LA EDUCACIÓN EN EL INFORME SOBRE EL DESARROLLO HUMANO 2019 DEL BANCO MUNDIAL
LA
EDUCACIÓN EN EL INFORME SOBRE EL DESARROLLO HUMANO 2019 DEL BANCO MUNDIAL
Enrique
E. Batista J., Ph. D.
El
Banco Mundial ha publicado el “Informe
sobre el desarrollo mundial 2019: La naturaleza cambiante
del trabajo”, dividido en
siete capítulos: 1. La naturaleza cambiante del trabajo, 2. La naturaleza
cambiante de las empresas, 3. Desarrollo del capital humano, 4. Aprendizaje
permanente, 5. Rentabilidad del trabajo, 6. Fortalecimiento de la protección
social y 7. Ideas para promover la inclusión social. (El lector puede obtener
el texto completo en https://bit.ly/2Q6nCCA, y una versión abreviada aquí: https://bit.ly/30oQZVx). El Informe se centra en la importancia del capital humano para
la fuerza de trabajo en el futuro.
Con el índice se busca medir la
cantidad de capital humano que un niño nacido en 2018 puede esperar conseguir
cuando finalice sus educación secundaria. O sea, medir la productividad de la
próxima generación de trabajadores respecto de un punto de referencia dada salud
plena salud y una educación completa. Ese capital es el que permite desarrollar
el potencial de cada uno para ser socialmente productivo para lo cual corresponde a los gobiernos fijar un
nivel mínimo universal y garantizado de protección social e incrementar la
inclusión social. Esta consiste en mejorar la capacidad, posibilidades y
dignidad de las personas más desfavorecidas. La desigualdad crecerá si todos no
tienen la oportunidad para adquirir las habilidades que se requieren en el
mundo de las economías tecnológicas.
En ese índice Colombia ocupa el puesto
70 entre 157 países donde Singapur, Corea, Japón y Finlandia ocupan los
primeros lugares. Uruguay, Ecuador, México, Argentina tienen valores parecido
al de Colombia.
Destacaré aquí las ideas principales
del Informe sobre la importancia de
la educación como base del capital humano en mundo del trabajo cambiante dadas
la innovación y el progreso tecnológico. Reconocerá el lector que el contenido
de este texto del Banco Mundial, en los campos del empleo y la educación, va
bastante paralelo a los Informes de McKinsey & Company de 2012 (Education to Employment: Designing a System
that Works; https://mck.co/2R4EpoE) y 2017 (Jobs Lost, Jobs Gained: Workforce
Transitions in a Time of Automationhttps://mck.co/2sTNKGL).
). Si bien las tecnologías permiten crear
nuevos empleos, aumentar la productividad y prestar servicios públicos eficaces,
también es cierto que crean incertidumbre en varios sectores de la población
mundial donde es evidente que no se brindan opciones de mejoramiento de la
calidad de vida de la misma manera en distintas partes del mundo. Por ello, es
prioritario que los gobiernos inviertan en capital humano. Se resalta en el Informe el análisis, ya hecho en una
variedad de publicaciones, en el sentido de que los niños que están hoy en
primaria enfrentarán como adultos empleos que no existen a la fecha.
La falta de educación es uno de los medios
más visibles para mantener las desigualdades de una generación a otra. En todo
caso, se precisa que en la promoción del capital humano es necesario asegurar que
la escolarización se traduzca en aprendizaje, ya que lo que se aprende es más
importante que el tiempo mismo de permanencia en la escuela.
En muchos países la escuela no forma
en las habilidades básicas y menos en las que son y serán cada vez más
necesarias como las cognitivas y socioemocionales (“socioconductuales”, se denominan en el Informe). Asistir a la escuela no significa de por sí progreso en
el aprendizaje ni en la habilidades esenciales que serán necesarias para el
trabajo actual y futuro en especial. Las habilidades socioemocionales que se
adquieren a temprana edad y se continúan estructurando a lo largo de toda la
vida. Se reconoce que quienes las adquieren en la primera infancia serán más
resilientes a las inseguridades y disrupciones que experimentarán más adelante
en sus vidas.
Para fortalecer el capital humano
apoyado en los avances de distintas tecnologías se hace necesaria, según se
señala en el Informe, la formación en tres clases de habilidades: 1. las
cognitivas avanzadas (por ejemplo, resolución de problemas complejos, pensamiento
crítico), 2. Las socioemocionales (el trabajo colaborativo en equipo, creatividad
y curiosidad) y 3. Las combinaciones de habilidades predictoras de
adaptabilidad (tales como el razonamiento, la autoeficacia y capacidad de
adaptación).
El requisito para lograrlas es contar
con una base sólida de capital humano y de un aprendizaje permanente. Ello se
logra con la esencial atención al desarrollo humano desde la primera infancia y
en la educación básica, contar con protección social y un uso eficaz de la
educación terciaria.
Se recalca en el Informe que la mejor preparación para el futuro de los niños para
su desempeño en un mundo cambiante es prestar atención a ellos desde la primera
infancia, con inversiones significativas en educación, nutrición, salud y
protección social. La educación preescolar de calidad es la base para el
desarrollo cognitivo de alto nivel y la solidez de la formación afectiva y
motora. Esa educación temprana crea ventajas que se incrementan con el tiempo y
ayudan a acrecentar la igualdad de oportunidades. El desarrollo del capital
humano requiere como factor imprescindible: el empoderamiento de las mujeres (ya que con
ellas se aumenta ese capital en la economía), mejoras en la producción del
campo y ampliación de las oportunidades laborales de los campesinos pobres.
En el mundo tecnológico también se han
modificado los procesos de producción, transformando la manera de trabajar y
las condiciones laborales, dando cabida al trabajo mediante plataformas en
línea y a la ocupación esporádica (la economía GIG, que se ha dicho), en lugar de los contratos a largo plazo que
solían ser la norma.
En el contexto de economías apoyadas
en los avances tecnológicos la educación terciaria (la posterior a la
secundaria que incluye a la educación laboral y la cualificación para oficios)
adquiere especial relevancia por tres razones que se destacan en el Informe: 1. La demanda de habilidades
cognitivas generales de orden superior las que no sólo se adquieren en las
escuelas, 2. Las exigencias de un aprendizaje permanente a los largo de toda la
vida y 3. Esa educación es una opción importante en el mundo laboral cambiante
que en el caso universitario sirve de basamento para la innovación.
El aprendizaje no termina en la
escuela, por lo que es preciso recordar que en el trabajo se continúa
acrecentando el capital humano. Esa formación terciaria debe tener en cuenta
las limitaciones que pueden tener los adultos, su aprendizaje de modo diferente
y el diseño de estrategias formativas flexibles y apropiadas para el cerebro y
estilo de vida de ellos.
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