El Futuro de las Ciudades: Vivir con Resiliencia Colectiva
El Futuro de las Ciudades: Vivir con Resiliencia Colectiva
Enrique
E. Batista J., Ph. D.
https://paideianueva.blogspot.com/
Diversos
acontecimientos recientes en el mundo, como la inflación, el alto costo de vida,
guerras, desplazamientos masivos de personas y crisis sanitaria mundial, han
afectado la recuperación económica de las ciudades y de sus habitantes. Tales
hechos han puesto de manifiesto la necesidad de introducir cambios en nuestro modo de vivir, en las rutinas a
las que nos hemos acostumbrado, esas que nos parecen normales. Se precisa enriquecer
y cambiar el modus vivendi nuestro
realizando cambios esenciales y perentorios en la vida urbana.
La
organización UNHABITATS), en junio de 2022, dio a conocer el World Cities Report 2022 «Envisaging the Future of Cities» («Previendo
el futuro de las ciudades»), con indagaciones de fondo sobre la vida humana en
ambientes predominantemente urbanos, en un mundo abiertamente incierto que
conllevan el desafío de construir una economía nueva, una sociedad con resiliencia
ambiental, gobernanza apropiada e infraestructura institucional. Aspectos esos que
deben estar en el corazón del futuro de estas ciudades para enfrentar un mejor
porvenir para todos. (El lector lo puede leer aquí: https://unhabitat.org/).
Para
ello, hay retos de gobiernos, de la sociedad con sus diversas organizaciones para,
entre otras prioridades, reducir la pobreza, la imperante desigualdad e
impulsar la productividad que beneficie a todos y cuide al planeta.
El mundo
urbano pasará de un 56% en el 2021 al 68% en el 2050 lo cual plantea para los
países en desarrollo, prioridades importantes frente al crecimiento de la
pobreza y los requerimientos de adecuadas infraestructuras para enfrentar retos
como el de los tugurios, diversas clases de pobreza, condiciones de vida
subnormales, desempleo y subempleo (especialmente de jóvenes)
e informalidad laboral. Será un
mundo definitivamente urbano, aunque no necesariamente de áreas metropolitanas
El peor
escenario del futuro de las ciudades, se destaca en el Informe, será el
crecimiento, hacia 2030, de la pobreza en un 33%. De ahí, surge la imperiosa
necesidad de implementar medidas para anticiparse a la crisis actual y a
priorizar las acciones para que nadie se quede rezagado, se pueda compartir la prosperidad,
se impulsen las diversas formas de inclusión con la construcción de la
resiliencia en el corazón del futuro de las ciudades. Ciudades con economías
fuertes, resiliencia colectiva, social y ambiental, gobernanza apropiada e
infraestructura institucional que permitan una preparación para la dinámica de un futuro
imprevisible.
La crisis
sanitaria mundial, la destrucción en la cadena de suministros, la ya
mencionada alta inflación, la amenaza de una recesión económica mundial, el
cambio climático y los conflictos armados, indican que las áreas urbanas
necesitan estar preparadas para un cambio siempre permanente y un futuro
abiertamente impredecible. En concurrencia con reciente declaración de la
UNESCO (https://rb.gy/4q6q66), en el Informe se destaca que cualquier visión optimista del futuro de la
ciudad tiene que incorporar un nuevo contrato social en el cual se incluya un
ingreso universal básico, cobertura en salud, vivienda y educación de calidad para todos.
Si bien
con base en el índice de "grado de urbanización" ha indicado que el crecimiento demográfico ha empezado a
retroceder, el cual continuará así por décadas, es preciso recordar que la
población de las ciudades se dobló del 25% en 1950 al 50% en el 2020 y se
proyecta un crecimiento lento hasta el 58% en los próximos 50 años.
La mayor
porción de ocupación del área de tierra para el crecimiento urbano ocurrirá en
países de bajos ingresos, los que sin una planeación efectiva del desparramamiento humano
se convertirá en un fenómeno propio de países de bajos ingresos. El
decrecimiento global no implica que la población de las ciudades en esos
países cesará; por el contrario, crecerá dos veces y medio más hacia el 2070.
Las ciudades y poblaciones pequeñas, de 250.000 habitantes o menos, son
claves para manejar la densidad poblacional en el futuro y alcanzar diversos
niveles de sostenibilidad y gobernanza, por encima de las ya envejecidas
grandes ciudades. Bien se resalta en el Informe que: "La urbanización es inevitable, la planificación del crecimiento urbano
es fundamental para un futuro sostenible".
La
pobreza y la desigualdad están creciendo en muchos lugares del mundo. No se
puede concebir que ellas sean las características permanentes de la vida
urbana. Los gobiernos deberán promover un enfoque multidimensional para
enfrentar la pobreza con inversión en infraestructura y servicios
esenciales como la educación, salud y vivienda. El apoyo al empleo
informal para construir futuros urbanos será una realidad de la urbanización,
especialmente en los países más pobres. La ciudad no puede pasar por alto a los
sectores informales; además, debe acoger una economía circular como una nueva
frontera entre la sostenibilidad, la
resiliencia y mover la producción y el consumo hacia la sostenibilidad.
Una
agenda urbana nueva establecerá que los gobiernos prioricen la diversificación
económica mediante el apoyo progresivo hacia la transición a la productividad
en sectores de mayor valor agregado, la innovación tecnológica y la creación de
trabajos de calidad, decentes y productivos. Del mismo modo, se reconocerá que
el mundo del trabajo requiere el fomento permanente a renovados talentos y habilidades
nuevas, acordes con los desarrollos tecnológicos y los requerimientos
productivos y la automatización. En la dirección de construir ciudades
resilientes, importan las acciones para garantizar un futuro urbano verde, con
transición a emisiones cero de gases de invernadero y, con ello, la formación
ciudadana para preservar la biodiversidad.
Entre las
recomendaciones formuladas se resalta la necesidad de adoptar el concepto de “Ciudad de 15 minutos” como modelo donde
los habitantes puedan realizar buena parte de sus actividades
diarias sin gastar más de 15 minutos en cualquier modo de locomoción, incluido
a pie. Esto, además de efectos en la drástica reducción de pérdida invaluable
de tiempo, tiene efectos en la mejora de la productividad, ahorros monetarios,
reducción de impactos negativos ambientales y en la salud. El modelo actual de
movilidad urbana es detestable e impropio para que las ciudades sean saludables,
productivas y resilientes.
Una ciudad urbana sostenible lo es en la
medida en que cuide y promueva la salud pública y la del planeta. Los
trastornos mentales están entre las 10 causas que en el mundo afectan los días
de incapacidad laboral; los cuales se han incrementado en un 55% en las dos
últimas décadas.
El futuro
de las ciudades estará basado en el conocimiento, impulsado en gran medida por
la innovación y el uso generalizado de nuevas tecnologías y la digitalización
de prácticamente todas las facetas de la vida urbana. Las innovaciones
tecnológicas definen el siglo XXI. Las ciudades están pasando por una ola de
digitalización que está remodelando la forma en que los habitantes urbanos
viven, trabajan, aprenden y juegan. La tecnología es muy prometedora para
mejorar los medios de vida urbanos, pero también existen conocidos riesgos. Bien
sabido es el hecho de que con los avances tecnológicos se corre el riesgo de
exacerbar las desigualdades socioeconómicas existentes y de generar nuevas
desigualdades socioeconómicas: la brecha digital tiende a afectar negativamente
a las mujeres, los ancianos, las minorías étnicas y a los inmigrantes de forma
más aguda.
Es claro
que el futuro de las ciudades está íntimamente ligado a los desarrollos en
ciencia y tecnología, en el conocimiento que facilita las innovaciones
tecnológicas, las cuales son una impronta indeleble de lo corrido en este siglo
XXI. Por ello, las ciudades necesitan crear o atraer empresas basadas en la
innovación y fomentar variedad de emprendimientos en el campo de la innovación
tecnológica. En ellas existe un amplio campo de potencialidades para mejorar la
calidad de vida en las ciudades, con formación de los estudiantes y ciudadanos en
su importancia, usos productivos y riesgos.
Enfrentan
las ciudades y sus habitantes los dilemas éticos y legales que generan ciertos
desarrollos tecnológicos. Las dimensiones de igualdad, equidad y justicia no pueden
ser ignoradas. Los esfuerzos para proteger el medio ambiente han llevado a una
convergencia entre las tecnologías verdes y las tecnologías «smart» con el [LG1] crecimiento
muy visible de la incorporación de tecnologías como el Internet de las Cosas, Blockchain
e inteligencia artificial.
[LG1]el
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