El Día del Maestro: Para Reconocer la Esencia Perpetua de su Rol y Valía Social
El Día del Maestro: Para Reconocer la Esencia Perpetua de su Rol y
Valía Social
Enrique E. Batista J., Ph. D.
https://paideianueva.blogspot.com/
Llegó, lo vivimos, lo celebramos y pasó, otra vez, como en cada mes de mayo, «El Día del Maestro». Volverá, a sabiendas de que el rol de los maestros sigue cambiando y que su vigencia sigue imperecedera, aunque distintos desarrollos sociales, políticos y tecnológicos han transformado su identidad y su labor. Hace poco, con una mortífera pandemia global y ahora con la Inteligencia Artificial - IA, muchos han inquirido si se extinguen los actuales maestros y si serán reemplazados por robots humanoides, seres digitales, maestros robots o robotizados, o por una variedad de especies de avatares. Seres que ya algunos han señalado que pronto serán sujetos con personalidad jurídica electrónica y con plenos derechos. (https://shorturl.at/sA9bn).
Si los maestros serán sustituidos por los algoritmos sofisticados de IA, algunos lo han afirmado de manera contundente, como Bill Gates, quien ha dicho que: «La IA reemplazará a médicos, maestros, profesionales de la salud mental y más en los próximos 10 años…, los humanos no serán necesarios para ‘la mayoría de las cosas’». (https://shorturl.at/mxcGz). Elon Musk, quien ha resaltado a la IA como la fuerza más disruptiva en la historia, ha destacado que la: «IA avanzada podría superar a los humanos en muchas áreas, incluyendo la educación, y que los sistemas de aprendizaje automatizados podrían volverse más efectivos que la enseñanza tradicional». (https://shorturl.at/KX7Fa). Se pueden destacar, entre muchos, varios hitos en el devenir humano que han transformado profundamente el rol y las labores de los maestros. Tomaremos algunos.
La escritura y la imprenta. El invento de la escritura fue el primero de ellos, porque con ella ya no se dependía de la voz del guía de la formación de las nuevas generaciones, sino que, como el desarrollo tecnológico más importante de la humanidad, ella produjo desde entonces un modo y un medio diferente de comunicar y compartir los contenidos. Puede decirse que esa fue la ruptura primigenia en la labor de quienes enseñan, ruptura que posteriormente fue profundizada con la invención de la imprenta en los años 1400 y, con ella, la aparición masiva de libros, que aceleró el carácter perturbador de creencias y conocimientos tradicionales.
De la Edad Media a El Renacimiento. Los procesos formativos de las nuevas generaciones en la Edad Media estuvieron enmarcados y controlados por visiones religiosas; al maestro se le asignó rol específico para responder por ellas. Por el contrario, El Renacimiento, siglos XV y XVI, introdujo una educación secular; los maestros ya no formaban para la memorización simple de contenidos religiosos, las virtudes teologales y cardinales y la salvación de las almas; asumieron para sí los principios de la libertad de aprender y de enseñar. Surgieron los denominados enfoques humanistas y los grandes pensadores de la pedagogía y de la educación; se puso énfasis en que los maestros formarían en la independencia cognitiva y en el poder de las ciencias.
La Primera Revolución Industrial. Con el advenimiento de esta revolución, a mediados de los años 1700, y los primeros avances de la industrialización, surgió la necesidad de cualificar trabajadores en inéditas habilidades y de contar con nuevos y muy diferentes maestros formados para atender las necesidades de los también inéditos modos de producción. Ya no se trataba de alfabetización, escritura y cálculos básicos. Se formalizó una nueva forma de currículo, rígido, aplicable a todas las escuelas, grados y niveles educativos y, con ello, la estandarización de los procesos formales educativos. Se fijaron criterios pedagógicos, sociales y morales que debía tener el educador, usualmente pensado como una mujer joven, rebosante de finura y de moralidad; con preferencia si permanecía soltera, para que su condición de ejemplo moral fuese respaldada por la sociedad en general y reflejado en sus alumnos. La disciplina férrea y el castigo físico y psicológico siguieron como partes del rol de los maestros.
Inicio de la educación pública. En sus comienzos, en la primera mitad del siglo XIX, la educación no era concebida como un derecho fundamental. Los maestros asumieron el rol de controladores, disciplinadores y enseñantes de grupos más grandes de alumnos. Se instauró el modelo eficientista de enseñar el mismo contenido a todos, para que, con el mismo método, todos aprendieran al mismo tiempo y también, como nueva función del maestro, elaborador de exámenes para calificar y excluir, y con ello la abstrusa, pero aceptada práctica de «pérdida del año», concepto sembrado por el mismo modelo eficientista, derivado de criterios tomados de la producción industrial, de la mencionada Primera Revolución Industrial.
Siglos XIX y XX. Desde finales del siglo XIX se presentaron avance en las ciencias experimentales, como la psicología, que abrió espacios que, articulados con prácticas y conceptos de la pedagogía, permitieron la instauración de modelos educativos que transformaron también el papel de los maestros, entre ellos la psicología a conductista que puso énfasis en el rol como diseñador de los aprendizajes, centrados en objetivos específicos de instrucción y en la evaluación de conductas observables. Surgieron la radio, la televisión, Internet y una amplia variedad de herramientas y recursos informáticos que afectaron los modos de enseñar y de aprender. Muchos de tales avances se han explayado a lo largo del siglo XX y en el primer cuarto del siglo XXI. (https://shorturl.at/OrsaH).
El Estado Social de Derecho. Diversos cambios sociales, producidos por el surgimiento de nuevas ideologías, la globalización económica y de culturas, una amplia variedad de avances tecnológicos, la inserción de Estado Social de Derecho, el surgimiento de nuevas generaciones de derechos humanos, la promoción de la inclusión social, la igualdad de género, la formación en los derechos y deberes como ciudadanos, y la conciencia ambiental han afectado y continuarán haciéndolo, el papel del maestro. Además, se resalta como preeminencia en los fines formativos a las habilidades socioemocionales; por eso, se posiciona el maestro como un «facilitador de habilidades socioemocionales». (https://shorturl.at/ZOdq1).
El imperio de lo digital. Distintos desarrollos en el campo de la informática han llevado a promover roles diferentes para los maestros, acompañados de una variedad amplia de enfoques para suscitar logros cognitivos y afectivos del más alto nivel. Ha ganado espacio la formación escolar con énfasis en el aprendizaje situado, prescriptivo, adaptativo, e individualizado. Bajo el principio de que en esta era informática todos somos productores de contenidos, el alumno gana más independencia para dirigir y controlar su propio aprendizaje, y el maestro para diseñar los ambientes de aprendizaje, físicos, virtuales o ambos. El maestro hoy, en el concepto de muchos, es más un «curador de contenidos» (https://shorturl.at/Vbwqo); ya no «transmite» información, porque esta circula por las redes y no desde la tarima o atril de un maestro; tampoco «dicta clase», porque los contenidos no se dictan, sino que se acceden en tiempo real por muchas rutas y mediante variedad de recursos abiertos. También se ha señalado que ha dejado de ser «planificador curricular» para ser un creador de experiencias personalizadas; ha dejado de ser un docente manipulador y dictador de contenidos resumidos y que sólo ve en el currículo a su inane imagen como gestor y dueño de contenidos parcelados con alta impropiedad.
Cambios sin cambiar. Pero, muchos de los ya inaplicables pensamientos y prácticas heredadas desde la Edad Media y de la Primera Revolución Industrial, no han podido ser modificados. Ejemplos claros de ello son la persistencia del anacrónico concepto de currículo, con el que se separa lo que debe estar integrado, el clamor de los pensadores de la pedagogía para que los procesos escolares de aprendizaje sean activos y personalizados, por descubrimiento, plenos de significación, fomentadores del pensamiento crítico, de la autonomía moral y de la inteligencia divergente.
Emergentes cambios por los avances en IA. Posiblemente, el cambio mayor en el rol
del maestro se visiona con la IA y con la ciencia de datos. Mediante el uso de diversas plataformas de IA
y la ciencia de datos, su rol incluye ahora también el de «analista de
datos» (https://shorturl.at/C88QV). El del maestro no ha desaparecido con la IA, no
se vislumbra que sea reemplazado por asistentes digitales robotizados o
maestros robóticos. Aquellos que persistan en trabajar con alta riqueza
afectiva y madurez emocional, con consistente compromiso para la sólida
formación de las nuevas generaciones, harán uso crítico y creativo de los
desarrollos de la IA y de otras tecnologías, sin mucho riesgo de que se
extingan, de que sean sustituidos por complejos algoritmos y por las máquinas
informatizadas. Cada maestro, en su día, y todos los días, requiere poseer y
conservar la conciencia de que el rol tradicional que ha venido desempeñando,
con frecuencia improductivo, sobredeterminado por la rígida burocracia estatal,
ha sido afectado en sus bases y en su esencia.
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