El Largo Camino desde Adán y Eva para Alcanzar la Inmortalidad

 

 El Largo Camino desde Adán y Eva para Alcanzar la Inmortalidad

Enrique E. Batista J., Ph. D.

https://paideianueva.blogspot.com/ 

El científico Ray Kurzweil, predice que, con base en los adelantos científicos, se podría alcanzar la inmortalidad en 2030. «La inmortalidad, gracias al rápido ascenso de la inteligencia artificial, será posible», dice. (https://shorturl.at/IVT2u). El empresario ruso, Dmitry Itskov ha indicado que, en 20 años, en 2045, podemos soñar con la posibilidad de una vida eterna. (https://tinyurl.com/33572bd9).  El biogerontólogo británico, Aubrey de Grey, desde el Silicon Valley, adelanta sus investigaciones para extender la vida humana hasta 1000 años; él ha formulado propuestas de terapias regenerativas apoyadas en biotecnologías para restaurar el funcionamiento total normal de las células y de las biomoléculas esenciales para recuperar la salud y el vigor juvenil. Ha señalado, además, que: «la postergación indefinida del envejecimiento (…) podría estar a la vista» y   que los humanos cambiarán el chequeo médico de costumbre por una reparación de rutina. (https://tinyurl.com/528c2658).

Es sabido el deseo perenne (o ambición codiciosa) de alcanzar la inmortalidad; ambición que ha estado presente desde la pareja primigenia de Adán y Eva que, con la consabida tentación maligna, aspiraron a ser inmortales (lo cual demostraría que eran mortales en potencia). Y así, a lo largo de la historia, abundan los relatos de lugares, fuentes de la eterna juventud y aguas milagrosas que asegurarían la inmortalidad.

Hace poco más de una década, el científico colombiano Rodolfo Llinás, con el uso de nanomoléculas con altas concentraciones de energía, indicó que crearía un agua que optimizaría la función celular para tratar males degenerativos, lo cual permitirá que las células tengan mayores elementos de defensa y de resistencia a las enfermedades. (https://tinyurl.com/4dbmbkxx). En la misma dirección tecnológica, algunos otros científicos señalan hoy la posibilidad de alcanzar la inmortalidad con los desarrollos de la nanotecnología y la creación de nanobots que circularían por el cuerpo para reparar daños en las células, crear inmunidad y asegurar una vida mucho más larga, e incluso eterna.

Se estaría así hoy en la última generación de mortales, dado que, como se destacó arriba, algunos predicen que en la década del 40 de este siglo se alcance la inmortalidad. Aunque algunos otros piensan que, si se curasen todas las enfermedades, los humanos seguirían muriendo porque «La verdadera enfermedad no es la enfermedad, sino la edad». (https://tinyurl.com/2p98nx5r, https://tinyurl.com/ycxhfam9).

A medida que avanzan los logros en los campos científicos asociados a la salud, se ha alcanzado mayor control sobre las enfermedades. Desde siempre se ha anticipado la posibilidad de extender los años de vida.  Hoy se dice que es posible que se pueda tener una vida de hasta de 150 años. Es conocido el personaje bíblico llamado Matusalén, abuelo de Noé, que vivió 969 años (Génesis 5:26-32). Adán vivió 930 años (Génesis 5:5) y Noé vivió 350 más después del diluvio; tenía 950 años (Génesis 9:28-29). También es conocido el historiador Cayo Plinio Segundo, llamado Plinio el Viejo que, aunque tiene ese apelativo, no vivió tantos años (56; fue la víctima más notoria de la erupción del Vesubio en el 79 d. C.), relató sobre personas que habían vivido 100 y hasta 800 años, seres que se suicidaban por aburrición. Él mismo rechazó la idea de la inmortalidad. (https://shorturl.at/6rbnG).

Desde tiempo atrás, algunos han ensayado la muerte suspendida mediante la preservación en frío (criogenización), con la expectativa de que, a medida que avance la medicina, puedan resucitar. Igual se ha hecho con óvulos fértiles. Más recientemente, se ha propuesto la transferencia, usando la inteligencia artificial, de la conciencia humana a una computadora, como una manera de lograr que esa conciencia pueda sobrevivir al cuerpo físico. También son conocidos los intentos de construir y reemplazar tejidos y órganos humanos para aumentar la vida de las personas, la medicina regenerativa con células madre y la terapia génica.  Son todos intentos científicos para superar enfermedades, reparar daños y lesiones y otras causas del envejecimiento y de la muerte. (https://tinyurl.com/47jhffcb, https://tinyurl.com/y733cw2z).  Otra concepción religiosa sobre la eternidad está en las creencias, relacionadas entre sí, denominadas metempsicosis (las almas pasan a otros cuerpos menos perfectos), la transmigración (paso del alma a otro estado físico o metafísico) y la reencarnación (el alma puede vivir en varias vidas en cuerpos diferentes).

Otra línea de reflexión sobre la duración de la vida humana señala que la esperanza de vida ya alcanzó su límite, que el incremento de esta se ha ralentizado y que el límite máximo que los humanos pueden alcanzar podría estar en los 87 años para hombres y 90 para las mujeres, cifras que en varios países ya se han alcanzado y superado. Hace 10 siglos la esperanza de vida era de 19 años y dos siglos atrás era de 37.   Hoy la esperanza global de vida supera los 70 años con variantes tanto dentro como entre países. (https://tinyurl.com/3cvnc7mj).

Una mirada histórica muestra que, en la Edad de Piedra, hasta hace unos 10000 años, la esperanza de vida era corta, entre 20 y 30 años; los que podían sobrevivir la infancia vivirían un par de décadas adicionales. Más adelante, en las Edades denominadas de Bronce y de Hierro, la esperanza de vida era de unos 26 años, cifra que en las épocas de las antiguas Grecia y Roma estuvo cerca de los 28 años, mientras que en la Edad Media fue de unos 30 años, pero si una persona llegaba a los 21 años y no moría por accidente, violencia o veneno, podía tener una esperanza de vida casi similar a la de los humanos de hoy. (https://tinyurl.com/2x5bsbjc).

En todos los casos, hay que recordar la eterna presencia de enfermedades, guerras, hambrunas, desnutrición, condiciones sanitarias pésimas, ausencia de tratamientos médicos, alta mortalidad infantil, y una variedad de condiciones adicionales que acortaron la esperanza de vida. En la época del imperio romano, cerca de un tercio de los nacidos morían antes de cumplir un año, y la mitad antes de los 10 años. Después de esa edad, los años de vida se incrementaban de manera significativa. (https://tinyurl.com/2x5bsbjc).

En 13 países de América Latina (Chile, Costa Rica, Puerto Rico, Cuba, Ecuador, Venezuela, Paraguay, Colombia, Argentina, Uruguay, México, Nicaragua y Brasil) en los años 50 el promedio de la esperanza de vida fluctuaba entre los 50 y los 60 años; en 2022, o sea 72 años después, la media estaba entre 75 y 80, mientras que para el 2100 esos países estarían alrededor de los 90 años como expectativa de vida (si no se alcanza la inmortalidad antes, como han señalado algunos). (https://tinyurl.com/2n73vm64, https://es.statista.com/). 

No se pueden anticipar todas las consecuencias de vivir como seres inmortales. Alargar la duración de la vida, o alcanzar la eternidad, creará una nueva concepción de lo que es la vida humana y también de la constitución nuestra como seres sociales, lo cual llevará a cambios y efectos impensables en asuntos como el aprendizaje y la formación constante para toda la vida y durante toda ella. La naturaleza del mundo del trabajo resulta impensable, pero efectivamente se creará una nueva concepción del mismo.

En otras cuestiones, que con seguridad no tendrán sentido preguntarlas más adelante, se refieren a las evidentes las dificultades para mantener el medio ambiente, la habitabilidad de los conglomerados humanos, preservación de los ecosistemas para sustentar a personas que vivirán por siempre; es claro que no habrá algo llamado jubilación (¿a partir de qué edad?) ni seguridad social. Cabe la pena auscultar si, antes seres eternos, los jueces emitirán sentencias de cadena perpetua; se puede conjeturar sobre cómo mantener relaciones de amistad o conyugales de manera eterna, a qué edad se tendrán los hijos (¿a los, 300 u 800 años?), o si estos los crearán y criarán las máquinas más inteligentes (¿y más afectivas que los humanos?). El viejo, y vigoroso, Matusalén concibió a su hijo Lamec a la edad de 187 años.

También cabe indagar cómo planear la vida para eventos que los humanos realizarían seis u ocho centurias más adelante, si será posible olvidar y recordar de manera autónoma o si se dependerá de la dominación en que nos tendrán, como cíborgs (organismos cibernéticos), las máquinas autónomas más inteligentes que los humanos. ¿Más bien, serán las máquinas las que alcancen la eternidad? ¿Será, como describió el pobre Plinio el Viejo, que los muy viejos se suicidarán por aburrimiento? ¿O serán mil o más años de soledad, de guerras, de aflicción, o de paz y felicidad?

Inquietudes más de fondo son si se tendrá moral y ética, si existirá la familia, la sociedad, los Estados y las naciones, y qué será de la cultura. Y en más crucial: ¿existirá la condición humana, una humanidad?

Venki Ramakrishnan, premio Nobel de Química en 2009, ha señalado que no hay ley física ni química que diga que la muerte debe ocurrir en un tiempo fijo. Agregó que si bien la inmortalidad, o vivir mucho más largo tiempo, es posible teóricamente por medio de la ciencia, conviene preguntar si vale la pena realizar ese esfuerzo. (https://tinyurl.com/y733cw2z).

En muchas religiones la vida eterna la tiene el alma después de la muerte. La conciencia de que se morirá es la base de la creencia en la inmortalidad en el más allá.

Señalarán algunos que estamos en presencia del mismo demonio, otra vez, con la misma tentación que llevó al pecado original de nuestra pareja primigenia, Adán y Eva, quienes pretendieron ser inmortales y tener la suprema sapiencia del Creador. Como dijo el Nobel Ramakrishnan, ¿valdrá la pena intentarlo?

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