No Olvidar a los Niños en la Pandemia del Coronavirus y Tampoco la Absoluta Higiene Informacional
No Olvidar a los Niños en la Pandemia del Coronavirus y Tampoco la
Absoluta Higiene Informacional
Enrique E. Batista J., Ph. D.
Ante la evolución de hechos extraordinarios que
perturban y afectan la vida de todos en el planeta no hay que olvidar que este
no es un asunto sólo de adultos sino que también, ahí al lado, están los niños.
Ellos pueden ser confundidos con nuestra propia confusión, ansiedad, depresión,
ideas dispares, contradictorias, falsas o con la abundancia de información
imprecisa.
En esta época de crisis sanitaria, de pandemia, de
cuarentena y aislamiento social es necesario que prestemos atención a los niños
para que ellos entiendan no sólo el lenguaje que se usa en estos días sino para
que tengan información precisa que los ayude a comprender lo que ocurre y la
importancia de las medidas sanitarias recomendadas por las autoridades de salud
en el país y en el mundo. Y, a la vez, entiendan que ellos forman parte muy
importante de las estrategias para prevenir la infección y la enfermedad por el
coronavirus.
Si descuidamos los niños ellos pueden
ser víctimas de estos acontecimientos con severos efectos sobre su salud física
y el conjunto de su vida emocional. Víctimas porque también pueden enfermar,
víctimas por el temor generalizado que observan en los adultos y también
víctimas por la falta de higiene informacional promovida, avalada o
consentida por los adultos.
Bajo nuestra responsabilidad como
adultos es necesario que los niños tengan información precisa sobre qué es un
virus, cómo se diferencia de las bacterias, cómo se adquiere o se infecta una
persona así cómo conocer y aplicar las reglas para prevenir la infección y la expansión
del contagio. Les debe ser claro que ellos también pueden enfermarse y enfermar
a otros si no toman las medidas preventivas ya conocidas y ampliamente
difundidas.
Es también importante que
comprendan que la crisis de salud actual no es una situación extraordinaria ya
que han existido y existirán muchas pandemias o brotes infecciosos por lo que
con lo que se aprenda en esta oportunidad será de gran ayuda para que tengan
comportamientos apropiados en cada caso y actúen con criterio responsable y
bien fundamentado por su propia salud y la de todos los demás. Los niños pueden
ser parte de una cadena en el proceso de infección de muchos sin la adecuada
información percibida no como rutina extraordinaria sino como esencial para
evitar enfermedades como la que produce el coronavirus y también las muy graves
consecuencias sociales y económicas que nos acompañan hoy.
Se puede ilustrar a los niños las
verdades y realidades de la pandemia con un mapa en el cual podrán visualizar y
comprender mejor la gravedad de la situación y entender de qué se trata cuando
se habla de una pandemia. Google Maps presenta en https://rb.gy/oxppmn un muy
bien detallado mapa interactivo que tiene enlace para compartirlo; es
actualizado a cada momento. Se puede ver en el mapa la totalidad de los países,
encontrar al que deseemos y al hacer zoom en cualquier de ellos aparecerá cada
ciudad con el número casos confirmados de infección o de muertos por ella. Otro
con información de infectados y que también es actualizado día a día está en: https://rb.gy/qtjbay.
En las acciones
formativas se les puede ilustrar a los niños el proceso de infección con el
virus mediante gráficos, mostrar el virus, las vías respiratorias y los
pulmones. Así comprenderán los que le puede pasar a su cuerpo. Muchos niños no
son conscientes del funcionamiento de sus órganos internos.
Se puede usar una
variedad de videos cortos que con distintos niveles de profundidad y detalle están
disponibles en la Web, los que pueden ser seleccionados según la edad de los
niños. A manera de
ejemplo, en https://rb.gy/85rkcx hay un video breve que explica bien qué es el coronavirus. Se toma la oportunidad para que ellos se formen en el cuidado de su
salud y la de los demás de manera solidaria, reconocer, que los tratamientos
son costos, que hay y habrá dificultad si son muchos los infectados y que los
profesionales de la salud, hospitales y consultorios médicos no darán abasto
para atender debidamente a miles de infectados, incluidos como posibilidad
ellos mismos. En el siguiente enlace se detalla cómo el virus ataca y
secuestra, paso a paso, a las células sanas; es fácil de comprender por todos. https://rb.gy/uprrdi.
Conviene no asumir que ellos saben
lavarse bien las manos; con frecuencia no lo hacen, no saben hacerlo o sólo se
mojan las manos en lugar de un buen lavado para desinfectarlas, asunto que se agrava,
por la falta de jabón en muchas de las escuelas del país, razón por la cual
ellas son un espacio insalubre para niños en crecimiento. La guía de lavado de
las manos deben entenderla no como una rutina sino en el proceso biológico que
ocurre cuando con aguas y jabón común aniquila este (y muchos otros virus y bacterias que están presentes en las manos y que no se ven a simple vista por su
muy microscópico tamaño. En https://rb.gy/ltdgnh se encuentra los pasos que debe seguir
un niño para protegerse del coronavirus. El jabón no tiene que ser
antibacterial, vale el mismo “jabón de las abuelas” como dijo un
destacado virólogo internacional en estos días.
La información clara y precisa para
ellos es para que sepan de qué se trata y la lógica sanitaria de la cuarentena
y del aislamiento social, por qué las autoridades han tenido que tomar esas
decisiones y resaltarles la necesidad de esas medidas y los efectos positivos que
se espera produzcan si todos acogemos las normas y restricciones impuestas. Les
debe ser claro por qué no es aconsejable automedicarse (tampoco hay que automedicarlos).
Además, deben conocer con claridad cuáles son los síntomas del contagio de modo
que den aviso oportuno si los experimentan.
Es preciso establecer qué sabe el niño para desvirtuar información, fantasías o malos entendimientos. Puede ser de alguna ayuda decirles que a los niños no los afecta de manera grave, pero que si pueden enfermarse y contagiar a sus seres queridos. Como padres y adultos debemos recordar que hay niños que tienen serios antecedentes de salud o prexistencias médicas que los pueden hacer muy vulnerables.
Deben también los niños ser
informados y formados en la “higiene informacional” para que no
trasmitan o hagan reenvío de información falsa a través de sus redes sociales y
mucho menos hacer caso de posibles remedios que logre escuchar de mentes
desprevenidas aunque sean bien intencionadas. La formación es para que presten
especial atención y acatamiento a las reglas y directrices que den los organismos
de salud y la de los médicos que los atiendan o puedan atender.
No hay que infundirles miedo,
muchos menos los miedos que los adultos podamos tener creados por falsa
información. En ningún momento llenarlos de terror, sino más bien de
tranquilidad para que entiendan las reglas y recomendaciones para evitar la
contaminación y diseminación del virus. Ellos son inteligentes, aunque pueden
estar desorientados por falta de información clara y precisa. Con seguridad
todos quieren comprender y lo harán si le suministramos información precisa a
la vez consolidamos la oportunidad como un productivo paso en el proceso de
formarlos para el cuidado de la salud propia, colectiva (y también la del
planeta).
Reconozcamos que todos estamos en una situación
estresante por lo drástica e inédita, con más razón están ellos, por la cual
debemos centrar nuestra atención para que no se hundan y asilen en un
tormentoso mar mental con serios efectos somáticos en medio de la confusión que
se originan en los anormales eventos que vivimos. Recordemos que los niños en
su proceso inicial de estructuración y desarrollo físico y mental abundan en
temores irracionales o infundados por lo que deben encontrar en nosotros los
adultos seres afectivos y comprensivos que se los contengan y les den
seguridad. No ignoremos el hecho de que tenemos que acompañarlos a entender y
tener seguridad en nosotros.
El
aislamiento social puede causar estados de
ánimo impropios, no comunes, desesperación y aburrimiento. El distanciamiento
físico o distanciamiento social no puede ser distanciamiento afectivo. Hay que
estar atento a comportamientos que puedan estar afectándolos por la ausencia de
sus contactos e interacciones sociales habituales. La inactividad y el cambio
de la rutina de interacción social diaria puede causarles depresión, irritabilidad,
períodos de mal humor y hasta pataletas. Hay que evitar que esta situación se
convierta en un período de trauma que deje secuelas psicológicas negativas que
puedan ameritar más adelante alguna intervención de apoyo postraumático. Se
precisa cuidar su salud física también la mental y emocional.
Hay que evitar el aislamiento
total y ponerlos en contacto con sus seres queridos y amigos si resulta posible
a través de videollamadas, para lo cual hay varias plataformas disponibles de
modo gratuito en Internet o por Whatsapp. También es una oportunidad para que
los adultos entren en contacto con familiares y amigos. Con reiteración, el
distanciamiento social no debe llevar a un distanciamiento afectivo. No se
trata de vivir en una fortaleza o en un búnker inexpugnable en el que la
vitalidad de lo social y lo afectivo no tengan cabida.
En el contexto de lo
arriba señalado la UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la
Infancia) ha presentado en su página web todo lo fundamental que los padres
(y adultos en general) deben saber) para protegerse a sí mismos y a sus hijos.
Es una página que recomiendo leer; está escrita en lenguaje sencillo y directo
en forma de preguntas y respuestas:
“¿Cómo se contagia
el COVID-19?, ¿Cuáles son los síntomas del coronavirus?,¿Cómo puedo evitar
el riesgo de infección?, ¿Debería ponerme una mascarilla?, ¿Afecta el COVID-19
a los niños?, ¿Qué debería hacer si mi hijo presenta síntomas del COVID-19?,
¿Qué debería hacer si un miembro de mi familia presenta síntomas?, ¿Deberían
mis hijos dejar de ir a la escuela?, ¿Cuál es la mejor forma de lavarse las
manos?, ¿Qué precauciones debemos tomar mi familia y yo si viajamos?, ¿Puede
una mujer embarazada transmitir el virus al feto?, ¿Es seguro que una madre
infectada de coronavirus amamante a su bebé?, ¿Qué debo hacer si, en Internet
hay mucha información?. Me preocupan el acoso, la discriminación y la
estigmatización ¿Cuál es la mejor forma de hablar sobre lo que está pasando?”.
Finaliza la UNICEF
anotando que:
“Se trata de un
nuevo virus y aún no se dispone de suficiente información acerca del modo en
que afecta a los niños o a las mujeres embarazadas. Se sabe que cualquier
persona puede infectarse, independientemente de su edad, pero hasta el momento
se han registrado relativamente pocos casos de COVID-19 entre niños. La
enfermedad es mortal en raras ocasiones, y hasta ahora las víctimas mortales
han sido personas de edad avanzada que ya padecían una enfermedad”.
La
Organización Mundial de la Salud - OMS también tiene una página con
información precisa presentada en forma de preguntas y respuestas: En ella
además de coincidir con la información de la UNICEF agrega algunas otras
preguntas:
“¿Puede transmitirse a través del aire el virus causante de
la COVID-19?, ¿Es posible contagiarse de COVID-19 por contacto con una persona
que no presente ningún síntoma?,¿Es posible contagiarse de COVID-19 por
contacto con las heces de una persona que padezca la enfermedad?, ¿Qué puedo
hacer para protegerme y prevenir la propagación de la enfermedad?”.
Para asegurar que
todos tengamos información precisa sugiero que el lector comparta con sus
contactos los enlaces a las páginas de UNICEF y de la Organización
Mundial de la Salud que en su orden son: https://uni.cf/3blT2hM y https://bit.ly/2UuOv5X. Esa información es clave que
la tengamos todos para poderlas comunicar con precisión y respaldo científico a
los niños (y también a los adultos), con hechos y datos claros, nada de rumores
y de falsa información. Es un excelente camino para superar la ansiedad propia
y comunicar a los niños que se está haciendo lo correcto para la salud y el
bienestar de ellos y de todos. Este papel lo pueden asumir los padres u otros
adultos bien informados en la familia. Es información precisa que no tiene que
ser especializada. La desinformación en los niños puede causar males
fiscos y mentales perdurables más allá de los que les puede causar el virus.
Al reabrirse las escuelas como ciudadanos tenemos
que exigir y asegurar que están tomadas todas las medidas y precauciones para
evitar contagios y que los directivos escolares y maestros tengan la formación
e información precisa para ayudar en la detección temprana de cualquier síntoma
indicativo de infección por el virus.
La experiencia de esta crisis nos muestra que mucho
hay que hacer en las instituciones educativas para incrementar la formación en
la salud física y mental. No se puede regresar a ellas como si nada hubiese
pasado. Maestros, directivos escolares y padres de familia acordarán las
acciones que deban adelantarse en las escuelas y en el hogar para asegurar la salud
de toda la comunidad educativa.
Y muy, muy importante, imprescindible y obligatorio es que de ahora en adelante todo jardín de infantes y toda escuela debe tener jabón para asegurar la salud de todos. Los espacios escolares son para la vida y para la salud física y mental. No pueden seguir siendo espacios insalubres. ¡Y claro!: acceso garantizado a agua potable.
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