Formar y Aprender con el Uso Consciente y Reflexivo de las Tecnologías Digitales

 

Formar y Aprender con el Uso Consciente  y  Reflexivo de las Tecnologías Digitales

 Enrique E. Batista J., Ph. D.

https://paideianueva.blogspot.com/

 Es prioritario hoy la consolidación de procesos educativos para aprender los beneficios y ventajas que se han tenido con los desarrollos tecnológicos en el pasado y en el presente; aprender a reconocer los riesgos que el empleo malicioso de algunas de ellas han causado, causan y podrán causar a los humanos. Aprender que los humanos asumimos control de las tecnologías en sus diversas aplicaciones y no  que ellas asuman el control  de las decisiones nuestras; decisiones que deben ser conscientes; aprender que hoy el empleo de algunas tecnologías crea confusos y hasta angustiantes problemas éticos. Aprender que muchas de las tecnologías administradas por dueños de  muy diversas plataformas  digitales están causando intensos daños de variada índole a niños y adolescentes.

Aprender que  tiene que ser  creadas y empleadas  primordialmente para el bien común y no para volver, en un par de quinquenios,  superricos a los que inventan una nueva herramienta de negocio con las que logran billones de dólares de ganancia año tras año. Aprender para entender que cada época caracterizada por una revolución tecnológica  crea cambios en la naturaleza del trabajo que,  a la vez que genera desempleo, crean muchos nuevos. Aprender que los avances tecnológicos cambian los modos en que interactuamos, accedemos a información,   marcan qué consumimos,  cómo nos comunicamos  y que es necesario conocer.  Aprender, además,  que tales avances  crean desafíos morales y dilemas éticos  y hasta cambian la concepción misma de lo que somos como especie humana, creando una nueva forma de identidad antropológica. (https://rb.gy/jfsfksSchwap).

La meta formativa principal frente a las diversas tecnologías consiste en  comprenderlas, mediante procesos de validación solidaria social,  para optimizar  los beneficios que ellas generan, reconocer y excluir  el empleo equivocado de ellas y la manipulación y daño que, de modo inocente, se hace a muchos que las emplean. El propósito central será  la formación de ciudadanos con autonomía cognitiva y moral frente a las avasallantes estrategias de enriquecimiento, sin consideración por daños y perjuicios que provocan o  inducen  con sus plataformas y con  un poder incontrolable que nadie les ha dado, una veintena de grandes empresas tecnológicas en el mundo como: Meta (Facebook), Alphabet (Google), Alibaba, Tesla, Amazon, Microsoft y Apple, entre otras.

La educación es formación: Formar es dar cuerpo (multiforme, más no uniforme) a los seres humanos para que logren un desarrollo pleno: social, biológico, intelectual,  moral y psicológico. Así, se trata de formación en el carácter y  la personalidad, con sus componentes de  cognición, actitudes, valores y afectos. Por ello, de modo invariable, los procesos sociales  para la formación de niños y jóvenes necesariamente involucran la formación moral y ética, a las buenas y sanas costumbres. Por virtud de ese hecho, las metas formativas educativas siempre envuelven a un conjunto de valores universales, los que  se plasman en reglas y consideraciones morales y éticas. No son concebibles modelos y procesos educativos considerados apropiados y de calidad  si no promueven y valoran de manera esencial la consolidación de seres morales y éticos, lo cual se constituye en la base fundamental, como se ha indicado,  de la meta suprema del desarrollo pleno y sano de la personalidad de cada individuo con  capacidad para vivir como persona que, con gozo y alegría, trabaja de manera conjunta y solidaria para alcanzar el progreso colectivo, la felicidad y una vida digna de todos en la comunidad.

Para alcanzar las  altas metas formativas de los procesos educativos,  es preciso poner en un claro contexto la valía que tienen distintos desarrollos tecnológicos, que irrumpen y transforman el diario vivir de las personas, en  las estrategias de enseñanza y aprendizaje en las escuelas y en el conjunto de los procesos formativos, formales e informales, a lo largo de toda la vida. 

Se ha resaltado reiteradamente que los avances tecnológicos son productos de la madurez del espíritu humano para crear, innovar y transformar con artefactos y  diversa variedad de herramientas, descubrimientos e inventos, con la intención expresa de mejorar la  condiciones de vida y promover el progreso de todos en los  diversos conjuntos sociales.

No cabe en un comportamiento juicioso frente  a los avances tecnológicos, el endiosamiento en sacros  altares de nuevos dioses digitales, como tampoco cabe  la satanización,   sin juicio  y con condena, de los mismos.  Han existido y existen aquellos, a los que de por sí, sin más miramientos y por su propia subjetividad,  condenan la aparición de sucesivas herramientas tecnológicas.

A pesar de evidente razones de conveniencia social y humana, en general, ha ocurrido que  ante los deslumbrantes que resultan algunos avances, gobernantes, grupos que profesan alguna fe religiosas y sectores sociales diversos se opongan a la incorporación de los beneficios de los avances tecnológicos con variedad de  argumentos insostenible. Existen hoy  grupos sociales que se oponen a que sus hijos, de la más tierna edad,  sean vacunados contra conocidas enfermedades, o  nieguen la transfusión de sangre a un ser querido, aunque sea la única opción de salvar una vida.

Hace unos años Umberto Eco rememoró que  el faraón se opuso al invento de la escritura porque, en su concepto, tal avance dañaría la capacidad de pensar de los seres humanos, cuando ocurrió todo lo contrario: «Según el Faraón, la escritura era peligrosa porque disminuye las energías de la mente al ofrecer a los seres humanos un alma petrificada, una caricatura de la mente, una memoria mineral» (https://rb.gy/lwfkld) .

También se sabe de  la oposición hoy a avances científicos por parte de algunas comunidades  en diversos lugares en el mundo que vetan en las escuelas los  libros que expongan la teoría de la evolución de Darwin porque contradice, en el concepto de ellos, la creación divina directa, tal como se expresa en la Biblia. Se puede recordar el relato del arzobispo británico que excomulgó al tren, porque Dios no había hecho al hombre para avanzar a tan acelerada velocidad  (unos 20 kilómetros por hora) y soportar semejante ruido (en esto último pudo tener algo de razón). También se recuerda la oposición al  uso de la televisión por los efectos negativos que ella podría producir  entre los niños y jóvenes. Como me resaltó un lector mío de Puerto Rico: «A pesar de las prohibiciones y censuras, las tecnologías siempre ganan, porque sus ventajas y beneficios superan con creces a sus efectos negativos».

Contrario a ese tipo de tendencias,  es importante recalcar que  corresponde a los procesos educativos enfatizar la formación en autonomía cognitiva y moral para que  todos, entre todos,  puedan discernir con precisión de conveniencia  entre lo bueno y lo malo, lo beneficioso y lo maligno.

En los procesos formativos hoy  se pueden  incorporar los distintos avances tecnológicos para aprender más, mejor y más rápidamente. En la revolución informática en la que estamos inmersos hoy nos corresponde formar en  las ventajas que ofrecen distintos desarrollos digitales y, como parte explícita del proceso educativo, es muy importante formar en los riesgos, que abundan en ellos. No cabe una oposición a ciegas  sobre el empleo de las mismas en campos como la medicina, la educación, el mejoramiento a ambiental y la producción agrícola, entre otros. Si bien no puede concebirse que la maldad está inmersa, de por sí, en los avances tecnológicos, muchos de los usos que se hacen de ellos no están exentos de intencionalidad proterva.

 

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