Experiencias en el Mundo Para Reabrir las Escuelas
Experiencias en el
Mundo Para Reabrir las Escuelas
Enrique
E. Batista J., Ph. D.
https://paideianueva.blogspot.com/
Todos: alumnos, maestros, padres de familia, ciudadanía en
general y gobiernos desean la reapertura
de las escuelas, colegios y universidades. Son más de 1500 millones de
estudiantes (cerca del 90% de los niños), desde preescolar hasta la Universidad,
que fueron forzados a abandonar la educación presencial. Al sumarle a esa cifra
a los maestros, directivos escolares, personal administrativo y a otros
miembros de las comunidades educativas se alcanza un cuarto de la población mundial.
Con el cierre pandémico se recurrió a alguna
forma de educación remota, con recursos de aprendizaje obtenidos y aplicados de
súbito sin la oportunidad para una adecuada validación de sus efectos positivos
en los procesos formativos. De otra parte, muchos alumnos y maestros han
sufrido la carencia de recursos tecnológicos y de la posibilidad de acceder y usar plataformas
virtuales, ya por ausencia de conexión a Internet, carencia de dispositivos
electrónicos, insuficiente ancho de banda o inexistencia de espacios apropiados
en el hogar para aprender o enseñar. Un porcentaje alto de maestros y alumnos han encontrado agotador y estresante
el manejo de las plataformas digitales empleadas, muchas de las cuales no
fueron hechas para sustituir los complejos procesos formativos presenciales. Como
la inmersión diaria por largas horas en los ambientes electrónicos virtuales
les agota la motivación, se ha creado una situación que podría arrastrar
actitudes contrarias a la utilización de medios y recursos digitales en los
procesos formativos posteriores.
A lo largo del mundo en diversos países se han
formulado estrategias para asegurar la continua formación de los estudiantes. En
general, podría decirse que a la fecha ellas, aunque bien intencionadas, han
sido discontinuas y con efectividad no
probada, en especial por la persistencia del virus y los sucesivos rebrotes que
se han dado.
En Estados Unidos el presidente
Biden ha propuesto cinco estrategias nacionales para apoyar la toma de decisiones locales estatales,
tribales o locales, basadas en criterios
científicos y con la regla básica de
tener en cuenta la seguridad de estudiantes y educadores (https://joebiden.com/school-reopening/): 1. Controlar el virus. Uso
y provisión de mascarillas a todos en las escuelas, distanciamiento social,
testeo y seguimiento, protección a poblaciones en riesgo y apoyo a pequeños
negocios con los recursos para que puedan abrir. 2. Establecer pautas de seguridad nacional y
empoderar la toma de decisiones locales. Pautas que se asociarán al nivel de riesgo y
grado de propagación viral en cada
comunidad; las áreas con altos niveles de COVID -19 no deben ser obligadas a
reabrir escuelas en contra del juicio de los expertos locales (científicos, asociaciones
de pediatras, de maestros y otros). 3. Proporcionar fondos de
emergencia para las escuelas públicas y
proveedores de cuidado infantil. Son necesarios para el regreso seguro a la
educación presencial US $30 mil millones, más otros US $4 mil millones para la actualización tecnológica y ampliación
del ancho de banda para Internet. Se duplicará el número de psicólogos,
consejeros escolares, enfermeras, trabajadores sociales y otros profesionales
de la salud para asegura la salud mental de todos. 4. Garantizar un
aprendizaje de alta calidad durante la pandemia COVID-19. Se pondrá el énfasis
en estudiantes con discapacidades y en los que no tienen acceso a tecnologías
específicas, tales como amplio ancho de banda y dispositivos digitales. 5.
Cerrar la brecha de equidad educativa de COVID-19. Se identificarán
soluciones a las brechas en el aprendizaje, la salud mental, el bienestar
social y emocional y las disparidades raciales y socioeconómicas sistémicas en
la educación que la pandemia ha exacerbado. El presidente Biden ha fijado la
meta de que se puedan abrir los grados K – 8 (preescolar a octavo) en los primeros
100 días de su gobierno. (https://rb.gy/b0bedc).
En el Reino Unido se ha expedido
un conjunto amplio de guías, orientaciones y regulaciones. La lista extensa comprende entre otras:
Orientación sobre lo que los maestros y directivos escolares necesitan saber y
qué hacer durante la pandemia del coronavirus; Guía para una apertura total;
Guía para padres y cuidadores de infantes; Guía para la educación especial;
Guía para la educación superior y testeo masivo asintomático en escuelas y
universidades; Cambios en las regulaciones sobre admisiones; Cualificación de
los maestros. Estas, y otras más, con actualizaciones a enero de 2021 asociadas
al rebrote epidémico reciente, el lector las puede consultar en detalle aquí: https://rb.gy/xh8fyy.
Algunos países han incorporado horarios escalonados para
eliminar el hacinamiento como ha sido la
asistencia de los alumnos y clases virtuales en días alternos; también se ha
implementado el uso de burbujas
protectoras en los pupitres (como se ha hecho en Dinamarca y Japón). Otros
países requieren pruebas de coronavirus; en Alemania se aplican cada cuatro días, estrategia muy
difícil de generalizar porque las pruebas son caras y no están disponibles en
muchísimos lugares en número suficiente.
En otros Estados, como Singapur y Japón, se recomienda que el control de
la temperatura se haga en el hogar antes de salir para la escuela. Noruega ha
priorizado la asistencia presencial de los niños cuyos padres trabajan.
Alemania prioriza estudiantes avanzados en la medida en que las estrategias de
desinfección son más fáciles de aplicar y porque ellos entienden mejor la
lógica de los protocolos de bioseguridad. También se ha ensayado la prohibición
de la entrada de padres y otras personas a las instalaciones físicas de las
escuelas y el acceso y egreso de los alumnos por varias puertas, asunto que no
es viable en muchas instituciones educativas que tienen un solo acceso debido a
la construcción misma, a razones de seguridad o a costos adicionales. (https://rb.gy/j3tvve).
En Dinamarca y Finlandia han
empezado la reapertura con los más pequeños, así ha ocurrido con parte de la
educación prescolar privada en Colombia. En los dos primeros países se escalonó
el ingreso de los alumnos. En Dinamarca el tamaño promedio de la clase es de 20
alumnos la cual es dividida, para el acceso escalonado, en tres, los alumnos son
separados en mesas individuales con separación de dos metros, hay lavado
obligatorio de manos cada dos horas, todo material educativo es desinfectado
dos veces al día, además de que se instalaron lavamanos y sanitarios adicionales;
cuando uno de los padres no trabaja se recomienda mantener al niño en la casa;
ante los rebrotes, la escuela se prepara para una educación remota súbita; el
gobierno asegura la disponibilidad de
dispositivos electrónicos y de conectividad cuando las escuelas están cerradas.
Se ha tomado la oportunidad para que los maestros evalúen las experiencia y los modos de
adaptación al aprendizaje remoto. (https://rb.gy/7ohmoo).
El efecto de las medidas que se puedan
tomar no es lineal, ni igual en diversos contextos. Mientras más largo sea el cierre mayores serán los efectos negativos
sobre el desarrollo de los escolares. Las diversas estrategias utilizadas
carecen todavía de evidencia fuerte y sostenida sobre la limitación de la propagación
de la infección. La evidencia en el mundo indica que el criterio más
importante, más no único, para la reapertura de las escuelas es una línea de
base baja en la comunidad de infección con el coronavirus.
Escuelas cerradas significa
que tendremos un severo efecto de retraso
escolar, aumento de la pobreza, del hambre, del maltrato y abandono infantil y
de las desigualdades sociales. Son y serán previsibles los efectos de retrocesos
en las habilidades esenciales de socialización, lectura y matemáticas, así como
los negativos efectos en el desarrollo físico, cognitivo y emocional general. Se
sabe que en los períodos de vacaciones
muchos alumnos pierden conocimientos esenciales, entre un 50 y un 70%. Algunos
investigadores sostienen que el efecto del cierre por el coronavirus y la
educación remota será aún más desastroso. (https://rb.gy/r04f8j).
Para los maestros las estrategias evitarán doblar el tiempo de su jornada y carga laboral
con los alumnos que atenderán en las instituciones educativas y los que se cubran
de manera remota. Dado que los
maestros han sido afectados en su salud física y mental y que también los
alumnos han vivido la estresante situación causada por el coronavirus, es
necesario definir y aplicar también protocolos de «psicoseguridad» (véase https://rb.gy/zl0mv5), así como la atención
oportuna a diversos problemas de salud física que puedan surgir.
Al llegar las vacunas será evidente que los
maestros deberán tener prioridad más alta de la ya definida, la cual para ellos
y los alumnos mayores de 16 años debe ser obligatoria.
Bien se ha reconocido que, en última instancia,
el criterio más determinante para la reapertura de la educación presencial será
la capacidad que se tenga para efectivamente impedir la propagación de la infección
y asegurar plenamente la salud de maestros, alumnos y demás miembros de las
comunidades educativas.
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