esfuerzo bien intencionado, pero cosmético, frente a las
necesidades reales y transformaciones
que requiere La educación superior hoy en el mundo.
Con algo de circularidad, y de excusa frente al lector, reiteran
que no se intenta repensar la educación superior ni rediseñar una universidad
de investigación como el MIT. Pero, señalan que: «de manera breve nos
referimos a la hipotética nueva institución educativa
como una NEI». O sea, sí y no, a la vez.
Uno de los ejes de la propuesta consiste en repensar el
desarrollo del currículo y los modos de presentar los contenidos. Entre
las estrategias de enseñanza, señalan que esta se centrará en el modelo de aula invertida (flipped
clasroom). Se dice que lo que se propone es una «flipped university»,
opuesta a una de conferencias y contenidos dictados; lo cual es una estrategia formativa particular,
reconocida como innovadora, pero que limita
las posibilidades que ofrecen otras opciones para un aprendizaje activo.
La propuesta de «la
hipotética nueva institución educativa», se apoya en el concepto
tradicional de currículo, lo cual restringe las opciones transformadoras
de la propuesta. Se rehúye el reconocimiento de que el currículo, como ha
sido concebido y practicado por centurias, no sólo es anacrónico e
improductivo, sino que ha muerto; no se
considera que mantener su vigencia condiciona los modos de enseñar y de aprender
ligados a concepciones pedagógicas y estrategias didácticas ya superadas por la
realidad tajante de los cambios que clama la sociedad y también las mismas universidades.
Crear una nueva institución de educación superior asequible, con innovación en sus procesos pedagógicos, desde
una concepción de formación basada en currículos, restringe y condiciona el
actuar tanto de maestros como de alumnos, al quedar ellos condicionados a los modos particulares cómo se
conciben y se organizan no sólo los contenidos, sino las maneras de enseñar,
aprender y de promover de manera constante el conocimiento, a la vez que niega
la posibilidad de nuevos modos de organizar las estrategias formativas
que respondan a realidades, necesidades y motivaciones de quien aprende. Ese
currículo sobredetermina y limita la acción educativa, fuerza a
determinadas acciones de quienes enseñan y aprenden, restricciones que hacen
inamovible el viejo modelo educativo, aunque haya apariencia de cambio con una
asequible nueva institución educativa. La vigencia del fenecido currículo
contraría el aprendizaje individualizado, las innovaciones, fomenta la
pasividad del alumno, la integración de los distintos campos del saber con la
impropia separación que se hace de ellos. No bastará decir, cómo está en la
propuesta, que en el currículo se deben incluir las humanidades.
Forma parte de la propuesta poner énfasis con áreas mayores y
menores en la formación en los programas de pregrado. Se resaltan procesos de
formación por medio de «microcredenciales acumulables» , con lo que
se busca asegurar que, a lo largo de proceso formativo en pregrado, el estudiante
pueda recibir reconocimiento de lo que ha aprendido que lo pueda habilitar para
el desempeño laboral en el caso de que la abandone, por una u otra razón, los
estudios. La idea presentada es que la formación y reconocimiento de lo aprendido sea acumulable (por ejemplo, mediante las mencionadas
microcredenciales (u otras opciones flexibles
que se materialicen como viables) para superar la imposición de la acumulación
de créditos académicos, mediante expedientes académicos, créditos que sólo valen si el alumno finaliza sus estudios y se gradúa según un
rígido plan de estudios que permite la acumulación
de contenidos usualmente dispersos.
Hoy cualquier proceso formativo Intermedio carece de valor.
El título de pregrado sería un ensamblaje de microcredenciales. No existe el reconocimiento parcial de
conocimientos ni de habilidades, bajo el falso supuesto de que la certificación,
mediante el diploma, avala la debida formación para el trabajo en la sociedad
digitalizada, caracterizada por procesos y tareas laborales automatizadas y la obsolescencia
rápida de conocimientos y habilidades.
En la propuesta, concebida, como ya se anotó, como un «White Paper», se propone un
balance entre enseñanza e investigación, con la indicación de que los profesores puedan emplear el 80%
del trabajo en la primera de ellas, con adecuada
formación en los desarrollos recientes de pedagógicos y en las teorías y
estrategias de aprendizaje. Se propone la cualificación de los profesores en la
pedagogía que subyace en la propuesta., entre ellas el «team
teaching» (o enseñanza colaborativa por varios profesores), estrategias para
asegurar integración de contenidos, nada novedosa, dada su existencia
desde muchas décadas atrás, es una idea antigua y mejor desarrollada con
enfoques recientes más productivos en modelos disruptivos de enseñanza y de
aprendizaje. Un 20% se dedicaría a actividades de investigación o producción
intelectual. Se propone que el año
escolar se divida en trimestres, una
práctica ya común, desde décadas atrás, en muchas universidades.
Loa autores exploran
algunas ideas para ofrecer educación de pregrado a menor costo, lo que es buena
parte de lo que se considera como «una nueva institución de educación
superior asequible».
Toda
apunta a que más que una «nueva institución universitaria asequible», se
requieren varios modelos de instituciones universitarias que, según lugares,
circunstancias, prioridades y áreas de formación, sean «viables» e incluyentes,
donde prime la buena enseñanza, el sólido aprendizaje, y la formación ética y
ciudadana, por encima de cualquier otro proceso.
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