Niños, Jóvenes y Adultos Requieren Formación Continua en Valores
Niños, Jóvenes y Adultos Requieren Formación
Continua en Valores
Enrique E. Batista J., Ph. D.
https://paideianueva.blogspot.com/
«La
educación sin valores, por más útil que nos pueda parecer, sólo hace
del hombre un demonio más inteligente». C.
S. Lewis
El género
literario de la fábula tiene su origen en Esopo y en Fedro, uno de sus
discípulos más sobresalientes; género que también ha sido cultivado por filósofos, pedagogos y escritores de novelas y
cuentos. Todos lo han usado como una manera de comunicar sentimientos, de
caracterizar ciertos comportamientos
deseables e indeseables, de comunicar la
esencia social y humana de los hombres y la necesidad de emplear la
inteligencia para comprender el mundo y vivir sanamente en sociedad regidos por
las buenas costumbres. Con frecuencia ha
tenido una intención
moralizante. Si bien Esopo y Fedro
retratan facetas de la vida y de diversas
costumbres de los seres humanos, hay autores en los que se observa o infiere la
crítica política, la sorna y la sátira
frente a gobernantes y personas. Como resultado de su efectividad,
la fábula ha sido empleada en las
escuelas por muchos siglos como textos formativos en valores, urbanidad y, en
general, para promover formas de buen comportamiento en sociedad.
A partir
de la influencia de los dos cultores iniciales de la fábula, Esopo (en la antigua
Grecia) y Fedro (en el imperio romano), surgieron fabulistas como Félix María Samaniego, Tomás
de Iriarte, Jean de La Fontaine, Rafael Pombo, Jairo Aníbal Niño, Gabriela
Mistral y David Sánchez Juliao, entre muchos otros. Ellos han escrito, además de fábulas, obras literarias de
los más diversos géneros: comedias, sátiras, ética para niños, villancicos,
prédicas, proclamas, adagios, máximas,
dilemas, cuentos, relatos orales,
refranes, leyendas, mitos,
sermones, oraciones y canciones.
Toda esta variedad de producción literaria puede contribuir a los procesos de formación
en valores tanto de los niños y jóvenes como de los adultos. Los adultos educan o mal educan con el ejemplo,
por lo que requieren conciencia plena de los valores que ellos representan y
formación continuada en los mismos, en la medida en que serán espejos en el que
los más pequeños se verán reflejados.
Al emplear
las fábulas es importante que se considere que no son escritas sólo para la
entretención momentánea, sino que tienen una intención formativa vital y para
toda la vida, más allá del momento en que se lee o escucha. En la intención del
proceso formativo, tanto en el hogar
como en la escuela, el niño o joven es invitado a que reflexione, haga
preguntas, encuentre y relate ejemplos
parecidos en la vida diaria; debe ser orientado a que perciban la significación que el relato
con su moraleja tiene para su vida y
para la de los demás; ellos deben ser estimulados a indagar por la intención
que tiene el autor con la moraleja propuesta. De cada fábula o relato se pueden
extraer más de una moraleja. De otra parte, como elemento sustancial, el niño o el joven debe ser estimulado a que entienda
el significado de sustantivos y expresiones abstractas que se subyacen a los valores
tales como justicia, libertad, ciudadanía, ética y moral, responsabilidad, tolerancia,
prudencia, diálogo constructivo, equidad e igualdad, lealtad, perseverancia, honestidad,
solidaridad, deber, derecho, Estado de Derecho
y derechos humanos, biodiversidad y extinción, calentamiento global y
cambio climático, diferencias culturales, étnicas y de sexos, símbolos patrios,
autoridad y amistad. Las fábulas pueden permitir un aprendizaje activo, así
como estimular altos logros cognitivos y afectivos como la imaginación y la
creatividad.
Una lista
amplia de textos para el aprendizaje de
estos valores se encuentra en: https://rb.gy/pudnvw. En el
siguiente enlace el lector encuentra un conjunto de fábulas de Samaniego que
pueden ser empleadas en procesos formativos en el hogar y en la escuela: https://rb.gy/noorne.
Se escucha
que niños y jóvenes no saben de valores. No saben o no los aplican porque se ha
descuidado su enseñanza de manera sistemática y continua y, también, porque
muchos adultos los han olvidado, no los practican o tienen comportamiento que
son contravalores, o porque, como se ha
reconocido muy recientemente, hay una competencia formativa que se expresa en los
efectos dañinos que en niños y jóvenes tienen
algunas redes sociales. Una ventaja que puede tomarse como saludable y oportuna
es la existencia, con acceso libre en la Web, de una gran cantidad de recursos,
para la formación en valores y para
lograr que los hijos y alumnos sean
personas de bien, le hagan bien a la
humanidad en estos tiempos azarosos y difíciles para ellos, para que conozcan y
ejerzan sus deberes y sus derechos para el
cuidado de los ecosistemas y la lucha contra el cambio climático que afecta y
perturbará sus vidas por décadas, la necesidad de combatir con firmeza la
corrupción y los distintos esfuerzos y vertientes para anular la democracia
participativa y el pleno goce de los derechos humanos de las muy distintas
categorías que existen hoy.
Cuando en
el Objetivo 4 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible se fija la meta
de «Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover
oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos», esa
educación será de calidad si se garantiza
a los educandos el derecho a ser
formados en los valores esenciales de la cultura para la sana convivencia, el
bien personal y el bienestar colectivo. Sin una sólida formación en valores no
habrá sostenibilidad ambiental, ni sostenibilidad social, económica o de la democracia. No habrá garantía de progreso sostenible para todos.
Las
moralejas para jóvenes ofrecen oportunidades para la necesaria formación en valores a lo
largo de la vida. Más allá de la niñez se tienen otras visiones de sí mismos,
del mundo y de la sociedad. Las
moralejas son un recurso valioso para la formación en el desarrollo pleno y
sano de la personalidad y para forjar la identidad nacional y cultural. Son
ellas, además, una oportunidad adicional para reforzar las habilidades en la
lectura y la adquisición del conjunto de
habilidades socioemocionales necesarias para su vida escolar y, en el
futuro cercano, para su desempeño laboral.
En las
siguientes cinco fábulas se expresan
moralejas para adolescentes (y con seguridad también para los mayores): 1. El
Viejo Perro Cazador: Respeto, buen trato, amor y calidad de vida que
merecen las personas mayores. 2. Los Seis Sabios Ciegos y el Elefante:
Es necesario respetar la percepción de los demás sobre una misma situación,
pueden ser distintas pero válidas. No hay realidades absolutas, sólo
perspectivas distintas. 3. El Fantasma: La inteligencia y la astucia
ayudan a conseguir las metas, pero la codicia y la avaricia conducen a perder el control de nuestras acciones y a
ser controlados por otros aún sin saberlo. 4. Las Dos Cabras: La
terquedad, obstinación y falta de
cooperación nos impiden gozar los momentos felices de la vida. 5. El Cántaro
Agujereado: Cada ser humano tiene habilidades y cualidades para ser exitoso;
lo que algunos valoran como defecto para
los demás puede ser una virtud. (Los textos completos de estas cinco fábulas el
lector los encuentra aquí: https://rb.gy/gdh9fj).
Desde sus
orígenes las fábulas fueron pensadas para todos, no sólo para los niños. Existen
fábulas especialmente diseñadas para adultos con la intención explícita de
enseñarles a ellos valores humanos y entendimiento de reglas sociales y de
urbanidad, ante cuyas ausencias se acaba con frecuencia en incomprensiones,
malentendidos, disputas y variedad de conflictos.
En el siguiente enlace hay 20 fábulas
y cuentos cortos completos para adultos
con sus respectivas intenciones formativas. Entre ellas: El hombre entre dos
edades: No te fíes de las apariencias ni dejes que otros
quieran gobernarte; La anciana que buscaba una aguja: Sé inteligente y
no busques la felicidad fuera de sí, sino dentro; El Obsequio de las palomas:
Muchas veces creemos hacer el bien a alguien cuando en realidad lo estamos
hiriendo; La cuerda de la vida: Tal vez la cuerda que piensas que te
sostiene, te impide vivir; El castigo del caballo: Se consigue más con
empatía que con imposición. (https://rb.gy/73lpuf).
El
derecho al libre desarrollo pleno y sano de la personalidad tiene
como criterio y base insustituible la formación en los valores perennes y los
de nueva generación; formación que se manifiesta con la introyección de ellos como rasgos indelebles del carácter
e identidad propia y por la aplicación en
la propia vida, en las relaciones sociales
con los demás y con la naturaleza. Sin esa base irremplazable, prima la
confusión, la identidad difusa y la desertificación afectiva con las graves
consecuencias que esta acarrea.
Tenemos
todos a disposición muchísimos recursos para una continuada y firme formación
en valores. Están todos a nuestro alcance como lo está la felicidad, la
convivencia y la paz. Así, con Albert Einstein
podemos afirmar: «Procure no ser un hombre con éxito, sino un hombre con
valores» y con John Kerry: «Los valores no son simplemente palabras, los
valores son por lo que vivimos. Son las causas por las que defendemos y por lo
que lucha la gente».
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