Conciencia y Metacognición para Aprender

 

Conciencia y Metacognición para Aprender

Enrique E. Batista J., Ph. D.

https://paideianueva.blogspot.com/

 

La conciencia de saber aprender y de cómo lograr más y mejores aprendizajes es la metacognición; ese es un mecanismo cognitivo esencial y necesario para alcanzar sólidos conocimientos mediante el control de los procesos cognitivos, emocionales y motivacionales.

El aprendizaje automático, sin conciencia, sólo es posible en el campo informático. Ahí, como parte determinante de la inteligencia artificial, con la creación de redes neuronales digitales y el empleo de inmensa cantidad de datos,  los sistemas informáticos aprenden y mejoran constantemente con autonomía y reducida intervención de los humanos. 

Pero los humanos no aprenden de modo automático. Aprender de modo automático sería el comienzo de la pérdida del constante desarrollo de las complejas funciones cerebrales, quedando todos los humanos reducidos a la condición de aprender lo que desde afuera, con complejos algoritmos, penetren de modo abusivo el cerebro de cada persona. Esto equivaldría a la negación de la conciencia humana para aprender; implicaría la pérdida de la libertad para pensar y crear, y también el menoscabo de la autonomía cognitiva para seleccionar aquellos elementos o contenidos que requieran ser aprendidos. 

Perder la autonomía cognitiva crearía una condición en donde la educación cedería todos sus espacios al adiestramiento o el amaestramiento, eliminaría la creatividad y las construcciones alternativas de concepciones del mundo, de la naturaleza humana y de la sociedad. Tal pérdida instituiría procesos formativos estandarizados, anulando la potestad, la voluntad y el deseo innato de aprender con libertad; conllevaría la negación del libre albedrío, a la anulación de la necesaria comunicación entre humanos y al fin del conocimiento adquirido y libremente construido y comunicado. Se anularía por siempre la condición humana de aprender con conciencia. (https://tinyurl.com/mtwmstxa). Por ello, es imprescindible rescatar, como principio, el aprendizaje con conciencia para generar conocimientos y comprensiones de los dominios social, natural y psicológico. 

Con todos los riesgos que implicaría,  un chip instalado en el cerebro, o un nanobot recorriendo el cuerpo, tendrían sentido sólo si potencia aún más la capacidad de aprender y de comunicar conocimientos y sentimientos, si mejora la capacidad del libre aprender por aquellas personas que muestran deficiencias heredadas o adquiridas que dificultan sus procesos formativos. En tal caso, existe el riesgo evidente de que el dispositivo digital sea hackeado y la persona quede sujeta a manipulación, extorsión o al secuestro del cerebro con implantación en el mismo de recuerdos de experiencias que no ha vivido, de sentimientos que no ha albergado,  olvido de lo aprendido (como si se borrase un disco duro), o compelido a efectuar ciertas acciones o comportamientos por estar sometido a la merced del hacker. 

La conciencia para aprender es una condición necesaria para el progreso cognitivo y afectivo. Ese es un estado ineludible del ser humano. No hay conocimiento fundado si este no ha sido fruto del esfuerzo consciente de la persona. Ese es el camino conocido, y a veces ignorado, para aprender conceptos, cada vez más complejos, que permitan asimilar explicaciones a diversos fenómenos, comprender teorías, formular hipótesis y distinguir opiniones o falacias de hechos y realidades probadas. 

Así, los humanos aprenden de manera deliberada y con conciencia del proceso de llegar a conocer y a alcanzar comprensiones que se tornen en conocimientos útiles, con valía personal y social. Sólo el aprendizaje alcanzado con deliberada conciencia puede considerarse duradero, los demás serán episodios pasajeros en el cerebro de cada persona.

La conciencia es la vida misma, es esa porción del alma donde reside la espiritualidad de los seres humanos. El aprendizaje con esa conciencia habilita las estrategias que permiten conocer lo verdadero y facilitar la comunicación de lo que se descubre o conoce. Permite el aprendizaje consciente la declaración de conocimientos liberadores de todas las clases de oscurantismo, lo cual se alcanza por medio de la distinción entre lo verdadero y lo aparente, entre lo claramente fundado y la falacia o los engaños. 

O sea,  que con el conocimiento a conciencia se crea la liberación de las ataduras de diversas clases que someten a un sinnúmero de personas alejado de procesos formativos apropiados. La ausencia de conciencia para comprender y conocer a planitud la variedad de fenómenos y hechos naturales, sociales y personales, permite la cooptación de muchos para ser serviles de torcidos intereses, entre ellos los mercantiles e ideológicos, con la consecuente humillación, subordinación y manipulación mental; ya cooptados acaban como seres compelidos a comportamientos sin conciencia moral sobre la conveniencia, bondad o maldad de determinados comportamientos humanos.

Aprender con la conciencia, es así un proceso liberador del potencial de cada uno para conocer y amar. Por ello, se proclama que cada ser humano debe aprender, desde la escuela, a controlar sus propios procesos de aprendizaje y a dirigirlos con autonomía para alcanzar conocimientos que le faciliten comunicación fluida y sana con sus congéneres. 

El principio del aprendizaje con conciencia, de manera autónoma, se aleja de cualquier miramiento que lo considere como un proceso automático, que se da sin esfuerzo, que es instintivo e irreflexivo, producido por una especie de magia ilusionista, como la de Houdini, que tendrían los maestros. Conviene enfatizar que el aprendizaje con conciencia y el control de los propios procesos de aprendizaje constituyen metas cruciales para alcanzar una formación escolar exitosa. 

Un logro fundamental en la formación de los alumnos,  y un criterio importante de pertinencia y calidad de los procesos educativos, es la capacidad que ellos adquieren sobre cómo se aprende. Es bien reconocido que el estudiante que tiene control activo y conciencia sobre su propio aprendizaje desarrolla actitud y estrategias sólidas para enfrentar las complejidades de los nuevos contenidos, los nuevos conocimientos y las habilidades cognitivas, emocionales y sociales que debe desarrollar. 

Como se anotó arriba, aquellos procesos mediante los cuales un alumno conoce, razona y tiene conciencia sobre su propio aprendizaje se denomina «metacognición». Cuando se es consciente de los procesos metacognitivos, el alumno tiene una probabilidad mucho más alta de alcanzar logros formativos de mucho más alto nivel. La metacognición es la conciencia de los propios procesos de aprendizaje y los modos en que puede ser optimizado. Los desarrollos en las neurociencias indican que este proceso permite a las personas guiar y controlar las emociones, mantener la concentración y focalizar los esfuerzos para alcanzar las metas formativas escolares.  

Desde las neurociencias también se indica que la conciencia se asocia a la metacognición como proceso intencionado cuando se aborda una determinada tarea o reto de aprendizaje. La conciencia metacognitiva implica la comprensión de las habilidades propias, para enfrentar con éxito la diversidad de tareas, mediante trabajo individual y en colaboración con los maestros, otros estudiantes o personas.  (https://tinyurl.com/5a25zntb). 

Entonces, con iteración, el estudiante debe desarrollar la habilidad metacognitiva. Aprender con conciencia es un deber y también una dicha. Él entenderá que no basta tomar notas para un examen, sino que aprenderá con mayor eficiencia y efectividad si conoce cómo es su propio proceso de aprendizaje y lo interioriza para asumir el control del mismo. Una de las consecuencias positivas es el incremento en la motivación y el aumento del deseo de alcanzar superiores logros más rápido y con mayor satisfacción personal.

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