Una Buena Educación No Puede Formar Analfabetos Culturales


Una Buena Educación No Puede Formar Analfabetos  Culturales

Enrique E. Batista J., Ph. D.

Una educación desde la cuna hasta la tumba… que aproveche al máximo nuestra creatividad inagotable. Que integre las ciencias y las artes … y no seguir amándolas por separado como a dos hermanas enemigas. - Gabriel García Márquez

Sorprenderá la pregunta a muchos: ¿A pesar de sus estudios, es usted analfabeta?

Posiblemente en todo o en algún grado en los distintos tipos de analfabetismo. Entre otros, el cultural, aunque se tenga título encumbrado de doctor.

Se reconocen hoy cinco clases de personas analfabetas: (1) Las analfabetas básicas o totales que  son quienes no leen, escriben y realizan operaciones básicas aritméticas, (2) las analfabetas funcionales, que son aquellos que, aunque tienen la alfabetización básica, no comprenden bien lo que leen o no pueden hacer uso más allá de lo literal de la información a la que acceden, (3) las analfabetas culturales que son aquellas personas sin capacidad de conocer o apreciar el valor intrínseco del arte y la cultura en el desarrollo de su propia personalidad y de la sociedad en general. No se puede ser un ciudadano pleno si se es analfabeta cultural. A estos se agregan (4) las analfabetas morales, que son personas llenas de prejuicios y carentes de los principios que orientan la sana conducta entre los hombres, privados de principios y sentidos éticos, y de los valores de responsabilidad y corresponsabilidad que exige a los ciudadanos el Estado Social de Derecho, personas con moralidad laxa para justificar, por ejemplo, el robo, la corrupción y la circulación de información falsa con intención deliberada de engañar para alcanzar fines personales, sociales o políticos, entre ellos con la estrategia que se denomina la postverdad. (véase, https://goo.gl/ZJMdPB).

A estas cuatro clases se agregan (5) los analfabetos visual – digitales, quienes en un mundo de circulación masiva de información, por distintos medios digitales, (textos, imágenes, videos, realidad virtual, animaciones, juegos, realidad aumentada, y otras más), no han tenido acceso a la formación para el uso de los recursos digitales de información (la denominada por algunos como brecha digital), que cubre no sólo a sectores sociales marginados, sino también a profesionales de alta graduación. La carencia de formación cultural sólida y actualizada en las instituciones educativas, de preescolar a la universidad es, a la vez, una base para la creación de los analfabetos visual - digitales incapaces de usar o comprender imágenes, animaciones, simulaciones o las falsificaciones digitales y multimediales de la realidad. Estos analfabetos son sujetos fáciles de la manipulación y el engaño en medios de la comunicación, Internet y en redes sociales del más diverso orden. No han desarrollado la habilidad para validar críticamente lo que ven, leen u oyen en ambientes digitales. No comprenden la naturaleza de los medios y herramientas de comunicación. En su condición de analfabetas, se dejan llevar por la impresión de la velocidad y facilidad de los medios digitales, sin capacidad para comprender la naturaleza de esos medios y de sus códigos y lenguajes.  (https://goo.gl/wrhV4x; https://goo.gl/2wJBdd).

Destacan muchos que hay instituciones educativas, de los más altos niveles, que por las hazañas de corrupción de muchos de sus egresados parecen que formaran delincuentes analfabetas morales. Sin llamarnos a engaños y sin exageración, hay personas “bien educadas”, con los títulos universitarios de mayor postín y resonancia en el mundo académico que son analfabetas culturales y morales.

Es claro que no sólo se debe luchar para superar el analfabetismo y la exclusión digital en esta sociedad informatizada, sino que hay que superar el creciente analfabetismo artístico y cultural. La educación es un derecho cultural reconocido como fundamental, con capacidad de generar estrategias innovadoras para abordar los retos del futuro. Los ambientes escolares son propicios para el aprendizaje y diseminación de los valores culturales y el fomento de la inclusión social y la tolerancia, como también para la promoción de la valía de la diversidad cultural y el fomento de los talentos y la creatividad. 

La UNESCO ha destacado la relación entre la educación, la cultura y el desarrollo humano. Concibe a la cultura como prioritaria en los procesos educativos, como catalizadora para la inclusión, la diversidad y para la protección del patrimonio y fomento de la creatividad. Resalta, además, que en el mundo interconectado es fácil constatar que la cultura tiene el poder de transformar las sociedades, que la creatividad contribuye a la edificación de sociedades abiertas, inclusivas y pluralistas, dinámicas, innovadoras y prósperas. Sin un componente cultural fuerte no puede haber progreso y resultados sostenibles, inclusivos y equitativos. (https://goo.gl/ejB73g;  https://goo.gl/u2euWS; https://goo.gl/1ohYN1).   

También ha señalado la UNESCO la necesidad de garantizar que el papel de la cultura se tenga en cuenta en la mayoría de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Concibe, además, que la cultura es el facilitador y motor de las dimensiones económica, social y ambiental de ese desarrollo, lo cual incluye la protección del patrimonio material e inmaterial y las diversas expresiones culturales (https://goo.gl/otr71B).  

Jyoti Hosagrahar, al reconocer que la cultura es un elemento central en los Objetivos de Desarrollo Sostenible y único medio de asegurar que el desarrollo se centre en el ser humano y pueda ser inclusivo y equitativo, resalta a Medellín como “Una ciudad musical” por la manera como la música imprimió dinamismo a la ciudad recurriendo a la cultura, la educación y la innovación. (https://goo.gl/rsjbeZ; https://goo.gl/CV7HMo).

Mucha concordia ciudadana y escolar se llevó a las comunas de Medellín con la creación de la red de escuelas musicales en la alcaldía de Sergio Naranjo, bajo la dirección del actual gobernador Luis Pérez Gutiérrez, a la sazón Secretario de Educación y Cultura de la ciudad.  Desde la Gobernación se avanza ahora en Antioquia en una propuesta para un nuevo modelo educativo en donde el arte y la cultura, juntamente con las ciencias, las tecnologías, las ingenierías, las matemáticas, el español y las ciencias sociales formarán parte del núcleo central de la formación escolar.

De modo similar, la Alianza PNUD – REPSOL muestra cómo, con el baile, la denominada economía naranja (economía que se asocia con cultura, identidad y creatividad) transforma las vidas de muchos jóvenes en Cartagena de Indias, en quienes se potencian sus habilidades en la danza y se convirtieren en empresarios de la cultura, fuente de empleo, apoyada en el legado cultural de la región. El baile, para muchos, se ha coinvertido en herramienta esencial de su progreso. (https://goo.gl/GbYGp4).

El escritor Carlos Castro Saavedra en su libro Escritos sobre Literatura y Arte bien planteo que:

“Enseñar a los menores a oír y descubrir la música, paso a paso como un nuevo y maravilloso continente, es lo mismo que apartarlos de la noche y acercarlos al amanecer… lo mismo que llevarlos de la mano hacia el futuro y convencerlos de que los sonidos más puros y armoniosos son del mismo linaje de la paz.”

El Ministerio de Educación Nacional expidió, apoyado en el Plan Nacional de Educación Artística, 2007-2010, una cartilla sobre Orientaciones Pedagógicas para la Educación Artística y Cultural.  Ahí destaca que la educación artística permite percibir, comprender, y apropiarse del mundo, movilizando diversos conocimientos y el desarrollo del pensamiento reflexivo y crítico, la innovación, la inclusión y la cohesión social, la sensibilidad, creación y comprensión de la expresión simbólica y de las diversas expresiones artísticas y culturales. Propone bien que se articule a las demás áreas curriculares y facilite así que el alumno integre sus aprendizajes. Enfatiza la conexión formativa en valores como el respeto, la solidaridad, la construcción de la paz, la valía de los legados artístico, culturales, creación intelectual, las costumbres, tradiciones y del entorno natural que configuran nuestra identidad colectiva. (https://goo.gl/OSwSXN). Sin embargo, en la reciente propuesta de Plan Decenal de la Educación se observa la carencia de la importancia formativa escolar en arte y cultura. Esto a pesar de que el artículo 70 de la Constitución Política de Colombia ordena:

"El Estado tiene el deber de promover y fomentar el acceso a la cultura de todos los colombianos en igualdad de oportunidades, por medio de la educación permanente y la enseñanza científica, técnica, artística y profesional en todas las etapas del proceso de creación de la identidad nacional.
La cultura en sus diversas manifestaciones es fundamento de la nacionalidad. El Estado reconoce la igualdad y dignidad de todas las que conviven en el país. El Estado promoverá la investigación, la ciencia, el desarrollo y la difusión de los valores culturales de la Nación".

EL Ministerio de Cultura ha fijado políticas para el emprendimiento y las industrias culturales, y el Congreso ha expedido la ley 1834 de 2017 por medio de la cual se fomenta la economía creativa, denominada la ley naranja. Entre las industrias creativas están, según su artículo 2°: Los sectores editoriales, audiovisuales, fonográficos, de artes visuales, de artes escénicas y espectáculos, de turismo y patrimonio cultural material e inmaterial, de educación artística y cultural, de diseño, publicidad, contenidos multimedia, software de contenidos y servicios audiovisuales interactivos, moda, agencias de noticias y servicios de información, y educación creativa. Un avance deseado que debe tener gran impacto en la importancia del área formativa escolar que por ley tiene la denominación de Artística y Cultural (leyes 115 de 1994 y 397 de 1997) con el carácter de “fundamental y obligatoria” y dejar de ser un espacio formativo, usualmente mal calificado como “de relleno”.

Se dice que la denominación de economía naranja fue tomada de una frase de Frank Sinatra cuando expreso que “naranja es el color más feliz”. Se precisa superar el antagonismo usual entre cultura y economía. La economía naranja o industria creativa es hoy un medio para para aprovechar las oportunidades de la revolución digital, que para Latinoamérica y el Caribe se ve como una oportunidad para transformar sus mejores recursos creativos y culturales.  La economía naranja en la economía mundial representa el 6.1%, mientras que la agricultura es la mitad (3.1%). Una manera de destacar su importancia, y el valor que hay que asignarle a la cultura en la formación escolar, es tomar de referencia la afirmación de que si Newton midiera hoy esa economía diría que podríamos ver mucho más allá porque estamos parados sobre hombros de gigantes. (https://goo.gl/ZQ75WY).

Una educación de calidad forma para el desarrollo del pensamiento reflexivo y crítico, creativo e innovador, y también para el pensamiento autónomo, la innovación, la inclusión y la cohesión social. Esa educación requiere un sólido énfasis en la formación en arte y cultura, en sus distintas expresiones. Una educación así permite superar el amplio y extendido analfabetismo cultural y es base del progreso social y económico, del fomento de las industrias creativas y modo seguro para consolidar la identidad tanto personal como de todos los miembros de la nación para consolidar una sociedad en paz.

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