¿Dispositivos Móviles en las Escuelas? ¡Claro Que Sí!
¿Dispositivos Móviles en las Escuelas? ¡Claro Que Sí!
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Rigen en el mundo actual estrategias
pedagógicas que niegan la existencia de modos alternativos y más eficientes
para aprender. Modos de enseñar y de aprender que se desentienden de la
inteligencia de los alumnos y de la capacidad de innovar que tienen muchos
maestros, condenados por virtud de normas burocratizadas a estar amarrados a
viejas tradiciones pedagógicas que alejan las posibilidades de formar seres
inteligentes, en contextos reales, con pensamiento divergente, capaces de
identificar y solucionar problemas, ser creativos, solidarios, constructores de
relaciones pacíficas y amantes de la libertad y de la búsqueda de la felicidad.
Se puede resaltar, otra vez, que los modelos
educativos para una educación siglo XXI exigen formación en ambientes de
aprendizaje más allá de la inflexibilidad que ofrece el aula tradicional. Es
evidente que la innovación, el trabajo colaborativo, el pensamiento crítico y
autónomo y con ello la innovación, la experimentación y la puesta prueba de
conocimientos, no caben en los espacios tradicionales de las escuelas con sus
aulas insípidas, desabridas, inexpresivas, sin el sabor a enriquecidos
conocimientos; aulas que invitan a la pasividad, a no aprender, a no formarse,
a alejarse de la posibilidad del aprendizaje
mediante contenidos integrados, en lugar de asignaturas sueltas, a no
adquirir formación para llegar a ser ciudadanos productivos y poder ingresar al
mundo laboral complejo de la sociedad global digitalizada. A todos debe ser
claro que las escuelas, con sus ambientes de aprendizaje, para esta segunda
parte del siglo XXI, no pueden desconocer la existencia de desarrollos de
herramientas tecnológicas de amplia utilización en la vida cotidiana por los
estudiantes.(https://tinyurl.com/nxrbmsjn, https://tinyurl.com/mrxmfw96).
El uso impropio y adictivo de
dispositivos móviles en los ambientes escolares ha sido un factor bien
reconocido que perturba los procesos de aprendizaje, la disciplina escolar y
aumenta el acoso escolar y diversas formas de violencia. Frente a estos hechos,
de cotidiana corroboración, importa señalar que la escuela no puede estar
prohibiendo, a rajatabla, de manera estricta y sin condiciones, el acceso y uso
creativo de dispositivos digitales (que incluyen los relojes inteligentes de
pulsera) y de herramientas digitales como las impresoras 3D, los adminículos de
realidad aumentada, laboratorios digitales, cámaras para fotografía o videos
digitales, o de aprendizaje colaborativo en los metaversos.
Más bien, se precisa fijar los
medios y mecanismos productivos para su uso. Es más fácil y, a la vez, más
productivo formular y hacer cumplir las reglas explícitas para su empleo en los
proyectos de aprendizaje; reglas que señalen en qué condiciones, y sólo para
qué propósitos de aprendizaje es necesario el empleo de ellos. Prohibiendo el
uso de dispositivos móviles, desconociendo su gran valor para el éxito de una
variedad amplia de proyectos de aprendizaje, invita a que persista el reino de
los modelos tradicionales e improductivos de la formación escolar. Ante la
impericia para disciplinar y formar en el cumplimiento de reglas y en
estándares éticos, muchos recurren a la prohibición, la cual no deja de ser,
por paradoja, otra regla.
Cabe, como será obvio, la
necesaria y obligada restricción cuando su empleo no es para claros y
explícitos propósitos formativos; también merecen especial consideración cuando
por la adicción ya creada evita que aun en los recesos en las jornadas escolares
los alumnos rehúyan la necesaria interacción social de persona a persona.
Para todos debe ser evidente que los ambientes de aprendizajes escolares requieren
reglas y valores específicos de diverso orden formativo, entre ellos el
acatamiento a las normas de disciplina. Cabe muy bien el uso creativo de
dispositivos digitales, como parte de la meta para que los estudiantes asuman responsabilidad de su
propio aprendizaje. En ningún caso, cabe el empleo impropio y sin reglas de
tales dispositivos cuando interfieren con muchos de los esfuerzos de los
maestros en los procesos formativos de los alumnos. El aprendizaje escolar requiere de normas; sin ellas reinan el desorden y
la negación de logros formativos, académicos, sociales y afectivos de alto
nivel. (https://tinyurl.com/4em7hvkr).
Se han documentado cientos de usos creativos de los
dispositivos móviles para promover aprendizajes. Su empleo ayuda a alcanzar
metas formativas importantes como el uso creativo y ético de ellos y de la
variedad amplia de herramientas tecnológicas. Es un rol de la escuela promover
el aprendizaje de las megahabilidades digitales necesarias para el desempeño de
los alumnos como ciudadanos y también para su productiva inserción en el mundo
laboral actual y futuro.
Algunos de los empleos productivos documentados de los
dispositivos móviles en la escuela son: Aprender lógica de programación,
efectuar análisis estadísticos, validar información tomada de la web o de
chatbots de IA, reconocer fake news y deep fakes, cuidar los datos personales,
aprender sobre ciberseguridad y acoso digital, revisar antecedentes en
proyectos de investigación y experimentación, emplear el aprendizaje investido
(«flipped learning» para aprendizaje individual y colaborativo), acceder
a recursos digitales útiles como diccionarios, traductores, calculadoras y
mapas. Se agregan también la creación de pódcasts, la grabación de explicaciones
y demostraciones para repaso posterior, el uso creativo y artístico de la
cámara, el acceso a pertinentes y útiles videos y tutoriales asociados a
proyectos de aprendizaje.
Los
dispositivos digitales apoyan la colaboración en línea, el acceso a tutoriales
en clases de música y de teatro, la exploración de opciones de carreras
profesionales, la mejora en la claridad de la escritura, la corrección de
gramática y ortografía, los modos de citación de fuentes y la evitación del
plagio, la exploración de aplicaciones prácticas de tecnologías y el estudio de
los dilemas éticos en línea. Muchos otros usos de tales dispositivos se
encuentran, precisamente, en línea; ejemplos en: https://shorturl.at/7wAz7,
https://shorturl.at/KP0Nh, https://tinyurl.com/33hu877w. O empleando los chatbots de AI, entre muchos
a Perplexity AI, Gemini AI, Copilot AI y Grog AI, a los cuales se
les puede solicitar que listen 100 ejemplos (o muchísimos más) de usos
creativos de dispositivos móviles en la escuela.
Entonces, una variedad de efectos negativos reconocidos en
el uso de distintos dispositivos móviles en los ambientes escolares ha llevado
a algunos a proponer su veda total en las escuelas. Pero, es necesario pasar de
la fácil prohibición a la necesidad de emplearlos de manera creativa y
pedagógica. Con el énfasis puesto, no en la tradición de dictar clase, sino en
proyectos de aprendizaje que requieran el acceso a recursos de información
actualizados y pertinentes, con énfasis en el trabajo colaborativo entre
estudiantes, en la personalización de los aprendizajes y en la crucial
formación en megahabilidades, es posible reconocer el valor y el potencial
inmenso que tales dispositivos tienen para mejorar los aprendizajes, más allá
del uso cotidiano y adictivo que tienen. (https://shorturl.at/gsfed).
Dos hechos importantes se dieron en julio de
2025. El presiente Trump creó la «Iniciativa Americana de AI», para que
Estados Unidos sea el líder mundial en IA. (https://shorturl.at/U8ptM). De otra parte, en la China se impulsan estrategias para que los
estudiantes usen de manera intensiva los recursos digitales para el
aprendizaje, en especial la IA, la cual es considerada como una habilidad
básica y esencial. En ese país se necesitan, para dentro de cinco años, más de
seis millones de profesionales formados en IA. En abril de 2025, el
gobierno chino emitió guías nacionales para la formación en AI en primaria y
secundaria. (https://shorturl.at/97xro). Uno y otro propósito requieren formación en
las escuelas. Mientras algunos prohíben, otros aceleran en la delantera,
condenando a las escuelas al atraso.
Existe un campo amplio para el uso creativo,
pedagógico y promoción del desarrollo de megahabilidades informáticas y del
aprendizaje de las reglas sociales mediante el uso de los dispositivos móviles,
en lugar de la simple negación de sus posibilidades. A la vez, existe un camino amplio, como
esfuerzo formativo escolar, para el desaprendizaje que no se logra con la mera
prohibición, dado el uso impropio, sin reglas y perturbador de la concentración
de los alumnos. Cabe desaprender también la adicción a los mismos que desde las
plataformas tecnológicas se crea de manera deliberada, especialmente entre
niños y jóvenes. Como es bien sabido, la mera prohibición sin entendimiento y
aceptación de las reglas se convierte en una atracción para violarla, con efectos
contrarios a lo que se esperan con la proscripción. De esos eventos está llena
la historia. Bien puede recordarse el «Índice» en el que se prohibió
durante 400 años la lectura de miles de libros, con el efecto contrario: se
volvieron populares en variados sectores de la población.
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