La Universidad de Ayer, Excluyente y Marginadora, No Se Reabrirá al Pasado
La Universidad de Ayer, Excluyente y
Marginadora, No Se Reabrirá al Pasado
Enrique E. Batista
J., Ph. D.
“En 2035 poco se recordarán los
tiempos cuando sólo los más ricos podían tener una formación postsecundaria
adaptada a sus intereses particulares. Para entonces se desharán los planes
curriculares actuales a favor de rutas formativas específicas.” – R. Katz.
Es cierto que las universidades tomarán un nuevo rumbo con
un sustancial cambio en su papel social. Ellas, las que cambien con
innovaciones sociales apropiadas, pueden ser muy importantes en el mundo que
enfrentarán más allá de la presente pandemia.
La pandemia aceleró ver la
realidad de los necesarios y urgentes cambios en los modelos educativos en todo
el mundo. No será necesario que repiquen las campanas acompasadas con sus
badajos anunciando que el cambio es ya, que ya empezó el cambio.
Ha llegado para bien el comienzo
de una época. Superado el confinamiento no pueden las instituciones de
educación superior regresar a un cómodo encerramiento en el pasado, sino que
más bien debe ser el inicio creativo de distanciamiento frente a añejas
prácticas universitarias improductivas y marginadoras. Se trata de superar el
modelo de educación excluyente mediante la transformación esencial de su
naturaleza actual apoyada en la bien reconocida capacidad potencial que tienen
como instituciones de la inteligencia que, con alta sensibilidad frente a los
problemas que aquejan a las personas, a la sociedad y al planeta, lleven a cabo
sus muy necesarios cambios de dirección apoyadas en sólidos procesos de innovación
social.
También se ha mostrado que
las grietas bien señaladas del viejo currículo se han
abierto más y que se desploma el modelo que surgió hace más de 500 años. Ahora
se ha bien reconocido que el aprendizaje electrónico (e - learning) es una opción
formativa esencial y apta para muchos, que las interacciones que se crean para
configurar nuevos ambientes digitales ofrecen oportunidades formativas de alto
nivel para diversos grupos. Así mismo, se ha hecho evidente que ninguna forma
de educación presencial puede prescindir del uso de los ambientes digitales
para la promoción de los más altos logros educativos. Se ha hecho palpable,
además, que el asunto de falta de conectividad es muy serio y que el acceso a
Internet es un derecho negado, en todo el mundo, a las mayorías.
A manera de futurología Richard
Katz (2018; https://rb.gy/jb0rx9) anticipa la vida de un estudiante
universitario en 2035 como un escenario imaginativo para construir un mapa de ruta para la
educación superior en ese año.
Para empezar, resalta el autor
que los inversionistas están hoy dedicando cada año más de tres mil millones de
dólares en tecnologías educativas, lo que tendrá efectos en las innovaciones
que cambiarán a la educación postsecundaria. Como anticipo se pregunta si en
2035 los estudiantes escogerán entre programas de larga duración o micro cursos
ofrecidos por gigantes tecnológicos y empresariales como Alibaba, Apple,
Coursera, Sony, o de un catálogo de YouTube; indaga si los profesores estarán
en cualquier lugar del mundo o serán “free lancers” o tal vez chat bots; si los
alumnos usarán implantes protésicos para aprender nuevos idiomas o si
dispositivos biónicos los dotarán de super sentidos; si aprenderán en un
campus, en la casa o con “holo vestidos” (ambientes virtuales con hologramas).
Un recorrido hacia 2035 lo
empieza Katz, quien escribió sus predicciones antes de la actual pandemia, en
la década de 2010. Diez años después, en
2021 existirá, en su predicción, un consorcio de educación postsecundaria
formado por las más ricas y prestigiosas universidades de varios lugares del
mundo en alianza con grandes empresas tecnológicas y de otra índole como
Alibaba, Apple, Disney, Facebook, Microsoft y Sony, así como con varios
gobiernos nacionales. Desde su posición de poder y músculo financiero
promoverán esas organizaciones experiencias reales irremplazables con sólidas
conexiones con el mundo del trabajo, las industrias y los gobiernos, tendrán,
además, abundantes recursos para la investigación científica. Poseerán plataformas
para el aprendizaje y la evaluación de los alumnos quienes gastarán tres horas
al día en plataformas como Facebook, YouTube o Coursera; los profesores
conocerán e interpretarán la red social de aprendizaje de cada alumno con foco
en el tiempo dedicado a la tarea de aprender. El aprendizaje en la educación
postsecundaria será más social que nunca.
Para 2026 el gran sacudón de la
educación postsecundaria empezará. Algunas instituciones no tendrán mercado ni
fortaleza financiera o carecerán de la voluntad para unirse a un consorcio.
Carentes de recursos humanos y tecnológicos del más alto nivel y altos costos
de operación cerrarán o serán absorbidas por otras. Habrá un revolcón en el
profesorado en esas instituciones. La enseñanza tendrá enfoques didácticos
conocidos, pero el aprendizaje activo y experiencial será el puente entre el
mundo académico y el del trabajo. El trabajo de los alumnos será apoyado por
chatbots que permitirán motivar a los alumnos y enriquecer sus aprendizajes.
Estos chatbots, en asocio con compañías de inteligencia artificial, se
mejorarán de manera constante usando los datos evaluativos que ellos mismos
generan. Abundarán los maker spaces como espacios para el aprendizaje activo y
creativo basado en proyectos pertinentes.
En 2031 emergerá un nuevo ecosistema. Las
instituciones de educación postsecundaria invertirán en el desarrollo de cursos
y programas en línea, servicios de apoyo, micro credenciales y otras
innovaciones. Los chatbots para la enseñanza y la asesoría académica eliminarán
o reducirán presiones presupuestales exigentes. El currículo en los distintos
consorcios se organizará bajo cuatro imperativos educativos: 1. Pensamiento
crítico. 2. Diseño del pensamiento y pensamiento ingenieril. 3. Fundamentos conceptuales de cada campo y 4.
Práctica en el campo de formación.
Para ese mismo año habrá
ofrecimiento de alternativas diferentes
de programas de formación acordes con los recursos financieros. Las
instituciones de educación postsecundaria que se consideran orientadas a la
investigación migrarán hacia institutos de investigación.
El proceso de transformación
alcanzará, en la visión futurológica, su madurez en 2035. Las fronteras entre
países serán más estrechas y el
flujo transnacional de estudiantes será
un desafió. Habrá desarrollos como los lentes de contacto para aprender en
realidad virtual mixta, pantallas holográficas, entornos de visualización
asistidos por computador (CAVES), implantes de traducción de idiomas en tiempo
real y bots para la enseñanza, avances que harán innecesario anclar a los
estudiantes en un campus.
Como se indicó arriba, los
estudiantes escogerán entre programas de larga duración o micro cursos
ofrecidos por gigantes tecnológicos y empresariales y se formarán en ambientes
holográficos o en los escenarios virtuales que correspondan con la formación.
Aquellos que decidan no anclarse en un
campus escogerán una institución de la Red Global Postsecundaria. Se abrirá, al
fin, la posibilidad de un acceso amplio y financiable de acceso a una
experiencia rica de calidad educativa, sin fronteras, con reconocimiento
universal.
Reconoce Katz, al construir escenarios imaginativos,
que el ejercicio de la futurología es siempre incierto. Recoge de Niels Bohr la
anotación de que “la predicción es muy
difícil en especial si se trata del futuro”, pero que si no podemos predecir el
viento sí podemos ajustar el velamen para ponerlo a nuestro favor. Si no
podemos imaginar el futuro si podemos prepararnos para él respondiendo a
interrogantes sobre la naturaleza de las disrupciones en educación superior,
sobre si se darán esas disrupciones a paso lento o como un big bang y si muchas instituciones de educación superior
desaparecerán o si cambiarán en su misión, modelo de negocios, mercados y
métodos. Esto lleva a que se consideren las tecnologías que más afectarán la
naturaleza de la educación superior sus programas, visión, focos poblacionales
y métodos, y también a analizar los eventos políticos sociales y económicos que
pueden oscurecer, parar, atrasar o acelerar el cambio (se agrega aquí, fuera
del texto del autor, eventos como una pandemia).
Entre las miramientos que deben
tenerse en cuenta en la muy necesaria transformación de las universidades
están: Intensificación del acceso, asequibilidad y calidad; atender a procesos
formativos personalizados; avances en el énfasis en las habilidades y
conocimientos demostrados, en las micro credenciales y formación intensiva, en
la capacidad de hacer o construir. Otros miramientos tendrán que ver con los efectos sobre la planta de
profesores, de personal administrativo y de servicios, los espacios físicos y
el énfasis en el aprendizaje para toda la vida. En todo caso, reafirma el autor
Katz, que la mejor manera de predecir el futuro es crearlo.
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