Por los Avances en la IA, la Olvidada Ética Reasume su Papel Esencial
Por
los Avances en la IA, la Olvidada Ética Reasume su Papel Esencial
Enrique E. Batista J., Ph. D.
https://paideianueva.blogspot.com/
La IA ha creado uno de los más
grandes desafíos que enfrentan las comunidades en todo el mundo. Retos que se
deben a sus efectos en los distintos campos de la actividad humana, a sus
beneficios y a los muy reconocidos riesgos que se corren con su empleo
descuidado y acrítico. «El mundo está a punto de cambiar a un ritmo que no
se veía desde el despliegue de la imprenta hace más de seis siglos», ha
resaltado la UNESCO (https://shorturl.at/luF07). Es bien reconocido que con la IA se
presentan impactos positivos y también abundantes peligros, entre ellos los de
carácter ético.
Para consolidar un uso positivo de los avances
en IA, y de las herramientas para su empleo fácilmente disponibles, la UNESCO
ha adelantado propuestas y consideraciones en eventos internacionales, entre
ellos en el «Foro
Global sobre la Ética de la IA» en 2024, teniendo como sustento cuatro valores fundamentales. Esos
cuatro valores, considerados como fundamentales en el contexto del acceso y
aplicación de los recursos de la IA, son: Los derechos y dignidad humana; vidas en sociedades pacíficas, justas
e interconectadas; garantía a la diversidad y la inclusión, y el cuidado y
preservación del medio ambiente con sus correspondientes ecosistemas. (https://shorturl.at/Yfzai).
A partir de esos cuatro
valores, promueve la UNESCO un enfoque y abordaje de la IA fundamentado en 10
principios éticos: 1. Proporcionalidad e inocuidad: que implica que el empleo de las herramientas de IA
no debe ir más allá de lo que sea preciso para alcanzar el objetivo legítimo
que se desee. 2. Seguridad y protección: para evitar daños no deseados y las
vulnerabilidades a los ataques. 3. Derecho a la intimidad personal y a la
protección de datos: la privacidad debe protegerse estableciendo
marcos adecuados de protección de datos. 4. Gobernanza y colaboración
entre todas partes: el uso de datos debe respetar el derecho
internacional y la soberanía nacional. 5. Responsabilidad y rendición de
cuenta: en la medida en que los sistemas de IA tienen que ser
auditables y sujetos a trazabilidad.
Otros
de los 10 principios éticos para fundamentar el empleo de la IA son: 6. Transparencia y explicabilidad: el
despliegue ético de los sistemas de IA depende de estos dos elementos,
asegurando respuestas, soluciones y explicaciones claras, evitando tensiones
con otros principios como la privacidad, la
seguridad y la protección. 7. Supervisión y decisión por los humanos: los
países velarán para que, en cada caso, sea
posible atribuir la responsabilidad ética y jurídica a personas físicas o a
entidades jurídicas existentes. 8.
Sostenibilidad: las tecnologías de IA deben ser evaluadas teniendo en
cuenta los compromisos de sostenibilidad. 9. Sensibilización y educación:
todos los procesos educativos deben ser abiertos y accesibles, con
participación cívica focalizada en las habilidades digitales y en la
alfabetización mediática e informática. 10. Equidad y no
discriminación: para asegurar el acceso de todos a los beneficios de
la IA y alejar, con enfoque inclusivo, todo tipo de discriminación. (https://tinyurl.com/2pdhd8kf).
Los riesgos éticos están
presentes en todos los campos de la actividad humana: en los gobiernos, cortes
y tribunales de justicia, los sectores productivos, la política, las finanzas,
el ejercicio de las profesiones, la autoría en los procesos creativos y de
innovación en ciencia, arte y literatura, en las decisiones laborales, en la
educación y, en general, en la toma diaria de decisiones por las personas. Ante
tanta cobertura y presencia, no es posible rehuir las implicaciones éticas de
la IA sobre el conjunto de valores y de principios que guían el actuar de todos
en la sociedad. Como ha advertido el profesor Stuart Russell: «sin una base
ética sólida, la IA podría terminar amplificando los errores humanos en lugar
de corregirlos». (https://tinyurl.com/sd6u2tkw).
Si la IA ha representado un cambio sustancial
en la percepción del mundo y sobre el conjunto de principios y valores que
guían la acción de los humanos. Como se ha iniciado un cambio tan sustancial
como fue la creación de la imprenta y de Internet, se ha hecho evidente la
necesidad humana de volver a poner a la ética, con sus principios y valores,
como un componente esencial de la formación de cada persona, de cada ciudadano.
Cada ser humano precisa reconocer que estamos insertos en un mundo digital, en
donde la separación entre lo virtual y lo físico es cada vez más endeble y
hasta fútil. En ese mundo, la eticidad no puede dejar de ser un instrumento
fundamental para regir nuestras vidas.
Cabe por derecho, y por la exigencia colectiva,
que los desarrollos de IA se realicen por humanos o bajo control de ellos,
sobre sólidos fundamentos éticos. También, corresponde a cada persona tener la
formación para actuar con criterio ético y autonomía cognitiva y moral frente
al conjunto amplio de desarrollos tecnológicos, reconociendo, entre otros
hechos claves sobre la IA, que los algoritmos con los cuales están construidos los
diversos desarrollos en ese campo han estado, y podrán estar, recorridos de
sesgos y de elementos de discriminación que pueden acentuar las desigualdades. (https://shorturl.at/nHrut).
Debe cada persona recordar que la ética
encierra un conjunto de valores con principios que se refuerzan, actualizan o
enriquecen según nuevos hechos y circunstancias; recordarán que todos deben
saber que la ética no se refiere a un discurso religioso o a una asignatura escolar. Entre esos valores, esenciales, para el buen y
pacífico vivir, están: la libertad, la igualdad, la equidad, la justicia, la
solidaridad, la tolerancia y el respeto. (https://shorturl.at/9oATn).
Es evidente que la IA generativa ha planteado
grandes desafíos en los diversos campos de la vida humana, incluida la
educación. Y no sólo a ella. La sociedad global carece de herramientas y
antecedentes para abordar las transformaciones que plantea la IA; los cada vez
más abundantes chatbots se han convertido en los aplicativos de más rápido
desarrollo en la historia de las herramientas informáticas.
El «Foro Económico Mundial» expidió 30
recomendaciones para el uso responsable de la IA generativa. Entre ellas se
destacan: Focalización en los valores humanos, priorización del progreso
social, incentivación de la innovación para el mejorestar social, preservación
de los patrimonios culturales, promoción de la alfabetización en AI en todos
los sectores sociales, construcción de la conciencia social sobre las ventajas
y limitaciones de la IA generativa, sensibilización para evidenciar las
interacciones que no son con humanos, y reconocimiento del cambiante contexto
de la creatividad y de la propiedad intelectual. (https://shorturl.at/KoDzg).
La educación ha dejado de ser lo que era y
estará sujeta a mayores transformaciones en las estrategias de enseñanza y de
aprendizaje. En cierto modo, es una transformación de urgencia de prácticas
educativas, de modo similar a la que ocurrió, por hechos súbitos emergentes,
como lo fue la pandemia del COVID-19.
Está en curso un proceso disruptivo de las
ancestrales prácticas educativas. Para procesos formativos de escolares, y de
la ciudadanía en general, está abierta la posibilidad de utilizar la IA para
alcanzar más altos niveles de logros en las habilidades cognitivas y afectivas.
Para ello, se requieren transformaciones para alcanzar esas habilidades que,
entre otros logros, permitan explorar, experimentar y validar las herramientas
de IA que tengan claramente un potencial educativo. En este proceso, juegan un
papel fundamental los maestros y el amplio, pero acrítico, entusiasmo que la IA
ha despertado entre los estudiantes de todos los niveles educativos. (https://shorturl.at/mDLpp, https://shorturl.at/x69J3).
Cómo se ha indicado, es una oportunidad para
retomar la formación en la ética y en el criterio moral como elementos
fundamentales para alcanzar el desarrollo del carácter como rasgo orientador de
las cualidades morales y éticas, y para la consolidación de una personalidad
plena y sana. Esa formación debe ser retomada como metas fundamentales e
insustituibles para todos, en todos los procesos educativos, introyectada como
básica para una vida con armonía en la sociedad y con la naturaleza y, también,
para consolidar el debido comportamiento y el efectivo ejercicio de la
ciudadanía en una democracia participativa.
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