El Aprendizaje de una Segunda Lengua: Necesario y Esencial para la Competitividad y el Progreso Colectivo
El
Aprendizaje de una Segunda Lengua: Necesario y Esencial para la Competitividad
y el Progreso Colectivo
Enrique
E. Batista J., Ph. D.
A pesar de que el aprendizaje de una segunda
lengua (usualmente el inglés que es la “lingua franca”) es una
asignatura obligatoria desde primaria
hasta varios semestres en la universidad, el desempeño de los ciudadanos es muy
bajo en toda la América Latina y en España.
Los esfuerzos por mejorar no
han fructificado. De ahí surge la
enumeración de efectos negativos que esa carencia tiene en campos como la
competitividad, el crecimiento del producto interno bruto, la creación de
emprendimientos innovadores y en la producción científica y tecnológica nacional.
Más otros efectos negativos discernibles como: fuerza laboral con debilidades
en la cualificación, negativos impactos en los ingresos salariales, pérdida de la
calidad y pertinencia de la educación, pérdida de oportunidades
laborales y educativas y las limitaciones que se generan para todas las industrias
incluidas la del turismo.
Múltiples son los factores que concurren en
las explicaciones. Uno de ellos son los métodos de enseñanza. Cuando se enfatiza
la traducción se mantiene el foco en la lengua nativa y no en la habilidad para
comunicarse en la lengua extranjera. Se trata de hablar en ese otro idioma, “hablarlo”,
por eso se llama una “lengua” la que se aprende para una comunicación
ágil y efectiva, no para traducirla. La traducción hoy se hace, con creciente
precisión, usando una variedad amplia de software gratuitos. Otro factor
explicativo es que no sólo es una asignatura más, la que debe ser aprobada de
cualquier manera, sino que es erróneamente enseñada por grados escolares en
lugar de por niveles de habilidades comunicativas. No se fijan metas de
progreso a cada estudiante ni se da cabida a la aplicación del bien sabido principio pedagógico
de que es necesario individualizar los procesos formativos. Otro factor limitante ha sido el intento de formar en una
segunda lengua con carencia de los medios didácticos y tecnológicos adecuados.
Ha sido obvia, así mismo, la carencia de
suficiente número de maestros debidamente formados. Muchos de los maestros que
enseñan una lengua extranjera tienen un bajísimo nivel en el idioma mientras
que a un número considerable de ellos se le asignan los cursos de idiomas para
completar su carga laboral. Por ello, se encuentra que un porcentaje no
despreciable de maestros a duras penas alcanza los niveles esperados
para sus alumnos o incluso tienen niveles más bajos que varios o muchos de ellos.
También se da el hecho de que el español es
una lengua muy generalizada en el mundo y que nuestros países vecinos lo hablan,
razón que ha llevado a disminuir la presión para aprender una segunda lengua,
presión que sí la tienen los habitantes de los países en donde sus respectivos idiomas
sólo lo hablan ellos. Por ejemplo, con el número de habitantes en millones
entre paréntesis, Suecia (10.3), Dinamarca (5.8), Países Bajos (17.3),
Finlandia (5.5), e Islandia con sólo 350.000 habitantes. En cada uno de esos países
desde de tiempo atrás la exposición y uso de la “lingua franca” se volvió
una necesidad más que imperiosa para comunicarse
con el resto el mundo. A todo lo
anterior se agrega que el modelo de desarrollo comercial e
industrial “hacia adentro”, de la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe - CEPAL
prevaleció por mucho tiempo, sin expectativas fuertes de comercio internacional y de
intercambio cultural con países no hispano hablantes, reduciéndose por años la
presión para el necesario aprendizaje de
una lengua extranjera.
Igualmente,
ha sido un factor coadyuvante el hecho de que con base en la población que
tiene su propia lengua como nativa, el español es la segunda más hablada con
aproximadamente 480 millones de personas, después del chino mandarín y del
inglés que tiene cerca de 360 millones de hablantes nativos. Se resalta que el inglés no es el idioma oficial de los
Estados Unidos, país que no ha establecido uno como tal. En esa nación hay
cerca de 60 millones de hispanos que hablan el español, lo que equivale a la
población de Perú y Venezuela juntos.
Después de las guerras mundiales los países de
Europa empezaron un proceso de consolidación de una Unión, la cual se consolidó
en 1993 con el Tratado de la Unión Europea o Tratado
de Maastricht. Hoy 27 países forman esa Unión.
Con la clara intención de tener una Unión
Europea sólida y competitiva, consolidar los recursos humanos necesarios
para sus sectores productivos y mejorar los niveles de vida de su población, en la Unión se han expedido “Marcos
Comunes” para la cualificación de sus ciudadanos. Con el reconocimiento de su multiplicidad lingüística
y de que, para crear y mantener una fuerza laboral competitiva, ellos debían
ser capaces de comunicarse en una lengua
distinta a la nativa, se expidió el Marco
Común Europeo de Referencia para las Lenguas – MCER el cual se ha vuelto un
patrón universal con amplia
aplicación en los criterios de selección en las empresas, en los gobiernos
y en
las universidades.
De hecho, las distintas agencias que aplican pruebas
internacionales de idiomas (por ejemplo, Cambridge English, IELTS y TOEIC),
los Centros de idiomas y los Institutos de lenguas en las universidades presentan
sus resultados usando la clasificación del Marco Europeo de Referencia para las Lenguas –
MCER o expresan sus equivalencias con éste como se
hace con el TOEFL. Los criterios
de este Marco se aplican a muchas
otras lenguas, incluido el español.
Las habilidades comunicativas contempladas en
el Marco se refieren a las cuatro de ellas: Lectura, comprensión
auditiva, expresión oral y escritura. El nivel de habilidad
en cualquier lengua se divide en tres niveles y dos subniveles cada uno: Básico
(A1 y A2), Independiente (B1 y B2) y Competente (C1 y C2), descritos,
de manera general, así:
A1: La
persona entiende y elabora estructuras
básicas oral y por escrito. Puede comunicarse e intercambiar información
de forma sencilla.
A2: En
esta categoría entiende y comunica asuntos sencillos en los ámbitos personal o
profesional y puede expresarse en una conversación en contextos conocidos.
B1: La
persona es capaz de entender, elaborar y comunicar nociones habituales en
asuntos personales o profesionales. Puede expresarse de manera limitada y
manejar información no rutinaria de forma general.
B2:
Quien alcanza este nivel demuestra que es capaz de entender, elaborar y
comunicar nociones complejas personales o profesionales. Se comunica en una variedad de
asuntos y campos diferentes. Entiende las ideas principales en textos complejos, interactúa con fluidez y
espontaneidad con hablantes nativos y puede producir textos claros y explicar sus
puntos de vista.
C1: Con
este nivel la persona tiene la habilidad para una comunicación similar a la de
un hablante nativo. Se expresa de modo adecuado y
con alta eficacia en ambientes sociales
académicos y profesionales diferentes. Reconoce en los textos sentidos implícitos, puede
expresarse con fluidez, producir textos claros bien estructurados y detallados.
C2: Quien demuestra este nivel es capaz de comunicación con las habilidades personales o profesionales iguales a las de un
nativo en la lengua; o sea, que tiene una habilidad comunicativa funcional y
efectiva. Demuestra solvencia para abordar contenidos lingüísticos
de alta exigencia académica o cognitiva y uso de la lengua con altos niveles de
precisión comunicativa. (https://rb.gy/9vgx2d, https://rb.gy/6hzdzl).
Se reitera que estos niveles del Marco
Europeo de Referencia para las Lenguas – MCER se aplican a todas las
lenguas. En los contextos escolares, universitarios y empresariales sirven para
establecer el grado hasta el cual se ha aprendido a manejar un idioma
extranjero. Pero, más importante, es un Marco para transformar las
prácticas de enseñanza de idiomas extranjeros con metodologías apropiadas, con
énfasis en alcanzar una comunicación fluida y efectiva, que no se promueva la
formación por grados escolares sino por
nivel probado de habilidad.
Como requisito coadyuvante e
indispensable para comunicarse con fluidez y precisión en una segunda lengua está
el dominio del español. Su aprendizaje y el de la lengua extranjera no tienen
que ser asignaturas, sino que puede concebirse como un proceso formativo
permanente y continuo articulado de modo transversal alrededor de proyectos interdisciplinarios
dirigidos por maestros con alto dominio de las lenguas y debida cualificación
pedagógica.
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