Bachillerato Bivalente Para Una Sociedad y Educación 4.0
Bachillerato Bivalente Para Una Sociedad y Educación 4.0
Enrique E. Batista J., Ph. D.
Bien se ha dicho desde la
antigüedad clásica que la educación es para la vida en sociedad, para el
trabajo productivo, para el desarrollo cultural y también para la buena
ciudadanía. Por décadas se han buscado
alternativas para que en la educación secundaria se adquiera formación o
cualificación para el trabajo productivo y no sólo en contenidos académicos.
Una educación hoy no es de
calidad si se puntúa alto en determinadas pruebas internacionales como se ha
creído en Colombia. Una educación es de calidad si todos están estudiando, si
los alumnos no abandonan los estudios, si ofrece oportunidades formativas
amplias con fundadas posibilidades de trabajo y desempeño fructífero social y
personal. Por lo tanto, el bachillerato concebido como preparación para una
prueba nacional o una internacional es un sin sentido que no ofrece a nuestros
estudiantes posibilidades de una formación personal y ciudadana apropiada ni estrategias
cognitivas para seguir aprendiendo de manera permanente.
A lo largo de muchas décadas se
han tenido propuestas formativas diferentes sobre formación en el bachillerato:
educación media vocacional, educación media diversificada, escuelas de artes y
oficios, Institutos Agrícolas – ITA, e Institutos Técnicos Industriales. A
estas se agregan el bachillerato rural y el pedagógico, la formación laboral
del SENA y la de los programas técnico – laborales que ofrecen las
instituciones denominadas para el trabajo y el desarrollo humano.
Se han implantado y promovido en
el mundo modelos para incrementar la pertinencia de los proceso educativos
formales. Han tenido denominaciones diferentes, entre ellas la de doble vía (por
ejemplo, el dual track en Alemania), bachillerato dual, escuela con
formación integrada, educación y entrenamiento vocacional y también
bachillerato bivalente.
La introducción o actualización del
modelo en algunos contextos se concebirá como una innovación con procesos y
estrategias pedagógicas flexibles que permitan que el alumno pueda, sin
penalización académica, cambiar de ruta formativa apoyado en la guía de sus
maestros para la toma precisa de mejores y oportunas decisiones. Se enfatizará
una conexión amplia, adecuada y actual entre los conocimientos denominados
académicos y su aplicación en situaciones reales, ya sea mediante prácticas rurales,
en empresas o en la escuela misma. Pondrá énfasis en el aprendizaje activo y
situado en contextos y problemas reales, el pensamiento divergente y la
creatividad, así como en desarrollo de modelos, solución de problemas, la prueba
de hipótesis, el análisis crítico, la experimentación, la creación e innovación.
Se prestará atención a la muy importante y necesaria formación de las mujeres
en ocupaciones denominadas STEM (ciencias, tecnologías, ingeniería y
matemáticas).
En el bachillerato bivalente los
estudiantes adquieren también formación en las disciplinas o áreas curriculares
formativas necesarias y comunes como español y lenguas extranjeras (usualmente
inglés), ciencias naturales y sociales, matemáticas y en habilidades
socioemocionales, con un enfoque que promueva el aprendizaje activo.
No habrá sanción o castigo por
cambio de rumbo a medida que el estudiante muestra que precisamente está
madurando sus intereses vocacionales y que va adquiriendo una mejor comprensión
real del mundo ocupacional en que vive, conociendo y cimentado sus mejores
posibilidades en términos de motivación, intereses y aptitudes y, lógicamente, de
oportunidades laborales.
Se tratará de experiencias
cercanas a las habilidades e intereses de los alumnos fundamentadas en la comprensión
de la valía de las ciencias (naturales y sociales), de la cultura, de las
distintas tecnologías, así como de la comprensión de la naturaleza de los
procesos sociales, económicos, políticos y del mundo laboral. Es decir, con un
sustento práctico en los conceptos de distintas ciencias y disciplinas,
acompañado de formación en el liderazgo, el trabajo colaborativo en equipo, y otras
habilidades sociales para la solidaridad, la convivencia y la paz. El modelo
fomentará la capacidad de cada uno para fijar metas personales alcanzables
trabajando con denuedo en ellas con la realización periódica de procesos
metacognitivos sobre los caminos y estrategias para aprender y con clara
especificación y actualización permanente de su ambiente personal de
aprendizaje- PLE- de cada uno.
En la Unión Europea se reconocen cuatro
variantes de modelo formativo dual (https://bit.ly/2TujJer):
1. La denominada expresamente educación dual donde los empleadores juegan un
papel esencial. 2. Programas donde los alumnos pueden escoger una variedad de
opciones o rutas (tracks) con una determinada cantidad de trabajo
orientado al aprendizaje directo en contextos laborales. 3. Programas
desarrollados en los colegios con experiencias externas también para la
articulación entre trabajo y aprendizaje. 4. Programas desarrollados en su
totalidad dentro de la escuela.
Debe ser claro que, dada la
complejidad del sistema productivo 4.0 y del mundo laboral que lo acompaña, la
variedad de intereses, aptitudes y motivaciones de los alumnos y de los
desarrollos científicos y tecnológicos, se precisa el ofrecimiento de una
variedad amplia de opciones formativas, asunto en donde la formación en línea y
el uso creativo de laboratorios digitales y de opciones como los makerspaces
(espacios para la creación) son de extraordinaria ayuda, espacios que
han tenido un incipiente pero interesante desarrollo en Colombia.
Con la disponibilidad de la
educación en línea y de la variedad de recursos tecnológicos para facilitar los
procesos formativos, los estudiantes de un mismo salón o con otros de distintos
grados pueden tomar rutas o áreas formativas diferentes cada uno según sus
propias aptitudes e intereses. Han adquirido especial preponderancia procesos
formativos con las denominadas “insignias digitales” que han tenido un
crecimiento grande en Colombia (https://mzl.la/384bFVU;
https://bit.ly/38dWQjU) en las que se
cualifican a los jóvenes para el trabajo en ocupaciones recorridas por una
variedad amplia de aplicaciones informáticas, en campos que van desde la A (artes)
hasta la Z (zoología).
Una ventaja adicional del
bachillerato bivalente es que el estudiante puede adquirir formación, por
ejemplo con insignias digitales, en programas de duración de un semestre o un
año en más de un campo técnico o tecnológico específico, asunto que reduce drásticamente la
posibilidad de que de manera acelerada los estudiantes queden alineados hacia
opciones ocupacionales frente a las cuales todavía carecen de la madurez
vocacional necesaria para tomar decisiones que los afectarán toda la vida y
que, como sabemos, con frecuencia es uno de los factores que incide grandemente
en el fracaso laboral y en la deserción
universitaria. Esta opción formativa es, además, un medio para incrementar la
permanencia de los estudiantes en la educación media en la medida en que los
ofrecimientos educativos se acercan más a sus propias realidades y deseos en
este mundo actual.
Con la opción de las insignias
digitales para una formación bivalente, que tienen valía y reconocimiento
universal al ser certificadas digitalmente mediante cadena de bloques (block
chains) (https://bit.ly/3afymIA) los
alumnos pueden recibir su grado con una o más insignias digitales en campos
como inteligencia artificial, robótica, Big Data, agricultura de precisión,
desarrollo de aplicativos informáticos, programación informática, diseño
gráfico digital, impresión 3D, energías renovables, mecatrónica, industrias
creativas, comercio electrónico, telecomunicaciones, logística portuaria,
seguridad informática, cine, fotografía digital, preservación de bosques y de
aguas, piscicultura, cultivos agrícolas especiales y muchos más. Se busca que los
bachilleres aumenten sus opciones al finalizar la educación media mediante
cualificación pertinente para trabajos requeridos en la sociedad de la cuarta
revolución industrial, ingresar al mundo laboral o seguir adelante en procesos
formativos en la educación superior. Se ha reconocido que las insignias
digitales ofrecen oportunidades a los alumnos con habilidades y necesidades
educativas diferentes.
Un paso importante en la
dirección aquí propuesta la ha dado el SENA en Colombia con la formación de
bachilleres con doble titulación (bachiller y técnico laboral). Fueron 149.000
en 2019. Se espera alcanzar en el presente gobierno la cifra de 600.00 con esa
formación bivalente. (https://bit.ly/2Tu0xxw; https://bit.ly/3785b8F).
Padres, maestros y orientadores
vocacionales tendrán una mejor oportunidad de ayudar a cristalizar los
intereses vocacionales de los alumnos frente a hechos y realidades concretas
vividas a diario y no sobre las fantasías de los programas universitarios que
no conocen y de los cuales apenas tienen referencias signadas por la alta
deseabilidad social de determinadas carreras u ocupaciones. Es una forma de
preparación debida para nuevos campos profesionales y ocupacionales, así como
para los nuevos que aparezcan en el cercano o mediano futuro.
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