Recreación y Deporte Para el Bienestar Social, Emocional y Físico de Niños y Jóvenes
Recreación
y Deporte Para el Bienestar Social, Emocional y Físico de Niños y Jóvenes
Enrique
E. Batista J., Ph. D.
https://paideianueva.blogspot.com/
Los importantes valores asociados a la práctica de los
deportes y de otros medios de recreación están en riesgo de ser anulados por
una serie de antivalores que se muestran de modo continuo.
Desde muchos
años atrás, ha sido de muy alta
preocupación alrededor del mundo los
hechos impetuosos que se expresan en los eventos deportivos, en donde la violencia misma violenta altos valores
humanos y aleja la opción del sano disfrute que debe tenerse alrededor de las
prácticas deportivas. Muchos escenarios están marcados en las mentes de los
ciudadanos como lugares prohibidos para
el goce familiar o el sano esparcimiento
de los niños, a quienes se le da ejemplos impropios, contrarios a los fines e ideales
para que ellos crezcan en armonía, disfruten y reconozcan el valor de la
actividad física en general, la cual se plasma en un uso apropiado del tiempo libre, en la recreación, en el deporte recreativo y
en el de la alta competencia.
El
movimiento es la vida. Cuando cesa el movimiento,
ella se acaba. Los seres humanos y los animales existen con locomoción, precisan
del movimiento para asegurar la existencia. El humano es un ser lúdico, un «hominis ludis».
Una de las
manifestaciones del movimiento es el juego, y con éste y la recreación. Actividades que se observan también
en los cachorros de variadas especies que juegan mientras ejercitan sus
músculos y se preparan para enfrentar los diversos retos en la vida que exigirán
que sus músculos estén debidamente fortalecidos. Pero también a partir de esos
juegos construyen sus comunidades y, en muchos casos, son la base para el
establecimiento de jerarquías en donde los más fuertes sobreviven, mientras que
los débiles físicamente sucumben. Entre los humanos, con estos últimos, existen
los sentimientos de misericordia, compasión, solidaridad y el ejercicio supremo
de la educación para asegurar que todos desarrollen oportunidades para tener una vida
sana y próspera.
Desde los
tiempos más remotos de la humanidad,
mediante una variedad de manifestaciones
de fortaleza muscular o mental, surgió la recreación, luego consolidada como deportes.
Estos no tuvieron en sus comienzos un carácter competitivo dentro del
grupo y menos de enfrentamientos con
otros clanes o grupos sociales.
En algunas
culturas los juegos formaron parte de rituales religiosos, que en varias de
ellas acababan con sacrificios cruentos de los jugadores ante los dioses, tal
como ocurría en el juego de la pelota entre los aztecas. En todos los
conglomerados humanos, siempre existieron las audiencias, los espectadores, que
concurrían alrededor de los jugadores con el fin de dar preeminencia a los
eventos, resaltar a los virtuosos y con
ellos tener gratas experiencias recreativas
estimulando el desempeño de aquellos que eran sus favoritos. Así, desde sus
comienzos, la práctica deportiva ha sido una actividad social, un modo de acentuar
lazos sociales dentro de sus
comunidades. No existe el deporte modo individual, ya que asume la existencia de muchos otros con quien
compartir o competir.
Por su
facilidad de elaboración, abundante disponibilidad en la naturaleza y por ser fáciles de llevar, lanzar, patear o de circular, en los juegos deportivos ha
predominado desde el comienzo la pelota como
equipamiento central. Con el
correr de los tiempos , dados algunos desarrollos en la aleación de metales,
surgieron deportes con armas, como el caso de los espadachines o las justas entre caballeros de la Edad Media
protegidos por cotas de malla. La elegancia y belleza de la esgrima es una
recordación de ello. Antes del empleo de las pelotas, predominó la demostración de la fuerza física
en carreras o en la lucha cuerpo a
cuerpo entre contrincantes, presentes hoy en muchas de las expresiones del
deporte competitivo. La fortaleza mental también es reconocida como modo de
recreación y deporte competitivo, tal como se hace con el ajedrez.
Ganar en
justas o juegos convertía a los ganadores en héroes reconocidos en sus
respectivas comunidades. Conocido es que los griegos antiguos organizaron juegos con carácter competitivo para reconocer a aquellos de podían ir «más rápido, más alto y más
fuerte», según la expresión y lema de los Juegos Olímpicos de era moderna.
A
comienzos de la era cristiana adquirió
fuerza de valor la locución «mente
sana en cuerpo sano», para resaltar
el necesario equilibrio entre lo
corpóreo y la mente y el reconocimiento de
que el triunfo se alcanza entre los humanos más con la fortaleza mental que con los músculos, lo cual configuró uno de los fundamentos
esenciales de la práctica deportiva. Con
el correr de los años, los deportes
empezaron a ser reglamentados y a estandarizar
sus prácticas para evitar ventajas innecesarias de algunos. Precisamente, por
ello, todo deporte es reglado y está
acompañado de un conjunto de valores que se expresan en las mismas reglas
fijadas.
Los niños
por instinto, o por herencia cultural, son «puer ludens», juegan. Lo que es parte de su dotación para formarse
como humanos y para su integración a la familia y a las comunidades más amplias en
las que vivirán. Sobre ese sustrato cabe, tanto en el hogar como en la escuela, el aprendizaje del uso creativo del tiempo
libre, de las actividades de recreación
y de la práctica deportiva, elementos necesarios y fundamentales para el progreso intelectual, social,
afectivo y del desarrollo de la motricidad.
Una
escuela sin juegos, sin espacio para la recreación , es escuela sin movimiento y, por lo tanto, muerta, sin vida.
La recreación, el uso del tiempo libre y la práctica deportiva contribuyen a dar
sentido a la escuela. La participación en actividades físicas, por
razones obvias, deben realizarse con adecuada guía y supervisión para la
adecuada formación en los valores que ellas encarnan, evitar lesiones, pero
también posibles conflictos entre alumnos o participantes.
En las escuelas existe un proceso formativo, denominado
usualmente como curso de «Educación Física», el cual es considerado, en
el papel, como área fundamental y obligatoria, aunque con frecuencia, en la
práctica, es considerada como una actividad
formativa secundaria y con algún sentido amplio de minusvalía frente a campos
formativos como en las ciencias y las tecnologías.
A esta impropiedad se agrega la ausencia de
maestros debidamente cualificados para educar a los alumnos en lo físico
(de ahí, la denominación de «Educación Física»), en el cuidado de la
salud y en las diversas manifestaciones de la actividad física para crecer y vivir
saludable y con gozo. Es notoria, así mismo, la carencia de los espacios, recursos y medios en los ambientes escolares
para alcanzar el pleno desarrollo físico, mental y social mediante la
recreación y el deporte.
Se desconoce así la importancia de la salud física y
mental. Por ello, siempre conviene retomar el dictum de «Mente Sana En
Cuerpo Sano». Si la escuela abandona la formación en la salud y en el sano
disfrute de la vida, está sacrificando
uno de sus valores fundamentales: formar personas con sólido crecimiento emocional y físico y con un conjunto esencial
de conocimientos, actitudes y valores sobre el cuidado del cuerpo; o sea la salud
física, social y mental. Bien se ha indicado, desde la perspectiva del deporte,
aplicable a otras formas de recreación y uso adecuado del tiempo libre, que: «El deporte
no solo es un asunto de salud, también es una herramienta efectiva en la
educación de los niños, pues a través de él se fomentan valores y habilidades
de manera sana y divertida la activación de todas las funciones cerebrales que
son indispensables para su desarrollo cognitivo general». Los
principales beneficios del deporte se resumen en estos tres: Disfrutarlo,
aprender con él y mejorar personalmente
como individuo, más allá de las habilidades atléticas. (https://t.ly/t5g4b, https://t.ly/v_ALF, https://t.ly/C65tl).
Es por
todos conocido que la práctica guiada y cuidada de un deporte y de las variadas actividades físicas es beneficiosa para la
salud, porque facilita la integración de los aspectos social, emocional y
físico, indispensables para el bienestar humano. Se desarrollan, así mismo, la disciplina, el compromiso personal, el
trabajo en equipo, el sentido de pertenencia, la tolerancia a la frustración, la
responsabilidad frente al equipo; se reducen los riesgos de enfermedades
cardiovasculares, del sedentarismo y de la obesidad; se disminuyen los niveles
de estrés, y se fortalece el sistema inmunológico. A todos estos, se suman la formación en los
valores del respeto, la tolerancia, el rechazo a la violencia en cualesquiera
de sus formas y a las distintas formas de discriminación, (https://t.ly/ljb7g, https://t.ly/PcGvu). En el fondo: juego limpio, práctica
deportiva sana, preservación y fomento de los valores que encarna la sana
recreación y la práctica deportiva, lejos de la violencia, del triunfo a toda
costa, de las apuestas ilegales, de los arreglos de partidos y demás
comportamientos que, como antivalores, evitan que disfrutemos todos una vida llena
de sanas emociones y de ricos y dulces momentos.
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