El Difícil Regreso a Clases
El Difícil Regreso a Clases
Enrique E. Batista J., Ph. D.
¿Es seguro regresar a las escuelas? ¿Será
posible el distanciamiento social en buses, microbuses de transporte escolar o
en los medios masivos de movilización? Una legítima inquietud de los padres
será si pueden enviar a sus hijos a estudiar en condiciones donde pueda haber
alta posibilidad de que se enfermen y entren a formar parte de un rebrote de la
pandemia.
Desde preescolar hasta la
universidad la pandemia ha llevado a una situación que ninguno creó y mucho
menos esperó, la cual está llena de paradojas, incertidumbres y encrucijadas
sin caminos ciertos abiertos. Estamos en un contexto de decisiones e inseguridades para lograr el funcionamiento
pleno de las escuelas y universidades y el retorno a ellas de más 1500 millones
de estudiantes según datos de la UNESCO. Las escuelas no se crearon para
funcionar en situaciones catastróficas y de extraordinaria magnitud global.
Difícil situación enfrentan las
autoridades de salud y las educativas para poder garantizar, mediante la
aplicación de determinados protocolos de bioseguridad, una educación completa y
de calidad para todos. En la reapertura no se tratará sólo de
flexibilización de los calendarios y horarios. Eso es una segunda o tercera consideración.
Tampoco consiste en “dar pistas” sobre cómo será la reapertura. Esas son decisiones
administrativas que serán sólo posibles si se asegura que se contiene la
difusión de la enfermedad y se evita que esas instituciones se conviertan en un
foco irradiador de la infección.
Un paso difícil por parte de las
autoridades de salud y de educación será el de evitar una reapertura que
resulte prematura. Al momento de la reapertura será necesario que todos
tengamos convicción de que es una decisión fundamentada en la garantía de
seguridad para todos y de que, de ser necesario, se puedan tomar medidas
rápidas y eficientes.
La UNICEF formuló el 30 de abril de
2020 directrices para reabrir las escuelas en condiciones de seguridad. (https://rb.gy/bydmju). Las
directrices incluyen, entre otras, un funcionamiento seguro con prácticas
adecuadas de higiene, atención a casos sospechosos, protocolos de
distanciamiento social, compensación en
el aprendizaje para superar retrasos escolares, protección con adecuada
atención de la salud y la alimentación escolar.
El Instituto Internacional para la Educación
Superior en América Latina y el Caribe -IESALC presentó a finales de mayo
de 2020 recomendaciones para una nueva
normalidad. Propuso una ruta de tres fases. 1. Apoyo a estudiantes y
profesores, organización adecuada de la reapertura presencial con planes
sanitarios, organizativos, pedagógicos y financieros. 2. Tránsito de la
reapertura a la reestructuración con apoyo para el aprendizaje de los
estudiantes en desventaja, el paso de contenidos curriculares a formatos
digitales, tutorías individualizadas, nivelación y cursos de vacaciones. 3. Apertura
hacia modelos híbridos, dotación de equipamientos digitales y de conectividad
con garantía de que los alumnos y profesores puedan tener acceso a ellos.
Estas recomendaciones el lector puede leer aquí: https://rb.gy/isrwal.
La ONU (https://rb.gy/lnjmjr)
señaló a mediados de mayo de 2020 que todavía se carece de información exacta
sobre la trasmisión y gravedad del coronavirus en los niños. En la reapertura
de las escuelas considera factores esenciales como: la realidad de que millones
de niños dependen de la escuela para su alimentación, y el aseguramiento de condiciones apropiadas de
salubridad como el acceso a agua limpia y jabón.
Sin análisis específicos de cada
municipio, barrio e institución educativa especifica no cabe una apertura generalizada.
Es prudente conocer, evaluar y contextualizar las experiencias de otros países
que como Japón y Corea del Sur han reabierto con determinados protocolos de
bioseguridad sus instituciones educativas, protocolos avalados por sus
autoridades de salud. En Japón (https://rb.gy/wmhasb) se puso énfasis en la completa
ventilación de los espacios, evitar interacción grupal de alumnos, evitar las
conversaciones de alumnos y del personal escolar en ambientes cerrados, chequear
la temperatura corporal, usar tapabocas, suspender a persona infectada y a quienes
estuvieron en contacto con ella; el cierre temporal de un grupo o de una
escuela también ha sido considerado.
Otros
países como China, Israel, Australia, Dinamarca, Noruega y Taiwán han reabierto
sus escuelas. Entre las medidas más destacadas están: Tomar la temperatura a la
entrada, cierre de espacios de juegos, separación de dos metros entre los
pupitres, prevención de aglomeraciones al fijar que los alumnos ingresen por diferentes puertas (sin
acceso para los padres), evitar contacto físico entre los alumnos, con los maestros
y demás personas en la institución, mantener el distanciamiento social y tener las clases cuando sea posible en
espacios abiertos y en pequeños grupos. (https://rb.gy/5eynpa).
Hay cuestiones importantes para
reabrir las escuelas que van más allá de la flexibilización de horarios y
calendario y de lo que se ha llamado “alternancia” (presencialidad y
estudio en la casa).
Se requerirá:
- Una fuerte inversión económica sí como de trabajo y
tiempo adicional frente a los habituales, con posible contratación del personal
adicional que se necesitará para implementar sin fallas el protocolo de
bioseguridad.
- Que en cada escuela se tenga uno o más instrumentos
para tomar la temperatura para el ingreso
a ella y en momentos en que se estime necesario.
- Que en cada escuela haya jabón y agua pura en
distintos espacios de ella.
- Que los alumnos, maestros y todos los demás en la institución
cuenten con tapabocas en cantidad suficiente suministradas por la escuela. Los
más pequeño usarán más de una diaria.
- Tener suficiente cantidad de alcohol y de
desinfectante para limpiar varias veces al día los espacios con posible
contaminación; por ello, se duplicará o triplicará la limpieza y desinfección
en escuelas con doble y triple jornadas, y en la universidades con clases todo
el día.
- Que si se recurre a educación digital, bajo la
modalidad híbrida, alumnos y maestro tengan acceso a computadores o
dispositivos móviles con suficiente ancho de banda.
- Que se entienda que el aprendizaje remoto no
significa ausencia de aprendizaje.
- Atender de manera oportuna y eficaz a los
estudiantes que han tenido retraso en las metas de aprendizaje o dificultades en
una o más asignaturas.
- Que se cuente con suficientes unidades sanitarias
con papel higiénico y lavamanos con jabón y papel higiénico y papel para
secarse las manos, espacios que requerirán limpieza frecuente. Se precisa
eliminar la dificultad en el uso simultáneo de los baños, usualmente muy pocos
y con pobres condiciones de aseo.
- Asegurar el distanciamiento social en las aulas. (De
difícil implementación por el número usualmente alto de alumnos en cada una de
ellas lo que no daría para separación de dos metros entre pupitres. Los niños
más pequeños no entienden el distanciamiento social y les será muy difícil no
llevarse las manos a la boca, nariz y ojos. No será muy posible mantener
separados en los recreos a los niños más pequeños. El distanciamiento social
crea situaciones de recelo contrarios al carácter gregario de los humanos y al proceso
de socialización en las escuelas).
- Cerrar los espacios de los juegos infantiles y definir
procesos claros de sanidad para la educación física, las prácticas deportivas y
los grupos artísticos y musicales.
- Desinfectar libros de la biblioteca, implementos de
laboratorios, teclados, mouses y pantallas táctiles, instrumentos musicales y
demás material reusable con los que los comunidad educativa entra en contacto.
(Los alumnos tocan todo).
- Realizar testeos frecuentes y tener establecidos medios seguros para aislar a enfermos o sospechosos con la enfermedad, lo que será competencia de autoridades de la salud. El miembro de la comunidad educativa sospechoso de la infección será regresado a su casa.
- Hacer efectiva la orden de permanecer en casa si se está enfermo.
- Asegurar con las autoridades de salud disponer de
un servicio médico educativo ambulatorio disponible para atención inmediata.
Hay algunos otros elementos de
consideración cruciales:
Muchos estudiantes y maestros regresarán
con síntomas de ansiedad o de depresión debido al confinamiento lo que afectará
el desempeño de los alumnos y la calidez y oportunidad de la intervención
pedagógica de los segundos. A esto se agrega el número grande de maestros con
enfermedades subyacentes, entre ellas las del “burn out”, condiciones
que se pueden empeorar.
La edad avanzada de un número alto de
maestros lo vuelve un grupo de alto riego. El promedio de edad de ellos en Colombia es de cerca de 50 años;
el 3% tiene más de 65 años y uno de cada cinco está entre los 57 y
los 65 años (https://rb.gy/ykxpzq). También
hay alumnos con enfermedades subyacentes que los vuelve más susceptibles a una
complicación grave por el COVID- 19.
Siguiendo distintos protocolos de
bioseguridad ya formulados, entre ellos el conjunto de “Orientaciones
técnicas sobre el nuevo coronavirus (2019-nCoV)” que están disponibles en
la página de la Organización Mundial de la Salud (https://rb.gy/cv3fyp), es
necesario fijar y precisar funciones. A continuación algunas de ellas:
- Especificar quiénes serán las personas
encargadas de cada uno de los procesos que se requieran para asegurar la prevención y protección de toda la comunidad
educativa. Para ese efecto cada una de ellas habrá recibido formación adecuada
y tendrá conocimiento de los riesgos.
Esto incluye definir de antemano quiénes y en qué momentos usarán guantes y
mascarillas. Se deberá proporcionar recipientes cerrados y herméticos
apropiados para materiales desechables y reutilizables.
- Fijar reglas de interacción entre los
distintos miembros de la comunidad educativa. De estimarse necesario, padres
de familias, maestros y demás miembros de la comunidad educativa aceptarán por
escrito que conocen y aceptan los riesgos.
- Definir con precisión quién es la persona contactará
con oportunidad a las autoridades de salud y hará el manejo interno de casos
que requieran el aislamiento por sospecha de estar infectados por el COVID -19.
El aislamiento debe hacerse siguiendo los protocolos de bioseguridad que
determinen las autoridades de salud.
- Cada miembro de la comunidad educativa deberá
tener vigente su seguro escolar o afiliación a una institución prestadora de
salud. Cada uno tendrá la obligación de indicar si tiene preexistencias en
salud que pueda hacerlo más vulnerables. En el caso de los menores esto será
responsabilidad de los padres.
- En el transporte escolar se debe aplicar la
norma de distanciamiento social mínimo y todos deben usar tapabocas. El
vehículo debe ser desinfectado después de cada uso. Se llevará un registro de
quienes fueron movilizados en cada oportunidad.
- La alimentación deberá seguir las normas que
determinen las autoridades de salud. Se
debe evitar consumir los alimentos de
frente a otras personas. Será absolutamente necesario el lavado previo de manos
con agua y jabón.
Dadas las consideraciones anteriores
caben algunas preguntas de fondo: ¿Puede negarse el acceso a la escuela a un
alumno en cuya familia hay o haya habido infección por el COVID 19? Invocando
el derecho a la vida y a la salud ¿podrán maestros, padres de familia, o el personal
administrativo o de servicio negarse a la reiniciación de labores sin la
garantía de ambientes escolares sanos? Algunos de ellos, alumnos o maestros, por temor a infectarse a sí y a
sus familiares, no querrán regresar a la escuela o mostrarán niveles altos de
aprensión, estrés e inestabilidad emocional.
Una ventaja que resulta de lo que
ha ocurrido es que en adelante todos sabemos más sobre cómo evitar contagios y
cómo contener los periódicos brotes infecciosos de diversa índole. En términos
formativos positivos ha sido una experiencia beneficiosa de educación en salud
pública y en el cuidado de la propia con la actitud de que “si yo me cuido,
cuido y protejo a los demás”. La expectativa y meta de este aprendizaje es
que podamos generar un nuevo estilo de vida más saludable para las personas y
el planeta.
Es preciso evitar el rebrote
pandémico. La situación actual es inédita que nunca fue pensada o anticipada. Como
ciudadanos nos corresponde trabajar en acciones colaborativas para que de
consuno con las autoridades de salud y de educación encontremos el camino y los
medios para reabrir bien y con seguridad
nuestras escuelas, colegios y universidades.
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