La Escuela como Ecosistema para una Educación Sustentable Hacia el Bien Común
La Escuela como Ecosistema para una Educación Sustentable Hacia el Bien Común
Enrique E. Batista J., Ph. D.
Siempre se ha hablado del sistema
educativo o de los sistemas nacionales de la educación. Un sistema educativo
sería, según la definición de “sistema”, un grupo ordenado y coherente de
principios, normas y reglas que con integración armónica permiten alcanzar los
fines sociales de la educación y satisfacer las necesidades básicas de
aprendizaje y de acceso universal y libre al conocimiento de todos en la
sociedad. Si tal ordenamiento y coherencia se dieran hoy tendríamos un “sistema
de educación” ordenado, eficiente y en buen funcionamiento. Por ello, la
insistencia sobre nuevos modelos educativos. Uno de los cuales, impulsados por
varias corrientes de pensamiento en el mundo y en el país, es el que concibe a la
educación como un ecosistema.
El concepto de ecosistema
educativo ha estado en el lenguaje pedagógico con conceptos como: ambientes
educativos, entornos de enseñanza, entornos tecnológicos, ambientes culturales,
entornos personales de aprendizaje, ecosistema de aprendizaje, clima escolar,
ambiente laboral, ambiente escolar sano, hábitat escolar insalubre, y otros. Bien
se ha destacado que “en cualquier entorno educativo los ecosistemas ya están
presentes. Se componen de las personas, los flujos de trabajo y tecnologías que
los apoyan. Un ecosistema de aprendizaje introduce nuevas capacidades que mejoran el aprendizaje y el entorno institucional”. (https://rb.gy/odrbln).
En las ciencias naturales, dicho
de manera sucinta, un ecosistema está compuesto por diferentes colectividades de organismos que en un determinado hábitat interactúan y
crean distintos modos de conexión entre
sí formando una red única y vital donde
la presencia de cada elemento es esencial para la supervivencia y salud de todo
el ecosistema.
Por su
parte, el ecosistema educativo es
definido “como una red de evolución dinámica e interconectada de espacios
educativos, con proveedores individuales e institucionales, que ofrece una
variedad de experiencias educativas a estudiantes individuales y colectivos a
lo largo del ciclo de vida de aprendizaje”. (https://rb.gy/jbaci6).
Como ecosistema el educativo es una organización social compleja en la cual
sus diversos componentes crean y mantienen un conjunto de interacciones entre
sí y con el medio ambiente físico constituyendo un espacio vital organizado
para asegurar su crecimiento y mantener la riqueza social, intelectual,
emocional y biológica que lo identifica y define su naturaleza única. (https://rb.gy/fcldki). Hay ecosistemas paralelos que nutren y
enriquecen el educativo y otros antropogénicos que lo obstaculizan y pueden
depredarlo, invisibilizarlo o volverlo inane para alcanzar sus metas.
El ecosistema educativo es dinámico, se adaptada y cambia
según circunstancias externas que lo favorecen o amenazan, evoluciona para
mantener su identidad y valía para sus partes integrantes. Compete a la
sociedad como “macro ecosistema”
favorecer y preservar los distintos ecosistemas escolares de los que depende
para su propia estabilidad, conservación y progreso colectivo. Abandonados a su
suerte u olvidados y sin compromisos para su preservación los ecosistemas
escolares se destruyen, se debilitan y
fenecen como lentamente ha ido feneciendo la vieja escuela. Un ecosistema escolar
abandonado y depredado, al igual que los ecosistemas biológicos, se extingue
con efectos perturbadores en los demás ecosistemas sociales, en el desarrollo
humano y en el progreso de todos.
El Observatorio de Innovación
Educativa (https://rb.gy/mtsgqn) ha señalado algunas características del ecosistema educativo del futuro el cual
tendrá tres esferas: 1. Plataformas educativas globales (en línea) como proveedoras
principales de conocimiento y contenido.
2. Formatos educativos en las ciudades para desarrollar habilidades específicas
(parques, centros educativos en ciudades, clubes deportivos). 3. Comunidades de
práctica (grupos de expertos en intercambio de experiencia y transferencia de
tecnología).
Los ecosistemas educativos se construyen, fortalecen y evolucionan con
participación colectiva y con diversas clases de liderazgo e innovación social.
Son dinámicos, cambiantes, adaptables e innovadores con precisión y
oportunidad. El ecosistema educativo abarca, como subsistemas, a los “ecosistemas
escolares” los cuales responden a las particularidades de cada institución
educativa o de un grupo de ellas que comparten espacios vitales, trabajan en
equipo y construyen sus propios
ecosistemas de aprendizaje.
Una sola escuela no conforma
por sí sola un ecosistema
educativo completo porque ella forma parte de una comunidad más amplia y
diversa de enseñanza y aprendizaje. Por lo tanto, un ecosistema escolar, como
subsistema, es localizado, atiende a las necesidades locales y conecta a los
estudiantes con el análisis de realidades y de problemáticas en contextos
específicos. Poseen, además, cierto grado de autonomía y capacidad de
decisiones oportunas. (https://rb.gy/jbaci6).
Como todos los demás ecosistemas,
el escolar requiere no sólo ser reconocido como tal en su individualidad,
importancia e identidad propia sino ser
preservado y evitar que se erosione la riqueza que encierra en su diversidad.
Por eso, un ecosistema escolar se construye y se mantiene con conciencia social
y ecológica, donde el ser humano es el componente esencial cuyo desarrollo y
fortalecimiento cognitivo, emocional y social es vital para su existencia y
consolidación.
Están esos ecosistemas hechos
para cambiar y adaptarse a nuevos contextos, nuevos problemas y variantes situaciones
internas y externas: Se estructuran, como condición esencial, para mejorar y
prosperar de manera permanente, organizada y dinámica. Entre sus miembros hay
responsabilidad social, política y ética para preservarlos y mejorarlos.
Con la concepción de la educación
como ecosistema se adquiere, de paso, una ganancia formativa adicional muy
importante en la medida en que los miembros de las comunidades educativas
aprenden, por experiencia directa cotidiana, que viven en ecosistemas que
interactúan entre sí y que deben ser preservados. Se aprende a poner el necesario
énfasis en el cuidado de sí mismos, de toda la humanidad y del planeta con todas
las formas de vida. Es una manera diaria
de aprender y actuar para volver realidad la necesidad del desarrollo
sostenible con sus metas locales y globales. Es un modo de formarse para el
compromiso también global con la reducción de la huella de carbono, un camino
para construir sociedades sustentables (y también escuelas sustentables),
escuelas verdes y escuelas para la armonía social y la paz duradera.
El ecosistema educativo, como
cualquier otro ecosistema, debe ser
cuidado para beneficio colectivo y, por ello, requiere que sea organizado de
modo diferente a la educación
tradicional cuya impronta está superada hace ya bastante tiempo. Este
ecosistema necesita apoyarse en pilares que lo pongan en el centro de la
atención pública, le den fortaleza y sostenibilidad, entre ellos el pilar
denominado “ideológico político” el cual hace referencia al compromiso
ineludible de la sociedad y de los gobiernos para concebir, con acciones,
normas apropiadas y financiación completa y oportuna, el valor de
tener e impulsar una educación pertinente, incluyente e igualitaria de alta calidad para todos.
Bajo una perspectiva socio
- ecológica la UNESCO impulsa un futuro humanístico del aprendizaje
y un nuevo concepto del “bien común”
el cual implica consideraciones éticas y
políticas para repensar los propósitos
de la educación y reconocerla a ella y al
conocimiento como bienes comunes mundiales. Destaca esa organización el propósito
de construir una nueva dimensión del bien común para fundamentar nuevos modos de producir y de compartir, así como
promover el “desarrollo basado en el
respeto de la vida y la dignidad humana, la igualdad de derechos, la justicia
social, la diversidad cultural, la solidaridad internacional y la
responsabilidad compartida en relación con el futuro sostenible”. Necesitamos instaurar un nuevo valor con renovado y
fortalecido propósito: Un bien común universal para una sociedad basada en la sabiduría
junto a nuevos modelos educativos. (https://rb.gy/tyqn07, https://rb.gy/zje8rk).
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